Entrevista y Fotografías de David García (www.david-g.com)
Ya han pasado muchos años desde que Miki Molina consiguiera el premio al mejor actor revelación del Festival de Cine de San Sebastián por su papel en “1919, Crónica del Alba”. Después llegaron “La Ley del Deseo”, “Dragón Rapide” … y así hasta 40 películas, series de éxito como “Lleno, por favor”, y numerosas obras de teatro.
Ya han pasado muchos años desde que Miki Molina consiguiera el premio al mejor actor revelación del Festival de Cine de San Sebastián por su papel en “1919, Crónica del Alba”. Después llegaron “La Ley del Deseo”, “Dragón Rapide” … y así hasta 40 películas, series de éxito como “Lleno, por favor”, y numerosas obras de teatro.
Después de una época envuelto en la polémica, y con una carrera con ciertos altibajos, Miki Molina se ha vuelto a reencontrar con el teatro, protagonizando “Tío Bob”, una obra escrita por el autor norteamericano Austin Pendelton, en la que interpreta el papel de Bob, un hombre desencantado con la vida, al que le ha abandonado su mujer y que comienza a arrastrar una enfermedad terminal. Un texto que ha paseado por los escenarios de media España y que ahora ha desembarcado en el Teatro Arenal de Madrid.
En esta obra, te has ocupado también de la producción. ¿No te ha quedado más remedio o querías tener el control completo de “Tío Bob”?
Ha habido un poco de todo. En principio, ha sido por tener un poco el control de lo que vas a hacer. Luego también te das cuenta que las instituciones, por más ayudas que les pides, pasan del tema. Por lo menos, conmigo, han pasado olímpicamente. Y no ha sido por puntuación, ya que habíamos puntado el máximo en el baremo para la concesión de subvenciones. Y fue un poco de que no quieren arroz, pues dos cazos. Me lo eché todo a la espalda, y me lo estoy pasando muy bien.
También he tirado para adelante porque es una función muy válida y necesaria. No es una función al uso, se hablan de cosas muy serias y compromete mucho al ser humano.
¿Tiene más sentido ahora esta obra incluso que cuando se escribió, ya que parece que esa pérdida de valores de la que habla se ha acentuado más con el paso del tiempo?
Sí, yo creo que incluso tiene todavía más sentido, y es tan actual o más que en los años 80, porque aún nos comportamos ante este tipo de personas, que tienen enfermedades como el SIDA, como si fueran apestados. Y ahora mismo no es más que una hepatitis A, donde puedes seguir realizando tu vida normal. Pero siguen existiendo los tabúes, y en la obra se tocan mucho.
¿Te has sentido muchas veces un “Tío Bob” a lo largo de tu vida? ¿Te sientes de alguna manera identificado con el personaje?
Pues hacer frente cara a cara a los problemas no es fácil, y Tío Bob es un poco como yo, que en ocasiones he hecho cosas, o he dicho cosas que me han podido traer problemas. De lo cuál no me arrepiento, porque en el fondo, detrás de un actor hay un poco un revolucionario, y yo sigo enfrentándome a las cosas sin tapujos.
¿Y cómo te ves en este momento como actor, comparándote con la época de “La Ley del deseo” o de la serie “Lleno, por favor”?
Como actor, con la misma ilusión, porque eso no se pierde nunca. Lo que sí hay es otra madurez, otra forma de afrontar las cosas, hay mucho más sentido común a la hora de tomar decisiones, y eso siempre te trae más satisfacciones que cuando tomas las decisiones al libre albedrío del momento.
Y, ahora mismo, qué prefieres, ¿comedia o drama?
La verdad que estoy en un momento tan espléndido en mi vida personal como artística, que me da igual lo que sea, porque me meto hasta las trancas. Lo importante es seguir con la ilusión que tengo, y lo demás me da un poco igual. Ahora estoy disfrutando mucho con Bob, al que estoy intentando sacar, dentro de la situación dramática que vive, puntos tiernos y graciosos, y eso hace que al público le guste y lo agradezca.
¿Cine o teatro?
El teatro es en este instante el pan nuestro de cada día, y donde pongo toda mi energía, pero interpretar es independiente de donde estés, y no me importa que sea cine, televisión o teatro. Pero sí es verdad que estoy muy a gusto sobre las tablas.
En relación al cine, ¿piensas que de alguna manera tienes cerradas las puertas del cine español, a pesar de que tus comienzos como actor fueron en el cine, con películas tan reconocidas como “1919, Crónica del Alba”, “La ley del deseo”, “Entre tinieblas” o “Dragon Rapide”?
No, no lo creo. Yo creo que va por etapas, y cualquier día pueden llamar a tu puerta otra vez.
¿Qué planes tienes para el futuro? ¿Qué proyectos tienes?
Seguir con esta obra a saco, y luego en Septiembre comenzaremos los ensayos de una obra sobre Miguel Hernández. Una función sobre sus últimos días en presidio, que llevaremos por todo el mundo.
¿Y vas a seguir explorando tu faceta como cantante?
También tengo cosas que están por ahí. Grabé un disco y me lo pasé muy bien, y sí me gustaría volver a hacer algo más.