Entrevista de Covadonga Carrasco
Foto de Alba Pujol, cortesía de CULTPROJECT
A finales de 2017 publicamos una entrevista con Carlota Ferrer por Esto no es la casa de Bernarda Alba. Con la edición ya impresa, nos surgió la oportunidad de hablar con Eusebio Poncela, para un número que por diversas cuestiones, no pudimos lanzar. Hace unos meses, volvimos a poner la maquinaria de ExPERPENTO en marcha. Durante este tiempo, Covadonga ha estado pendiente cada día de que surgiera la oportunidad de publicar una de las entrevistas por las que más orgullo sentimos. Y ha llegado, en modo de homenaje al autor granadino que hace 100 años pisó Madrid. Esto no es la Casa de Bernarda Alba estará en la Sala Verde el 3 de mayo de 2019 |
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Me recibe en su camerino, en los Teatros del Canal, en pocos minutos saldrá al escenario para ser Bernarda. Me sorprende su cercanía, su tranquilidad. Está en paz consigo mismo, pero impone por su elegancia en los movimientos y su voz única. Es muy cálido en las distancias cortas. Es un hombre atractivo que no ha perdido ni una pizca de poder de seducción. Conmigo lo consigue sin ningún esfuerzo. Mira a los ojos cuando responde, no se esconde de nada ni de nadie. Habla claro, no tiene motivos para no hacerlo, ni le debe nada a nadie. Es Eusebio Poncela y me deja sin armas, rendida a sus pies.
No te gustan un pelo las entrevistas…
Para nada, lo que no me gustan son los periodistas que no están a lo que están. A mí los periodistas me encantan cuando lo hacen bien, me parecen fantásticos. Tengo el ego muy bien colocado, pero no dislocado. Y como no me callo, pues pasa lo que pasa, tengo esa fama.
Pero eso mismo, no callarte, es tu esencia. Sin eso no serías Eusebio Poncela.
¿Qué? ¿Que hago lo que me sale de los cojones? (Se ríe satisfecho de lo que acaba de decir).
Teníamos muchas, muchas ganas de hablar contigo. Hay dos figuras que probablemente con su sola presencia sean capaces de iluminar cualquier espacio. Una es Núria Espert, la otra eres tú.
Pues de puta madre porque adoro a Núria. Para mí hay una tercera, que acabo de estar con ella, a ver si estás de acuerdo conmigo, Irene Escolar. Le he dicho: “Irene eres una maravilla”. La amo, la adoro.
La última vez que la vi fue en Leyendo a Lorca y me sorprendió su capacidad para cambiar de registro a la misma velocidad que pasaba las páginas del texto en el atril.
Es lo más grande que hay. Si te fijas en las chicas que están ahora dando caña, yo he estado con varias. Bueno, a mí me toca trabajar con todas. Ella tiene algo especial que la destaca por encima de todas.
Pero volvamos a ti. ¿Eres consciente de lo que consigues cuando interpretas?
A veces la inconsciencia está bien. Yo por ejemplo no me veo en las películas. Muchos se encabronan cuando digo esto, pero sabes qué me pasa a mí con eso, que si me observo mucho, como que cuadriculo, no lo puedo evitar.
Ese punto inconsciente y punki que tienes, que te ha dado igual siempre lo de ser políticamente correcto o lo que los demás pudiesen pensar, es lo que te ha llevado a ser muy admirado por un lado, pero por otro maltratado por la industria. Robert De Niro en Estados Unidos es la hostia, y tú que eres lo más de lo más… ¿Qué ha pasado contigo?
Pues nada, ha pasado que no he buscado nada, todo ha sido muy casual conmigo. A mí me ha favorecido personalmente, porque no todo es hacer carrera. Yo no sacrifico tanto, lo hago cuando estoy en ello, pero si no, estoy en otra cosa. Porque hay varias acotaciones, vertientes y áreas en la personalidad de cada uno. Yo soy perezoso, por mucho que luego veas mi currículum y no haya parado de trabajar y sin embargo, considero que esos parones que muchos utilizan para esperar “desesperadamente” a que suene el teléfono, yo los he usado para mandarlo todo a tomar por culo, a viajar, a hacer mi vida y a desarrollarla sin tener en cuenta lo que pasaría después pero, sobre todo, sin echar de menos nada. Quizá ese comportamiento también, esa cosa vehemente de no esperar, al final ha sido justo, porque he hecho lo que me ha salido de los cojones y las películas que he hecho, la mayoría, no he tenido que hacerlo ni por esto, ni por “ostes”, ni por “mostes”. Y ahí están y ahí estarán.
Que podía haber hecho más cosas si hubiera estado en la industria… Eso lo pensaba cuando era más jovencito, cuando tenía ese tipo de ambición que tienes a los veintitantos, que luego afortunadamente desaparece y se convierte en otra cosa. Es que nunca me he sentido identificado con la industria, ni con la madre de la industria, ni con una tía de Alcalá de Henares de la industria. Y con el teatro ha sido más o menos lo mismo, ha sido todo un poco a salto de mata y han sido los creadores como ahora con la “doña”, aquí mi prima (hace referencia a Carlota Ferrer, directora de Esto no es La casa de Bernarda Alba) los que me han buscado para determinadas cosas.
Se habla de lapidación y de pronto ahí la tienes en directo y la gente tiene que apartar la vista. No es que el asunto sea un blandiblú precisamente. Y la actitud de Carlota tampoco es blandiblú, al contrario, mete una tralla al final que no es de este mundo. Es una innovadora.
Bueno, es que eso es otro tema, creo que especialmente en este montaje, Esto no es La casa de Bernarda Alba sí hay un papel que te viene como anillo al dedo es el de Bernarda…
Es un espectáculo. No es solo el texto de Lorca, que tiene unas esposas y un corsé de acero. Ya que estamos hablando de un espectáculo feminista radical, es el momento. Quizá un poco antes no hubiera “colao” y un poco después hubiese estado en desfase. La gente alucina, se pone de pie, quedan “choqueados”. Es una de cal y una de arena, es muy duro el espectáculo. Se habla de lapidación y de pronto ahí la tienes en directo y la gente tiene que apartar la vista. No es que el asunto sea un blandiblú precisamente. Y la actitud de Carlota tampoco es blandiblú, al contrario, mete una tralla al final que no es de este mundo. Es una innovadora.
Una cosa que nadie me va a poner negar a mí nunca es que he sido una persona moderna y lo seré hasta que me muera y es que siempre he estado en créditos un pasito por delante. Por suerte, porque lo he buscado o por el estilo. Y esta ha sido una de ellas. Y como te decía es una innovadora, que ya es mucho decir en el teatro y además tiene una determinación de hierro.
Hace unos años, no sé si lo recuerdas, hubo un laboratorio que hizo un desayuno para presentar un nuevo medicamento que facilitaba notablemente la vida a las personas con VIH, reduciendo el número de comprimidos que debían tomar a diario. Leíste un texto sobrecogedor. Cuando salí de aquel desayuno y después de ver muchas entrevistas tuyas, me da la sensación de que la amistad es de las cosas más importantes que tienes en la vida.
No podría, aunque quisiera, hacerlo de otra manera. No soy traidor. Michi Panero gran amigo, me decía siempre que era leal como un perro. Era un hijo de puta, pero tenía razón. Quizá sea eso, qué sé yo.
Luego siento mucha compasión, empezando por mí. Bueno la compasión es igual, no hay serie A o serie B, me da mucha compasión la gente y si son amigos mucho más. Yo adoro vivir solo, soy un ser solitario, soy misántropo básicamente, pero a veces la soledad si no tienes un buen día, entiéndeme… Y para eso están los amigos. La amistad es fundamental, hay que tener amigos, cuidarlos y manifestar todo el amor que puedas a través de estas personas que pueden ser ocho, diez, doce… Y al resto que le den por el culo. Porque está el patio para eso, para mandar a todo el mundo a tomar por culo.
Volviendo al tema del VIH, en aquel desayuno se hablaba de la evolución para mejorar la calidad de vida de los pacientes. Quizá la cura no llegue nunca porque tal vez no interese a determinados sectores, pero al menos buscan facilitar la vida. ¿Crees que en este país en el que pensamos que hemos evolucionado mucho, en el fondo esa evolución se ha quedado en la superficie? Al final las personas con VIH siguen sin atreverse a decir que son portadores por miedo a ser señalados y lo peor, ser rechazados.
Es superficial, sí. Pero es un poco más amable de lo que era. No es que eso sea gran cosa, pero algo es algo. Algo se evolucionó, pero hay menos estrés en las criaturas que tienen o son diferentes en algo. Esto siempre ha sido un problema en España. Un país de bestias peludas y rabo de toro. Yo detesto la España cañí, puedes decirlo tranquilamente. No la soporto, con lo cual a media España me la paso por el arco del triunfo.
Pero en el punto del que hablábamos, como hay tanto grado de información y de superficialidad junta, hay cierta tendencia, de actitud, un poquito más amable, aparentemente civilizada.
Ahora el tema es, ¿hay una pastilla para que la gente se pueda quedar tranquila y no tenga que mirar la nevera? para: “A las siete me tomo una, a las siete y cuarto la rosa, a las diez me tomo la otra y por dios que no se me olvide la blanca…”. Eso es lo que nos interesa ahora y de lo que se hablaba en aquel desayuno, porque habían sacado una única pastilla.
¿Hay un acceso libre a personas que no tengan muchos posibles? ¿Un pedazo de maricón, ole tus cojones del Ensanche de Vallecas? Eso no lo sé.
El acceso a los tratamientos en España sí está incluido en la Seguridad Social.
¿A quién hay que darle la enhorabuena por ello?
No sabemos.
No sabemos, bueno. Es una buena noticia igual.
Volviendo a la España cañí que tanto te gusta… Con el estreno de Arrebato, has dicho muchas veces, que les faltó echaros del país. Ahora es una película de culto. Tampoco hace tanto tiempo, ¿somos presos de cierto postureo “progre”? Siguen dando palizas a homosexuales que se besan por la calle, la Iglesia sigue teniendo peso en las decisiones políticas, económicas o sociales y a las mujeres las matan sus parejas por el “o para mí o para nadie”… El poso más oscuro sigue existiendo.
Digamos que hay un mayor número de personas dispuestas a escuchar y a avanzar en un terreno artístico. Hablábamos hace un momento de lo oportuno que es el montaje de Carlota Ferrer en este momento. Iván (Zulueta) es el mayor genio visual que he conocido en mi vida, y he conocido a unos cuantos. No es que estuviese adelantado a su tiempo, es que sobrepasó la barrera del sonido. En el 79, visualmente esa película era un disparate, es tan genial; moralmente se pasaba de rosca cuarenta pueblos, eso ha evolucionado mejor ahora también, se entendería mejor en este momento. En el 79 hacía 4 años y cinco minutos que había muerto el muchacho (se refiere a Franco mientras pone una expresión de satisfacción y descanso, como el que se quita un peso de encima). Yo acababa de hacer Operación Ogro y había estado con gente de la ETA, de los que apretaban el “mmm” (hace el gesto de apretar un botón), por hacer una gira por Navarra, por curioso, no por nada, por saber qué pasaba. Me metí en Zugarramundi, en tal y en cual. Cuando llegué a Madrid, buscaban protagonista y creo que yo debía tener ese halo de venir de allí y por eso hicimos la película.
Lo que quiero decir es que era un tiempo en el que se pedía libertad a gritos, como con el feminismo ahora. Se está dando por fin la vara bien dada, para que se entienda bien, porque se puede hacer. En aquel momento era una búsqueda constante.
Hay que tener en cuenta otra cosa y es que la heroína entró en España para aplacar la furia de ETA, no olvidemos que ahí empezó el asunto. ¿Qué pasó? Pues que cualquier persona con cierto nivel económico o cultural, quería probar una cosa que luego fue un desastre, pero que caímos todos, por esa movida, Iván incluido. Entonces era todo una especie de galimatías.
Eso también tiene que ver con la película, que era otro tema tabú. ¡Es que todo era tabú! Hasta las imágenes eran de tal calibre que no había referencias. Mirabas los cineastas fabulosos del país, como Buñuel y ninguno había llegado a ese punto de imaginería. Habían ido por el surrealismo, por otro lado. El ojo, las hormigas, tal, de puta madre pero no se había llegado a esta cosa chirriante, como de papel secante de Iván, era nuevo. Luego se ha repetido y se ha imitado hasta la exageración. Y claro, llegó la crítica del ABC famosa aquella, que decía que qué hacíamos gente como nosotros en el cine. Yo recuerdo a Cecilia Roth, pobre, mientras salíamos del estreno, bueno, del estreno, en el cine Azul, con cuatro localidades de puta pena y estrenado de aquella manera, llorando la pobre porque no podía entender la reacción de la gente.
Y luego se hizo una película de culto, y después del culto hubo cierto reconocimiento… A Pedro (Almodóvar) le pasó lo mismo. Yo en las primeras de Pedro recuerdo que le tiraban piedras por la calle…
Y sin embargo a Pedro Almodóvar se le ha criticado mucho por dejar de hacer un cine similar al de aquella época, quejándose de: “Es que este no es el Pedro del principio”.
Joder pero es que al Pedro del principio le tiraban piedras. Pónganse de acuerdo señores… A todos los creadores cinematográficos les ha pasado un poco eso, han tenido una época de oro donde han creado maravillas y luego se quedan en un punto muerto donde las ideas quizá, pues no llegan a esa eclosión. Es una hipocresía más. En los inicios de Pedro, los estrenos, en los que yo estaba presente, eran lo más bajo que había.
El altavoz del feminismo en Esto no es La casa de Bernarda Alba también es un choque total.
Esa pirueta que ideó Carlota ha funcionado perfectamente. Yo digo que ahora se está en condiciones de que una mujer pueda hablar tranquilamente o intranquilamente, como le salga del coño a ella, pero puede hacerlo ya. Porque sí hubo un purgatorio de pelmazas, pero ahora con lo que ha pasado y con lo que está pasando, con la denuncia es otra cosa. Coño ¿qué pasaba con Tarantino? Guapo tú no ibas de lo más y te estabas enterando de lo que estaba pasando y no decías ni mu, maricón. Ahora una mujer puede hablar por sí misma, tocándole los ovarios lo que digan o no digan. Y este es el tiempo de eso.
Se sigue escuchando cierto discurso algo rancio contra este movimiento que lo único que pretende es normalizar algo que per se, debería ser normal, usando términos como feminazi.
Siempre habrá una resistencia. Estamos en la España cañí, cariño, recuérdalo. Eso sí que no tiene parche. “Españolito que vienes al mundo, líbreme Dios. Una de las dos Españas ha de helarte el corazón”. Es un clásico, no sé de quién es el verso, de uno de los grandes supongo, pero es algo de hace muchos años, este sentimiento. Está y estará.
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Has dicho alguna que otra vez que has aceptado trabajos porque había que comer…
O porque me daba un monazo que te cagabas…
Bueno, por cuestión de necesidad. Pero llega un punto en el que no te interesa nada de lo que llega y te vas a Argentina y allí encuentras el reconocimiento. Eso es la norma con nuestros artistas.
En parte fue responsabilidad mía también. A mí me la sudaba todo un poquito en aquel momento, yo estaba en otras cosas. No estaba en “in”, “in”… Me chupaba un huevo todo. Este es un oficio en el que, como hemos hablado antes, tienes que estar como un perro San Bernardo (hace el gesto), y si no estás así… Yo no he nacido para estar así. No tengo pelotas para estar así, no las he tenido y nunca las tendré. He preferido viajar. Me han conocido mucho en muchos países sin yo quererlo. Ibas a Uruguay a echar un polvo ya en la frontera con Brasil y te decía el del control: “Uy Don Pepe” ¡Por Pepe Carvahlo! Y agachabas la cabeza pensando: “Uy madre mía si yo he venido aquí a otras cosas…”. O estar perdido en el “gran” Buenos Aires (hace un gesto con el que queda claro que esta frase va con mucho sarcasmo) y a las cuatro de la mañana parar el coche para preguntar dónde estaba determinado sitio y que te dijeran: “¡Ay si eres tú!”. Eso pasa. Yo salí huyendo de aquí porque parecía Keith Richards ya…
Dices que estás en tu mejor momento
Estoy en mi mejor momento porque estoy sano. Estoy limpio, ya ni fumo, nada. Me han regalado ese Cardhú (señala una botella que hay empaquetada sobre la mesa) y ahí está. Ni estoy talibanesco ni nada, simplemente estoy bien. Estoy pintando, porque en el fondo a mí solo me interesan los artistas. SO – LO (recalca esta palabra y la pronuncia exagerando la dicción y separando las sílabas). Es la única gente que da algo, la mayoría de la gente no da nada. Nada a nadie. Y los artistas me interesan primero porque estoy en ese mambo. Estoy pendiente del trabajo, no de otras cosas ni hostias benditas, vivo en un pueblo. Claro, me fui a tomar por culo a la montaña. Estoy sano, sano del cocoroto, del bonete, básicamente. Expresivamente, en el arte interpretativo, que también está diluyéndose… Yo le digo a los muchachos: “Esto se llamaba arte, AR – TE interpretativo, no esa cosa de imitar la realidad de la calle. La calle ya está ahí, seamos un poco impresionistas, expresionistas, cágate en Dios, no imites, porque eso no es arte interpretativo”.
Creo que estoy en un momento bueno para expresarme en los escenarios, en las películas, puedo hacerlo. Eso es algo muy bonito de nuestra profesión, porque te permite investigar sentimientos, la realidad de las personas. Es muy impresionante.
Yo salgo ahí (señala la dirección hacia el escenario) y me lo paso de puta madre. Eso es muy interesante cuando pasa en un oficio, mejor dicho, cuando llegas a ese punto en un oficio. Qué me quedan ¿diez años buenos? Pues que se vayan preparando que ahora se van a enterar de lo que es París. El que me echaba de España en el ABC, espero que esté muerrrrrto y enterrrrrado… Sigue habiendo una crítica parca, así que les vayan dando por el culo.
Las emociones que genera un montaje teatral en lo personal al público son como un centrifugado de uno mismo por dentro. El peor día de tu vida puede convertirse en tan solo dos horas en la sensación de que vas a comerte el mundo…
Te conecta contigo mismo otra vez de verdad.
Eso es complejo de inferioridad tremebundo en el que si convives de manera cotidiana con una persona, la invalidas, en cuanto a darle su lugar, en un podio del arte. ¡Un respeto joder!
Si sirve como terapia, ¿cuál es el motivo para que no se le dé su valor real?
Creo que es un país lleno de complejo de inferioridad. Eso mismo que aquí se pisotea, si viene de fuera se venera. Sabemos de qué color era la braga de quién fuere el día de los premios tal de oro. Eso es complejo de inferioridad tremebundo en el que si convives de manera cotidiana con una persona, la invalidas, en cuanto a darle su lugar, en un podio del arte. ¡Un respeto joder! Que es lo que se tiene en otras cosas y que está sobre actuado. Naturalmente hay momentos en el que se tiene toda la razón, porque es una puta mierda lo que se hace, pero otras no. Otras surgen cosas súper interesantes, fabulosas que pasan desapercibidas porque aquí resulta que nuestro complejo de inferioridad es tan grande que lo tenemos que superar con algo que no sea cotidiano. Tiene que ser algo más allá (se pone la mano sobre las cejas a modo de visera como si estuviese divisando América). Como Colón, ¿dónde está El Dorado? (imposta la voz) Mássss lejossss. ¿Pero dónde? Mucho mássss lejosss.
Sí, pero hay determinados personajes, nacionales, que se convierten en ejemplos a seguir, no hablamos de arte, y en representación absoluta de los valores de “España”.
Claro, donde esté la pasta. Antes hablábamos de la cura del sida. Pues esto es lo mismo. ¿Qué da pasta? El fútbol. No hay que ser ingenuos con eso. Más vale no serlo. La mayoría de los deportistas que vemos en el “candelabro” son retrasados mentales profundos. Eso es triste. Pero no es triste que haya deportes, que al final es entrenamiento físico y yo estoy muy a favor del cuidado físico de la parroquia nueva, de los parroquianos que empiezan ahora. Porque ninguno de los que caímos en su momento en semejantes redes… Que estuvo también de puta madre, todo hay que decirlo, no voy a hacer apología pero casi. No teníamos referencias, no se sabía. Si hubiesen existido, si hubiese habido ese punto de “por ahí no vamos a ningún lado”… Eso es lo que yo veo positivo y lo único que tengo que decir sobre este tema. Es que eres muy loba de Sumatra tú, eh…
Eres un hombre del Renacimiento: interpretas, escribes, pintas… ¿Hay algún palo del arte que no toques?
Tantas cosas muchacha… El arte al final es el conocimiento de uno mismo. Como dice un amigo mío: “¿Cómo tienes el muñeco? Hoy me siento como una guitarra sin cuerdas”.
Uy qué bonito…
Muy bonito, es un genio. Hay unas áreas desde pequeños que dejamos de lado porque queremos hacer otra cosa, o la vida te empuja a otra cosa. Yo incluido. Pero el dibujo, la escritura, siempre se me dio muy bien. Josefina García Aráiz, mi divina profesora de literatura siempre me lo decía. Pero yo lo fui dejando y ahora tengo la oportunidad de hacerlo. Me decanto por lo abstracto, yo siempre a lo más fácil… Y es lo que estoy haciendo. Expuse en Buenos Aires y fue muy bien. Sudamérica ha sido muy generosa conmigo. Y ahí voy, con humildad y mira que a mí la humildad me toca un poquito los cojones, prefiero la modestia, porque la humildad en los artistas es medio falsa, de 5 a 7 puedes tenerla, pero el resto luego me parece un poco falsa. Entonces con cierta modestia voy haciendo cosas, no como Chirico que se pasó la vida pintando el hijo de puta, eso es la polla récord. Yo tengo infinidad de amigos pintores y escritores ni te cuento, desde Vicente Molina Foix hasta quien te salga de los cojones y claro hay que tener un par para decir que ahora te vas a poner tú a hacer lo mismo… Pero siempre está ahí. Tú por ejemplo. ¿Qué te gustaría hacer que nunca has hecho?
¿Yo? Ser actriz.
¡Más te vale! ¡Dale! ¡Ponte con ello! No puedes dejar ese interrogante ahí, es perder el tiempo. La vida es muy corta, tienes que saber qué hacer con el muñeco. ¿Tiene cuerdas o no tiene cuerdas la guitarra? Descúbrete. Y si no las tiene pues a otra cosa. (Sonríe cómplice)
Para terminar, siempre he tenido una curiosidad enorme por preguntarte esto. Dante, en Martin (Hache). ¿Eres tú? O al menos ¿un reflejo de ti?, de Eusebio Poncela el de verdad. La escena en la que Dante baja del escenario y lo manda todo a tomar por culo, ese pedazo de monólogo que se saca de la manga y que deja al público del teatro y al espectador de la película ojiplático.
Era un poco las dos cosas… Yo me reunía con Adolfo (Aristarain), porque él es bastante suyo, como todos los genios. Pero en ese punto en concreto me reunía con él y sí es cierto que hicimos una cosa muy próxima a lo que era yo. Con cierta literatura cinematográfica, naturalmente. Y esa sensación yo se la explicaba porque en un momento de mi vida, la tuve. Nunca debes ser tú del todo. Antes me decía Irene (Escolar) “Has conseguido que Bernarda sea un poco tú”. No, no. Bernarda tiene un corsé. “Sí, pero Bernarda tiene esa ironía…”. Ya, pero es porque en la obra han conseguido meter un monólogo en el que descubrimos que Bernarda tiene un punto privado y se puede dar una vuelta ahí. Pero desde luego es un personaje que cuando lo leí tuve claro que iba a ser la mejor Bernarda de la historia.
De pronto mira el reloj, queda solo una hora y cuarto para salir a escena “¿Pero quieres irte de una puñetera vez? ¡Qué acaparadora!” Lo dice como solo él puede hacerlo. Le pido disculpas por las molestias, me dice que en el fondo está encantado. Nos despedimos. Sueño cumplido. Eusebio Poncela es único y yo, pensando en si tendrá cuerdas “el muñeco”…