Entrevista de Galo Martín
Hacer de la normalidad una virtud está al alcance de muy pocos. De la mano de sus sinceras palabras el lector descubre el oficio de actor y llega a amarlo. Como Nuria, que quiere con locura su profesión. No entiende de medios. Los actores interpretan personajes para contar historias. Noviembre, Héctor, Tu vida en 65 minutos, Faltas leves y Ciudad en celo son algunas de las historias que Nuria Gago ha contado y contará. El cine argentino es su debilidad, pero es el japonés el que tiene que descubrir.
Has trabajado a las órdenes de directores de la talla de Achero Mañas (Noviembre) y Gracia Querejeta (Héctor) entre otros. ¿Qué aprendiste de cada uno de ellos? Con Achero tuve la primera oportunidad en cine. El rodaje de Noviembre lo recuerdo como un aprendizaje de la improvisación. Todo era teatro. Hacíamos funciones reales en la calle. Una o dos eran pactadas, de las nueve que había. Todo lo demás era improvisación. Nos grababan desde puntos ocultos. Aprendí mucho de tirar del instinto de la improvisación y del trabajo en equipo. Llegamos a tener la sensación de formar parte de una compañía de teatro. Nos olvidamos del resto del equipo de rodaje. Trabajar con Gracia en Héctor fue maravilloso. Me dio la oportunidad de interpretar un personaje largo. Con ondas emocionales, con cambios, con puntos de inflexión. Gracia tiene mucho de rigor, disciplina, muy focalizada. Tiene muy claro lo que quiere. Además de ser muy amorosa con los actores. Trabajar con los dos ha sido una suerte.
¿Qué significó para ti la nominación a la mejor actriz revelación en los Premios Goya del 2005 por tu interpretación en Héctor? Fue una alegría triple. Trabajar de lo que te gusta, participar en un proyecto que te fascina y encima, sin ser conocida, te nominan. Fue mágico. Para mí todo lo que pasó con Héctor fue inolvidable.
¿Podría una compañía como la de Noviembre colmar las expectativas vitales de una persona en la sociedad actual? Es muy complicado. Yo, antes de hacer Noviembre, formaba parte de una compañía de calle y hacíamos espectáculos, tanto de sala como de pasacalle y en todos tratábamos de remover algo, lo que se pudiese. Lo que pasa es que es complicado, pero no creo que imposible. Cada uno, desde su pequeño espacio o desde donde pueda manifestarse, intentando que su vida y la de la gente de su alrededor sean más fáciles, en la medida de lo posible en este mundo que vivimos. Un esfuerzo así nunca va a ser en vano. Siempre, en algún punto, va a servir para algo. ¿Que sirva para todo lo que nos gustaría? Es complicado. Creo que lo absurdo es pensar que como algo concreto no va a cambiar a mil millones de personas no vale la pena hacerlo. Sí que vale la pena, porque al menos a diez personas puede modificarlos, aunque sea algo.
¿Necesita Noviembre un contexto especial para tener una razón de ser? El contexto especial no sería contexto, sino que serían varias personas con una necesidad de hacer algo, más allá del raciocinio, del pensar que va a acarrear eso, de bueno y de malo para ellos y que puede o no pasar. Es un impulso animal. Necesito hacer esto. Movimiento. Más que un contexto es un impulso.
Tu vida en 65 minutos es una comedia que habla de la vida, pero también de la muerte… ¿Son realmente puros los sentimientos en un tanatorio? La muerte es como cuando se rompe una relación. Aparece una memoria poética que te hace ensalzar buenos recuerdos y que te hace comprender más al «enemigo». La muerte es una sacudida brutal. Igual que no te puede llevar a cosas muy certeras o de verdad. Puede ser una patada que te haga darte cuenta de errores. Puede ponerte en contacto con partes tuyas que no conocías.
Lloramos pero también reímos en los tanatorios ¿Por qué? Por los nervios. Es como cuando en el colegio te preguntaban la lección y no te las sabías ¿Qué hacías entonces? Reírte. Hay gente que el proceso de la liturgia: levantarse, sentarse, etc. le hace gracia. Frente al dolor, una de las maneras de protegerse es reírse. Hay mil ex-cusas que te llevan a la risa.
En Faltas Leves todo ocurre por amor ¿Tiene que ser doloroso para que sea verdadero? Eso es una mentira que nos han inculcado los boleros y los tangos. El amor tiene que ser sano. La pasión sí es dolorosa. Ésta tiene un punto de dependencia con algo concreto que tiene la otra persona. Las relaciones que son dolorosas nunca te hacen felices, te hacen estar en jaque. Y es agotador. En el amor prima la necesidad por arreglar las cosas y en ese punto deja de ser doloroso.
Si existen momentos más propicios para enamorarse… ¿Cuáles serían? Depende más de cómo de receptiva esté la otra persona. El carácter de cada uno está por encima del momento a la hora del enamoramiento.
¿Podrías decirme un lugar de Madrid, una comida y una película para enamorar? La Latina. El gazpacho. Closer.
¿Qué puedes contarnos de Ciudad en celo? Ciudad en celo para mí fue una alegría. Yo siempre he querido trabajar fuera. Además soy una consumidora de cine europeo y argentino. Éste tiene algo básico: son buenas historias. Con una gran base, el guión. Me hacía mucha ilusión y cuando me llamaron y me dijeron que me tenía que ir un mes a Argentina, fue increíble.
Catalana, porteña o madrileña ¿Qué aires te sientan mejor? Todos. Depende de la gente que te acompañe y de cómo lo vivas.
¿Ser actriz es un sueño hecho realidad? Sí, desde pequeñita.
¿Cómo preparas tus interpretaciones? Depende de cada personaje y de sus peculiaridades. Ataco primero un flanco. Quizás más complejo, por ejemplo la sordera de un personaje. Me leo el guión dos o tres veces. Cojo mis secuencias, las trabajo y siempre tengo muy presente lo último que le ha ocurrido a mi personaje en la última secuencia para que exista una correlación emocional. Además de trabajar mucho con mi compañero/a de reparto. Hay que dejar mucho margen a la intuición y a la improvisación.
¿Cuándo dejas de actuar? Cuando el director grita ¡Corten! Es muy saludable desconectar.
¿Qué te satisface más la tele, el cine o el teatro? Las historias. Soy igual de feliz haciendo MIR que haciendo Ciudad en celo. Me gustan los personajes, lo que cuentan. Mi trabajo se puede realizar en tres medios. Lo importante es lo que uno aporta a ese papel.
¿Qué te impulsa a rechazar un papel? Cuando leo un guión y no veo coherencia en lo que estoy leyendo. Hay que partir de la base que cuando a un actor le llega un guión lo lee con ilusión y espera que le guste. Luego, si lo leo y no me gusta….
¿El cine español tiene motivos para envidiar a otros? Al italiano y al francés poco, son muy parecidos a la hora de contar historias. Del norteamericano, el presupuesto. Del argentino, la valentía por contar historias sencillas. Del japonés nada, no lo entiendo (risas).
¿Hasta qué punto el cine es ficción? El cine es ficción en el momento que todos creemos esa convención. El espectador paga un dinero por ver una historia que va a ser contada a través de unos actores dirigidos que no nos están contando su vida pero que es algo real. Son historias que se cuentan desde la verdad.