Texto de Reyes Muñoz
2021, España
Dirección: Maribel Sánchez-Maroto
Guion: Marisa Lafuente
Con Nevenka Fernández, Ana Gaitero, Juan José Millás, Charo Velasco, Adolfo Barreda, José Antonio Bustos, Menchu Monteira, Rosa María Molla
Productora: Newtral. Distribuidora: Netflix
No recordaba a Nevenka. Y más o menos tiene mi edad. También Ana Pastor, a quien su caso le debió marcar, tiene más o menos mi edad. Ella es la promotora del documental de Netflix. En aquella época cada día hacía una media de 120 kilómetros. Me levantaba a las cinco, comía en media hora y terminaba a las diez de la noche. Y a pesar de trabajar en dos medios de comunicación, no recordaba a Nevenka. Sin embargo, tras ver el documental de Netflix, me he sentido mal: por no prestar atención, por no recordar a Nevenka y por no posicionarme de su lado.
El caso Nevenka
Corría el año 2001 cuando Nevenka Fernández, concejala de economía en el Ayuntamiento de Ponferrada, declaraba ante los medios que había denunciado a Ismael Álvarez, el alcalde, por acoso sexual. En 2002, tras un juicio muy mediático, se convertía en la primera española en lograr la condena de un cargo político por este delito recién incorporado al Código Penal.
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Lo que me falta en el documental
Las imágenes de cuatro mil vecinos manifestándose tras la sentencia condenatoria de Ismael Álvarez dejan mal parada a Ponferrada, una localidad leonesa de unos sesenta mil habitantes. Casi un cinco por ciento de la población salió a la calle. No puedo creer que ese “ismaelismo” se debiera solamente a que la sociedad del momento fuera cruel y tan machista que quisiera machacar a una víctima de acoso sexual. En mi memoria, aquella sociedad española no cuadra con lo que pasó en Ponferrada y, de hecho, la sentencia condenó al alcalde. Pienso en los Estados Unidos y en la ciudadanía que encumbró a Donald Trump tras el mandato de Barack Obama y me pregunto: ¿Qué dió a esa gente Ismael Álvarez para que salieran en masa a la calle para defenderlo?
Los socialistas, cuando Ismael Álvarez ganó las elecciones, estaban quemados. Ponferrada había pasado de la riqueza de las minas a la depresión. La economía local se desangraba en una ciudad fea. E Ismael Álvarez, en la “España va bien”, afrontó una serie de empresas que de nuevo llevaron a Ponferrada riqueza y esperanza. Ismael Álvarez era un mesías y Nevenka Fernández, con su denuncia, ponía en peligro el plato en la mesa de esa gente.
Esto nos lleva al comienzo de este documental. La gestión milagrosa del alcalde fue atractiva para Nevenka Fernández, una mujer joven, formada, inteligente y guapa, y con un brillante futuro en Madrid —trabajaba en Arthur Andersen—, que se ilusionó con la idea de formar parte del equipo del mesías. Él tenía fama de mujeriego. Nevenka explica que su madre le advirtió de estos “dimes y diretes” antes de que, deslumbrante, jurara su cargo en el Ayuntamiento de Ponferrada. No vio el peligro y quizás pensó como una de las mujeres que se manifestó contra ella tras la sentencia: “Si yo no quiero ser acosada, a mí no me acosan”.
El deterioro físico entre la mujer que juró el cargo y la que se presentó ante los medios para anunciar que había denunciado a Ismael Álvarez por acoso sexual, es brutal, y da medida de lo que sufrió en los menos de dos años transcurridos entre un momento y otro.
El papel de Charo Velasco
Charo Velasco era la líder de la oposición en el Ayuntamiento de Ponferrada y fue a ella a la que acudió Nevenka para suplicar ayuda y comprensión. Y quizás sin su apoyo Nevenka no habría denunciado y su caso habría quedado enterrado, como tantos. En un momento del documental, rodado dos décadas después de los hechos, Charo se rompe. Cuenta que recibió la llamada de Nevenka con cierta inquietud y desconfianza. Cuando Charo intenta explicar lo que se encontró en la reunión con la número tres del Partido Popular, no controla las lágrimas.
En este momento del metraje no puedo evitar ver en Nevenka a mi sobrina Isabel, inteligente, guapa, ilusionada y con un futuro prometedor, pero inocente, arrogante y poco preparada para enfrentarse a un depredador. En mi interior rezo para que los lobos se mantengan lejos de ella, y para que me pida ayuda si la acechan. Y si no me la pide a mí, para que acuda a alguna Charo Velasco a buscar apoyo. También doy las gracias a Nevenka por su valentía. Y mastico la rabia. Deseo destripar a todos los ismaeles.
La culpa y el culpable
Decía antes que mi recuerdo no era de una España rancia. Sin embargo, sí era una España rancia. El escarnio de los medios rosas con mujeres muy jóvenes, como Mar Flores o Sofía Mazagatos, que se liaban con señores mayores y ricos, era una constante. Se ponía el foco en la voluntad de medrar de ellas, y se les disculpaba a ellos por ser unos tontos enamorados, incapaces de no sucumbir al olor del flujo joven. Y esto es lo que la sociedad entendió: la pérfida Nevenka era ambiciosa y el pobre Ismael cayó en la trampa.
Hay rasgos comunes en todos los casos del ##metoo. El depredador ejerce poder sobre la víctima y la víctima tiene la sensación de culpa, de haber merecido ese sufrimiento porque nadie la obligó a hacerlo a punta de navaja. Nevenka tuvo una relación con Ismael, y en seguida se dio cuenta de que no quería eso en su vida. Fue cuando ella rompió que empezó su infierno personal y laboral. En el documental, una Nevenka adulta deja traslucir ese sentimiento de culpa, de «quizás si yo no…» y «quizás sí yo…».
Nevenka fue la que se marchó al extranjero e Ismael se quedó en Ponferrada, donde montó un partido independiente entre 2011 y 2013. Y de hecho, como recuerda Raquel Peláez en un artículo (https://elpais.com/sociedad/2021-03-13/el-misterio-de-la-ponferrada-de-nevenka-fernandez.html) fue Carme Chacón, con el apoyo de Rubalcaba, la que evitó con un tuit que los socialistas ponferradinos pactaran con él: “Es insoportable que vayamos a gobernar con un acosador. Yo soy contraria”.
En este mismo artículo de Raquel Peláez, leemos una declaración del actual alcalde socialista de Ponferrada, preguntado sobre la posibilidad de hacer un acto público de desagravio con Nevenka: “Tampoco creo que sea el momento de ensañarse con Ismael, que ya fue juzgado y condenado, pero sí de hacer que salten todas las alarmas cuando haya este tipo de conductas”. En fin. Pocos días después de estrenarse, la televisión de Castilla y León tuvo a bien entrevistar a Ismael y no a Nevenka. En fin.
Algunos hombres buenos
El papelón del abogado de Nevenka, Adolfo Barreda, es difícil de sopesar a día de hoy. En el documental se muestra orgulloso, no tanto de su trabajo, sino de Nevenka Fernández. Tuvo claro que aquello debía ser denunciado. Y advirtió a Nevenka de que posiblemente, no solo le tocaría lidiar con su trauma y con su depresión, sino también con la sociedad, con la campaña de desprestigio que se le venía encima y con la poca experiencia en este tipo de denuncias del sistema jurídico español. Recordemos que Nevenka fue la primera mujer en España que denunciaba a un cargo político por acoso sexual. Y ganó, incluso con todo en su contra.
En la última parte del documental, conocemos a un nuevo villano: José Luis García Ancos, fiscal jefe de Castilla y León, que fue relevado de su puesto tras un violento interrogatorio en el cual el juez tiene que advertirle que Nevenka es una testigo. De su boca y en sede judicial salieron las siguientes palabras: «No era una cajera del Hipercor, a la que le tocan el culo y se tiene que aguantar para llevar el pan de sus hijos».
Esta frase de un fiscal a una testigo, posiblemente víctima de acoso, despertó a otro de los grandes aliados de Nevenka, Juan José Millás, que escribía: «El tal García Ancos, que no sabemos cómo ha llegado a fiscal jefe de Castilla y León (y la verdad es que nos da miedo averiguarlo), tiene dentro de su cabeza una organización social en la que las clases trabajadoras se distinguen de las clases medias en que las primeras no pueden hacer con su culo lo que les venga en gana, sino lo que decida su patrón». (https://elpais.com/diario/2002/05/10/ultima/1020981602_850215.html). Juan José Millás, que en 2004 presentaba su libro Hay algo que no es como dicen. El caso de Nevenka Fernández contra la realidad, es una de las voces que aparecen a lo largo y ancho de este documental.
Tras la presentación del documental
Al final se informa explícitamente de que Ismael Álvarez rechazó la invitación de Newtral a participar. Días después, Ismael Álvarez aparecía en la televisión pública de Castilla y León y volvía a clamar por su inocencia —que una termina pensando que él (y sus amigos) no fueron, ni son conscientes de lo que habían hecho— y negaba que la productora de Ana Pastor lo hubiera invitado. Unas horas bastaron para que saliera a la luz la conversación de producción con el exalcalde que rechazaba participar en una entrevista con Newtral: «Ni loco, porque le van a dar la vuelta a todo, ya sé cómo funciona el mundo del periodismo». Mentiroso.
Y una reflexión que estamos haciendo estos días en la redacción es la siguiente. Si el documental tiene una importante función social, divulgativa, de denuncia y de resarcimiento de las víctimas (no solo de Nevenka Fernández), ¿por qué no se estrenó en la tele abierta? Y ojo, no solo ocurre con este documental, también con la totalidad de películas que se inscriben en el #metoo, que solo están en plataformas y algunas, como The Case You, presentada en el Festival de Cine Alemán, no se pueden ver ni pagando.