Texto de R. Muñoz
En noviembre hablábamos de La bailarina, peli sobre la vida de Loïe Fuller, la americana que revolucionó la escena parisina. En el número pasado anunciábamos el estreno de Paula, sobre Paula Modersohn-Becker, gran artista que compartió confidencias con el matrimonio conformado por la artista Clara Westhoff y el poeta Rainer Maria Rilke. Una tienda en París es la novela de Màxim Huerta de la que hablamos en 2014, ahora adaptada al teatro. Nada de lo anterior tiene que ver con el libro de Ainhoa Campos Posada, pero sirve como ejemplo de la fascinación que en la gente produce este periodo.
Breve historia de la Belle Époque es un texto ameno que nos lleva de la mano por la realidad que palpitó en Europa desde finales del siglo xix y hasta el estallido de la Primera Guerra Mundial. Un periodo en el que si tosías en la capital francesa, podías contagiar la tuberculosis a Zola o a Modigliani, a Picasso o a Rimbaud. Descubrimos fascinados cómo la gente iba al teatro y descubría el cine, cómo los espectáculos precisaban de público y de la publicidad magistral de Toulouse-Lautrec.
Pero Ainhoa Campos Posada rebasa lo que forma parte de la memoria colectiva y nos sumerge en un mundo tecnológico, en el que los caballos y los coches se cruzaban por la calle, la arquitectura cambiaba, la industria crecía y la razón se pudría, como bien supieron ver filósofos como Nietzsche. Y la sensación tras la lectura de este libro preciso y entretenido, es que los cambios de los dos últimos siglos se parecen, para bien y para mal.
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Este libro en la edición offline de el ExPERPENTO de junio-julio 2017: