Entrevista de Covadonga Carrasco
Sorprende su fuerza, acostumbrados en los últimos tiempos a escuchar a mujeres de voz suave y aspecto frágil, Georgina rompe con esa tendencia y nos presenta Ensayo y Error, un disco lleno de energía pero que no por ello resulta menos sensible.
Durante los últimos años han surgido muchas mujeres con voces dulces y aspecto frágil, contigo todo eso se acabó… aunque tus canciones son tremendamente sensibles, ¿tú también percibes eso?
Sí, lo noto, llevo mucho tiempo escuchando a chicas, pero cuando era más pequeña escuchaba a mujeres como Alanis Morrisette, más cañeras… que expresaban ira y dulzura a la vez. Son influencias que he tenido desde niña y que está claro que he explotado en el disco. Este segundo intento de disco partió de cero, porque me decían que no podía cantar así, que lo hiciera más suave. No podía hacer eso, necesitaba crear un disco en el que pudiera expresar mi verdadera personalidad.
¿Ensayo y error, una práctica habitual en tu vida?
Un poco sí. Estuve casada, me separé, ahora estoy con una persona que me encanta… voy probando, sobre la marcha. Es la mejor forma de hacer las cosas.
Después de pertenecer a un dúo que tuvo mucho éxito, sobre todo en Venezuela, ¿Qué tal llevas lanzarte a la aventura en solitario?
Siento vértigo pero me hace muchísima ilusión. Ahora las cosas dependen exclusivamente de mi y antes repartía la responsabilidad al 50%. Estamos en una época en la que las discográficas aportan mucho pero nosotros también tenemos que trabajar mucho: tienes que tener nociones de administración, de promoción, tienes que estar muy despierta. Imagínate, estoy todo el día de arriba abajo, mis amigos me odian todos, porque me paso el día hablado de lo que tengo y no tengo que hacer.
Sientes que se ha perdido el romanticismo con tanta promoción…
Sí y no. Lo bohemio agota y además el artista tiene que ser consciente de que lo suyo es un trabajo. Si lo asume, todo va sobre ruedas. Es como si te encargases de hacer todo el trabajo con un artista pero en este caso lo haces contigo mismo. Si te gusta el ambiente, cómo se lleva el negocio de la música lo disfrutas, sino te acabas frustrando. No hay que pensar que te van a sacar de una cajita para llevarte directamente al estrellato.
¿Cómo se te ocurrió hacer una versión del Lithium de Nirvana?
Hay polémica con este tema, a muchos les ha encantado y a otros les ha horrorizado. A mi la verdad me da un poco igual. De un día para otro me llamaron y me dijeron que no íbamos a hacer un disco y que preparara un EP. A mí esto me espantó… llevaba un año trabajando en el disco y no sabía qué temas incluir en el EP. En mi época de jovencita era muy «grunchera»…de oído claro porque a mí me sale la vena baladista… Llamé a un amigo productor que me estaba ayudando con el disco y le dije que nos pusiéramos a hacer una versión, algo que representara esa época grunge que yo tuve, pero sin hacer demasiado alarde de ella. Por eso ni siquiera la anuncié en el disco. Es una canción que me gusta mucho y me pareció muy irónico hacerla dulce, cuando es un tema tan ácido, cargado de sensaciones «chungas».
En España hemos pasado de consumir compulsivamente música en inglés a decantarnos por artistas de máxima calidad que cantan en castellano. ¿Se nos han quitado los complejos con el idioma?
¡Qué fuerte! Es verdad… Mucha gente prefiere componer en inglés aunque no sepa lo que dice. Creo que sí, que ese complejo se nos ha ido quitando, tal vez porque se están empezando a componer letras brutales. En mi caso crecí escuchando música norteamericana, aunque no tenía ni idea de lo que decían, me encantaba la melodía. Al escribir en español había como un miedo a decir más de la cuenta, a que no sonara bonito, pero eso se acabó y empezaron a surgir letras impresionantes, como es el caso de Vetusta Morla que parecen venidos de otro mundo, Fito, Extremoduro, letras que en realidad son poesía cantada. Las nuevas generaciones se fijan en lo que se dice en las letras, porque puede tener una melodía estupenda, pero si está vacía, queda bonita para bailar y nada más.
Percibimos cierta predilección por los acústicos ¿Por qué?
Cuando empecé no tenía banda y me las apañaba sola con la guitarra. En Madrid te contrataban con la guitarra y listo y aprendí muchísimo. Me descubrí a mí misma como artista, a la gente le encanta y a mí con el paso del tiempo, también.