Entrevista de Reyes Muñoz
Fotografías cortesía de Ana (Emana Comunicaciones)
Las lloronas están establecidas en Bruselas y son Marieke Werner, Sura Solomon y Amber in ’t Veld. La banda, como nos cuenta Amber en la entrevista, nació de la necesidad de pagar la compra en una ciudad muy permeable y respetuosa con la música, y que a fin de cuentas, es la que les une, porque las tres tienen raíces muy distintas que van de Dinamarca a Estados Unidos pasando por España. Todo ello se filtra en este Out of the blue, en algo que va más allá de la fusión en lo que se refiere a la instrumentación, a las sonoridades de los idiomas y también, a las inquietudes vitales. Les ha salido una colección de temas muy especiales que navegan entre la canción y la rapsoda… Da la sensación de que confían en la capacidad del arte para cambiar el mundo.
Si se cambia un cajón por un yembé, o una acústica por una guitarra española, se abren universos muy de raíz. ¿Esto también pasa con las lenguas? Pienso en «Naranjos», que mezcla castellano, francés y hebreo.
A menudo nos preguntan por qué cantamos en distintos idiomas, o si elegimos uno en particular para hablar de algún tema en concreto. Y la verdad es que no sabemos muy bien cómo contestar a esta pregunta. Es muy espontáneo y simple cómo ocurre, escribimos cada una en los idiomas en los que pensamos, que pueden ser varios. Entre nosotras hablamos en inglés, luego Marieke escribe en alemán, Sura en hebreo o francés, y yo en castellano o en inglés dependiendo del momento…
«Naranjos», en concreto, habla de los elementos geográficos y físicos, de los elementos sonoros —música tradicional, rezos—, y también de los sonidos y expresiones de los idiomas que caracterizan los contextos en los que hemos nacido y crecido. Estos elementos han afectado claramente el conglomerado de cosas y experiencias que somos cada una. Pero es verdad que me siento un poco otra persona cuando hablo o escribo en inglés o en español, es como que viene de otra parte de mí, quizás.
…
…
También podemos hablar de instrumentos. Vuestra propuesta instrumental incluye guitarra, acordeón, clarinete, ukelele, y no sé qué más he visto por ahí… quizás un cuatro venezolano… ¿Esto es importante para vosotras? Es decir, ¿es parte de la experimentación?
Pues tocamos estos instrumentos porque son los que sabemos tocar. El grupo surgió al principio como algo temporal. Sura y yo vivíamos juntas en el centro de Bruselas y cuando nos hacía falta dinero para la compra íbamos a tocar en la plaza cerca de nuestra casa. Los instrumentos que tocamos son muy comunes en música folk y tradicional. Son fáciles de transportar, te los llevas en la espalda a dónde sea, y son acústicos, no hace falta amplificarlos, no son electrónicos.
¿Cómo se plantea a la hora de grabar o en un concierto?
Es verdad que la instrumentación de nuestro grupo tiene un sonido quizás fino… Hay muchos silencios en la música, no hay percusión, no hay bajo, por ejemplo. A la hora de grabar, no es nada fácil porque es muy frágil como sonido, entonces, para que una canción no se quiebre tiene que haber mucho enfoque en la historia que estamos contando y en la sincronización entre nosotras, supongo.
En el documental Inside se ve cómo la fusión es parte de la banda, de Las lloronas, pero no solo a nivel musical.
Entre nosotras hablamos inglés. Es verdad que musicalmente hay bastante fusión entre nosotras, es bastante fácil y natural tocar y cantar juntas, moverse dentro de la música como un solo organismo. Pero a nivel personal y de carácter, somos también muy distintas. Al componer nos organizarnos de manera horizontal, no hay una que tenga más poder de decisión. Hay que decir que a veces es complicado o difícil ponernos de acuerdo, y asegurarnos de que todas nos sintamos representadas, en la música y en las decisiones. Sacar este álbum no siempre fue fácil, pero como muchos proyectos colectivos, que pueden no serlo. Así que estamos orgullosas de que a pesar de las diferencias, haber logrado presentar este trabajo colectivo.
Quería hablar de eso. ¿Por qué Las Lloronas? He pensado que hay algo muy irónico en el nombre de la banda, porque no hay una estructura piramidal o eso parece, no lloráis, reclamáis vuestro espacio…. ¿Hay invocación a la manera de hacer feminista en ello?
Si que hay una invocacion a la manera de hacer feminista, me gusta que te haya dado esa impresion. La manera de tomar decisiones horizontalmente, de organizarnos, de intentar apoyarnos las unas a las otras, también la manera para reclamar el espacio, de valorar el descanso o el placer… y las situaciones personales de cada una a la hora de trabajar juntas, invoca a la manera de hacer feminista.
El nombre de Las Lloronas está inspirado en las mujeres que eran contratadas durante los funerales para llorar de manera descontrolada y teatral. En España se les llamaba las plañideras. Cuando tocábamos en la calle, nos parecía gracioso e interesante cantar esas canciones dramáticas que nos encantan, en vez de, por ejemplo, canciones más comerciales que funcionan mucho mejor en la calle.
«Artistas como Chavela Vargas o Patti Smith, que se expresan sin el menor rubor, con tanta fuerza y emoción… claro que son referencias. También porque el mundo de la música, durante tanto tiempo, ha sido predominantemente masculino».
Me hablabas antes del nacimiento de la banda… Creo que es una propuesta que surge necesariamente en Bruselas… Hay tres ciudades en las que he sentido un respeto casi místico de la gente joven por la música … Bruselas, Varsovia y Viena. ¿Lo habéis pensado alguna vez?
Por un lado Bruselas es una ciudad con muchísima diversidad, con mucha gente con identidades mezcladas, y creo que le da mucha riqueza a la ciudad y a la propuesta cultural y musical que tiene. También es un buen sitio para empezar como grupo. Pasamos varios años tocando en muchos bares, pero también en los salones de la gente. Me da la impresión que la gente se organiza mucho para ese tipo de conciertos, muy íntimos, donde quizás se pasa la gorra al final. Pero hay mucha gente, también gente joven, que se mueve para mantener viva la música, y en los espacios no comerciales.
Resulta que al leer las comunicaciones de Ana (Emana) he tenido dos referencias: una la de Pati Smith, por aquello de hacer poesía y otra es la de Chavela Vargas, por el nombre de la banda… Claro, luego la propuesta musical es otra historia, pero no sé si son referencias para vosotras.
Pues es gracioso que pensaras en Patti Smith. Hace poco, después de ver el concierto, alguien nos dijo que pensaba que teníamos algo de «Riot Grrrl band». Musicalmente es verdad que el punk-rock no tiene nada que ver con lo que hacemos nosotras, pero sí que me gusta pensar que hay una parte de actitud punk en nuestra manera de organizarnos, de reivindicarnos, pero tambien de tocar. Sobre todo la parte DIY de la cultura punk… Afirmaría que es la pasión más importante de la banda, más que la técnica o que la perfección. Ninguna de nosotras sabe leer notas o tiene una formación musical formal, somos autodidactas.
Artistas como Chavela Vargas o Patti Smith, que se expresan sin el menor rubor, con tanta fuerza y emoción… claro que son referencias. También porque el mundo de la música, durante tanto tiempo, ha sido predominantemente masculino.
A las tres nos gustan mucho las músicas tradicionales. Lo que tienen en común el klezmer, el flamenco, o el blues, es una gran capacidad de transportar al oyente con fuerza emocional, en el punto donde se encuentran la melancolía y la alegría, de manera muy potente.
…
…
Hablaba de Patti Smith porque hay poesía en las canciones. Hay rapsodas. ¿Es una manera distinta de hacer literatura? ¿Escribe una de vosotras?
Escribimos todas. Sobre todo las escribimos entre Sura y yo, pero Marieke también ha aportado versos en este Out of the blue. Nos conocimos hace diez años en la universidad de Maastricht, donde las tres estudiamos antropología y ciencias políticas. Estos temas nos siguen apasionando, y aunque hemos tomado distancia del mundo académico, es verdad que a través de los versos seguimos reflexionando acerca de temas políticos, personales, sociales… Es una manera distinta, más poética y probablemente, más accesible de escribir artículos académicos o literarios. En el nuevo disco hay algunas letras más serias y políticas, como en «Lonely bird», pero hay muchas otras que de manera absurda y ligera hacen reflexiones acerca de temas serios: nuestros hábitos capitalistas y competitivos, la crisis climática, o la sexualidad y el feminismo.
Usáis mucho la palabra indignación… Y la verdad que, a mí, escucharos me ha llevado casi al lado opuesto de la indignación. ¿Cómo se manifiesta?
Quizás sea algo entre la indignación y la reivindicación. Hay canciones que expresan más explícitamente la indignación con el mundo moderno, con lo que nos rodea… Por ejemplo, hablaba antes de «Lonely bird»: Esta canción habla del regreso de la extrema derecha y de la normalización de esto, de lo aislados que nos podemos sentir a veces confrontados con la violencia y las desigualdades sociales. Luego hay otras canciones como «Radikale ruhe» o «Little poets» que son reivindicaciones graciosas anticapitalistas.
…
…
¿Cómo nace el disco? Quizás es una locura, pero a mí me parece que es una película sin película. Es decir, hay algunas armonías —sobre todo de vientos y voz— que me llevan a algunas escenas del cine de Fatih Akin, por ejemplo…
El disco nace a lo largo de dos años, son canciones que van saliendo esporádicamente, como las setas en otoño, un poco de manera aleatoria… Ese es el significado del título, Out of the blue. Una vez combinadas, a mí tambien me parece un disco más cinematografico… Me gusta llamarlo «una película sin película». Hay algunas canciones más estructuradas, y otras partes un poco más raras, misteriosas y extrañas. Como por ejemplo «Tourbillon», que tiene solo voces y clarinete, y da una impresión de movimiento repetitivo.
¿Qué va a encontrar la gente que vaya al concierto?
Por favor, escuchen el álbum también, que para eso lo hemos grabado… pero en mi opinión, a Las Lloronas es mucho mejor escucharnos en vivo. Creo que os tenéis que venir a algún concierto. No es lo mismo grabar que tocar en vivo, nuestra música gana mucho al estar viva, al ser presenciada. Gana mucho con la generosidad del oyente, que nos hace llegar su atención plena y su escucha, y con la generosidad por nuestra parte, la de realmente estar metidas ahí, escuchándonos las unas a las otras con oídos grandes. ¡Es un viaje muy placentero y bonito!