Vicente Martín
Más consistente que All is Dream, Secret Migration aparece como un disco distinto cada vez que se escucha, provocando emociones contradictorias, y sin ser nada obvio ni directo, algo que es de agradecer en estos tiempos. Dave Fridmann vuelve a producir, más sosegadamente que lo hiciera en el incomprendido All is Dream, este paranormal y especial Secret Migration, trabajo en el que Mercury Rev realiza una vez más una complicada labor de arquitectura sonora.
Canciones de estructura más Pop que Rock, pero construidas sobre unas oníricas atmósferas a base de múltiples artificios sonoros y psicodelia. En este trabajo, es el sonido del piano el que entreteje el particular universo de Mercury Rev, más que los arreglos orquestales.
Es muy patente la gran carga de misticismo que tiene el disco: Jonathan Donahue, con su espectral voz, nos muestra mundos irreales; nos cuenta metafísicos cuentos de hadas, nada triviales; nos habla de un hombre, expresión de sí mismo y en continuo cambio; de ilusiones quebradas que alberga una última esperanza en la existencia de un “más allá”.
Este disco está lleno de momentos de indudable belleza e intimismo, como el manifestado en Across Yer Ocean y Moving On; un épico y delicado lirismo: Secret For A Song, Black Forest (Lorelei) y la preciosa Vermillion; y la complejidad que todos criticaron en su anterior trabajo en las deslumbrantes My Love o Arise.
El primer single del disco, In A Funny Way, la más terrenal de todas las piezas, pone de manifiesto el lado más Pop del grupo. Donahue, Grasshopper y Marcel afirman que su música es complicada de grabar y escribir, por tanto de escuchar, con este Secret Migration no piden precisamente disculpas por el complejo All is Dream, aunque es de esperar que guste más al público.