Raquel Piñeiro: [Un país en la pantalla]


Entrevista de Reyes Muñoz

Más información sobre el libro: https://www.planetadelibros.com/libro-un-pais-en-la-pantalla/416555

Raquel Piñeiro es periodista y escritora, creadora de la serie «Bodas icónicas» en Vanity Fair y autora de títulos como Cuaderno de actividades para mentes viajeras. Un país en la pantalla es una exploración del territorio español a través del cine y las series: un viaje que, desde lo audiovisual, revela una particular historia —y también una intrahistoria— de la España del siglo XX y XXI.

Mira el pódcast: https://youtu.be/8KTBmC7IBbo

¿Qué tal llevas ser tú la entrevistada?

Pues muy bien, estoy muy contenta. Yo encantada de todo lo que sea promoción y hablar sobre el libro. He estado trabajando durante más de un año en él, y me parece maravilloso que os interese.

Ostras, yo creo que necesito una vida para leerlo…

Hay que tomarlo poquito a poco, hay que ir capítulo a capítulo, que si no puedes acabar un poco saturada.

Claro. Es que me encantaría ver las películas de las que hablas. He visto muchos trocitos y fotos en Google… eso sí. La primera pregunta sobre el libro la haces tú. ¿Por qué no hay espacio para Jess Franco?

Pues mira, en parte es una pregunta un poco trampa. Es por desconocimiento mío. Tiene una obra tan ingente, tal cantidad de títulos, que yo no daba a basto. Y luego, en parte, es porque muchas de sus películas estaban rodadas en España, pero estaban ambientadas en Rumanía… o se suponía que era Londres o Inglaterra. Entonces, como la trampita está ahí puesta, no lo he incluido. Pero sobre todo es por desconocimiento mío, por falta de tiempo, y que en algún momento hay que decir: «Basta, hasta aquí. No puedo continuar». Me hubiese gustado mucho poder hablar de este cine oculto y dedicarle un capítulo.

Dices también en el prólogo que no habrá segunda parte. Y también que no te ha hecho sufrir. No me creo lo de que no te haya hecho sufrir. Por necesidad, tienes que estar exhausta.

Lo reconozco, me ha dejado exhausta, pero ha sido un trabajo muy bonito. Lo que pasa es que era un poco como meterte por el agujero de gusano o en la madriguera de un conejo, ¿sabes cómo es esto? Que de repente te fascinas por un tema y una cosa te va llevando a otra, una información te va llevando a otra y llega un momento en el que dices: «Bueno, tengo que parar porque es que voy a terminar escribiendo una enciclopedia de cine español y no se trata de eso».

Pero claro, había tantas historias y tanta información… ¡No iba a ser tan largo al principio! Iba a ser un poquito más pequeño, pero no podía parar, no podía parar porque todo me parecía interesantísimo, todo lo que descubría o lo que me iba encontrando me gustaba. Al final ha sido ya como decir: «Bueno, pues mira, hasta aquí ciñámonos». Y de hecho, ahora a veces me pregunto: «Jo, ¿no habrá demasiadas películas? ¿No habrá menciones a demasiadas películas y a demasiados lugares?».

A mí me parece que no. Son muchísimas, pero es que es todo muy sorprendente. Además de lo de Jess Franco, ¿se ha quedado fuera algo que te hubiera gustado que estuviera?

Pues mira, me ha quedado un poco de pena de no ser capaz de meter Los misterios de Laura, que es una serie de televisión de crímenes en plan Agatha Christie. Me hubiese gustado hacer alguna mención, pero bueno, son muchos capítulos y no he encontrado cómo meterla. Igual por el lugar del crimen podía haberlo hecho…, pero bueno, queda para los anexos, para los extras.

Yo eché en falta La isla de las mentiras, una película con el lugar como personaje… pero es una apreciación rastrera mía. Como tenía el PDF del libro, me dediqué a buscar todo lo que se me ocurría… ¡Es la única!

Es la que está grabada en Galicia, en la Isla de Sálvora… Pensé en meterla en el capítulo de historia de España… Me hubiese gustado meterla porque además yo soy gallega y me toca muy de cerca… pero es que había que cortar por algún lado.

A ver, que es muy feo esto que he hecho, y que La isla de las mentiras me dejó muy marcada. Y la mayoría de las que mencionas, ni las conocía, o las conocía y no tenía ni puñetera idea de lo que cuentas. Y estoy pensado que bastante dolor tendrás con no haber llegado a Romería, cuando a Carla Simón le dedicas la vida.

Me ha fastidiado, sí, me ha fastidiado. Es que además Romería es un paisaje súper concreto y que dice muchísimas cosas. Yo soy de Vigo, vivo en Pontevedra, pero nací en Vigo, que es donde está rodada Romería y sale la isla de Toralla. Ella dice: «Vivían ahí, en la isla de Toralla», y los que somos de Vigo sabemos que en esa isla solamente vivían pijos o gente que estaba en muy buena situación económica. Tiene el edificio alto y algunos chalets caros; es para gente de alto poder adquisitivo. Me venía perfecto para hablar de un escenario que no solamente es bonito al uso o precioso de ver, sino que cuenta cosas sobre los personajes, sobre su pasado… y en este caso sobre el pasado de la familia que va a buscar ahí la protagonista… pero no llegamos.

El título es un homenaje a la serie de Labordeta, Un país en la mochila, y es que a mí me gustaría ver tu libro convertido en un proyecto audiovisual, he buscado mucha imagen en google… ¿El título del libro lo pusiste tú?

Sí. Al título le dimos un poco de vueltas porque, claro, si decíamos España de cine, no cabían las series. Pensé: «España filmada», «España grabada», no nos convencía… y hablando con un amigo, me sugirió este tema: Un país en la pantalla, por Un país en la mochila y Labordeta, y me gustó. Fíjate que en la editorial produjo un poco de controversia porque decían: «Es que claro, ahora las pantallas tienen tan mala fama». ¡No es lo mismo hablar de la pantalla del móvil o de la tablet,  pero el cine se proyecta en una pantalla y las series de televisión se proyectan en una pantalla también! Hubo ahí un poquito de debate, pero al final me dijeron que adelante. El subtítulo es España a través del cine y las series, creo que ya se explica un poquito más de lo que va.

En mi pueblo, que es Carrión de los Condes, rodaron Las ratas. Fue una época increíble para el pueblo… Todo el pueblo estaba como loco con el rodaje…

Pues no sale tampoco en el libro.

Ya, lo sé. El rodaje se hizo en un palacio que hay allí, en interiores. Lo que te decía, que estoy segura de que si vas allí a preguntar para hacer una serie de televisión, la gente estaría encantada… Así que si vas a los lugares para ver qué quedó de cada peli en la memoria de la gente… sale una serie preciosa.

Pues mira, esta mañana me han preguntado lo mismo en una entrevista con un periódico de Almería. La verdad es que yo no lo había pensado, pero vamos, yo estoy dispuesta. O sea, si alguien lo propone… creo que sí se ha hecho alguna serie de España a través de la literatura: van por ciudades o por provincias hablando con escritores y autores de ese lugar, pero de películas y de series así, tan concreto, me parece que no. Ojalá, estaría encantada.

Imagínate que te lo contara la gente del pueblo… En mi pueblo estaba todo el mundo buscando ratas, porque las pagaban vivas o muertas… O sea, está chulo desde el punto de vista cinéfilo, pero es que supuso un súper acontecimiento…

Habría un montón de anécdotas… Sí, sí, qué bonito es lo de la gente. Creo que eso pasa con los sitios pequeños, que no están tan acostumbrados a los rodajes… En Almería, imagínate… Es muy bonito cuando te hablan los vecinos o la gente del lugar y te dicen: «Pues mira lo que pasó aquí…». Porque hay obras que cinematográficamente son importantes, pero las localizaciones no son muy lucidas, y quizás sí que haya alguien que tenga algo que contar del acontecimiento.

El capítulo Iconos es alucinante. A ver, es alucinante el libro, que empieza con el franquismo, con las estrellas internacionales que venían a rodar a España, y llegas al capítulo seis y obtienes la dimensión de la industria que hay aquí, que es brutal.

Era lo que quería. Es como decir: a lo mejor de aquellos barros vienen estos lodos, pero en positivo, ¿no? Que en España acabamos haciendo un cine que desbanca el cine de Hollywood y nos deja impresionados. De hecho, al principio, a la hora de estructurar el libro, pensé: «Jo, igual es un poco engañoso empezar hablando de Hollywood, porque puede dar la sensación de que es España desde una mirada ajena», y en realidad no. Son películas españolas, sobre todo, y rodadas en España, pero también por directores y directoras españoles. Me parecía muy redondo, me parecía muy jugosa esa historia que empieza con Pandora y el holandés errante y acaba con Juego de tronos, por ejemplo, rodando en cantidad de escenarios españoles.

En Iconos empiezas con El espíritu de la colmena y terminas con La Mesías.

He pensado mucho en imágenes que trascienden y que igual no me encajaban en ninguno de los capítulos, pero que yo sabía que tenían que estar. ¡Cómo no vas a hablar de El espíritu de la colmena, de ese paisaje, ese caserón, que además ahora es un hotel en que te puedes alojar, o de Historias del Kronen, o Tesis! Hay unas imágenes muy marcadas, que hablan mucho también de los lugares donde se rodaron. Historias del Kronen, ese puente sobre La Castellana, o Tesis, que todo el mundo sabe que se rodó en los bajos de la Facultad de Comunicación Audiovisual de Madrid. Yo quería que estuviesen sí o sí.

Esta entrevista era complicada, pero supongo que menos que escribir el libro. He dado muchas vueltas a las preguntas… ¿en qué me centro? ¿En las escenas? ¿En los lugares? ¿En los capítulos? ¿En la historia que hay detrás? ¿En la intrahistoria que hay detrás? Me lo he leído a matacaballo, pero me encantaría entrevistarte dentro de uno, dos años, porque voy a echarle mano.

Cuando quieras, estaría bien… Sí que es verdad que se puede acabar haciendo una intrahistoria de la historia de España a través del cine, solo a través del cine y de las series de televisión… Te habla mucho de cómo era el país, o de cómo ha ido cambiando y evolucionando. Y sí, por supuesto, yo creo que el cine español tiene auténticas maravillas y muchas veces no se reivindica lo suficiente. Se asocia todavía con una serie de clichés y siempre ha habido espacio para obras maestras. Y a día de hoy todavía funciona así.

Cabría un episodio sobre la mirada de Ana Torrent… Al leer el subtítulo de Iconos, pensé en ella, pero sin saber que empezarías hablando de El espíritu de la colmena. Lo googleé… Fíjate que la mirada de la que hablas es la que yo tenía en la cabeza y pensaba que era de Operación Ogro.

Sí, sí, te entiendo. Creo que en Cría cuervos también es muy relevante su mirada, pero sí, creo que El espíritu de la colmena es la más famosa, la que más ha trascendido.

Y llegas a través de la mirada de Ana Torrent hasta Amenábar y Tesis.

Ese es el capítulo que más salta, ¿no? Los otros he intentado seguir un orden cronológico, pero este me apetecía saltar del pasado al presente y de una localización a otra de forma un poquito más desordenada. El orden me preocupaba mucho, pero también me apetecía variar un poco, que no siguieran todos la misma estructura. Operación Ogro sale en la parte de historia, por cierto.

Sí. Pero lo que te digo, que tenía que prepararme la entrevista y me salté los tres capítulos. empecé pero me di cuenta de que son un libro dentro del libro. Te has tenido que reír mucho escribiendo este libro. Las historias no sé si son divertidas, pero tú las cuentas muy bien… Cuando, por ejemplo, les paran por cantar en ruso…

Sí, sí. Sí, sí. A mí esa historia me parece maravillosa: cuando en Doctor Zhivago, llegan y dicen: «¿Cómo? Que están cantando la Internacional, ¡qué es esto!», y le tienen que explicar: «No, no, esto es un rodaje». Me parece tronchante cuando Warren Beatty viene a rodar Rojos a España, que también está ambientada en la Revolución Rusa, y se le lanza una arenga a los extras: «Estáis explotados, vuestros patrones os están explotando, tenéis que levantaros en armas contra la opresión». Y lo que hacen los extras es decirle: «Bueno, pues queremos un aumento de sueldo». Realmente, la arenga funcionó.

O por ejemplo cuando Steven Spielberg va a Trebujena en Andalucía a rodar El Imperio del Sol, y los extras del pueblo se quejan diciendo: «Oye, que la comida es una mierda, lo que queremos es un rancho de verdad, de comida andaluza bien preparada», y protestan con palmas y olés… Me parecen películas en sí mismas. Me he dado cuenta de que detrás de muchos de estos rodajes podría haber una película. Imagínate una película sobre el rodaje de Viridiana o sobre el rodaje de El último verano

Mira, a mi madre le encantaba el cine. Me llevaba a ver películas de mayores. Es decir, querían ir mis padres y me llevaban a mí. Con El Imperio del Sol casi me muero… salí entre aburrida y aterrorizada. Pero es una de las películas importantes de mi vida. Me ha chocado muchísimo descubrir que se rodó en España.

No es muy apropiada para según qué edades. Fíjate que encontraron el lugar en un anuncio de aceite. ¿Se puede ser más tópico o más cliché de lo andaluz? Spielberg buscaría un atardecer muy concreto y supongo que le pondrían la cinta: «Mira, en este anuncio de aceite se ve un paisaje que es justo lo que estamos buscando». Hay muchas cosas que son mágicas.

Yo también me fijo mucho en las voces en off de las películas. Me ha encantado ver que tú las transcribes. No metes muchas, pero son muy acertadas. «Es cierto que en Andalucía se baila por soleares y se fermenta la manzanilla, pero también se trabaja». Me imagino hasta la voz. 

Es verdad, son voces siempre muy características del momento. Yo me he pasado mucho tiempo en el archivo de RTVE, en FlixOlé, en Netflix, en YouTube también, tirando mucho de películas y de escenas, sobre todo buscando exteriores o las escenas más representativas. Y claro, había algunas voces en off que yo decía: «Esto tiene que estar sí o sí, porque lo dice mejor de lo que lo diría yo».

El capítulo de las ruralidades me ha encantado.

Gracias. Sí, es uno de mis favoritos también.

No sé si eres de pueblo, yo sí, y me he reído mucho. Pero en plan maligno. En las películas, los de pueblo o somos tontos, o somos malos, muy oscuros, sin civilizar, o somos sucios y zarrapastrosos…

¡O lo contrario! ¡Ángeles! Parece que solamente se cuenta la mirada del pueblo desde fuera, ¿no? Entonces les hacen depositarios de todos los sentimientos negativos, del atraso y del atavismo, o al contrario, en plan: «Ay, qué majos, qué graciosos, qué entrañables». Las películas se hacían desde las ciudades y, fíjate que claro, por una cuestión sociológica, la mayoría de los directores venían de pueblos, pero se producía esta mirada ajena.

Y creo que ahora, en los últimos años, se está haciendo mucho cine… Es un nuevo cliché del cine español, ¿no? Una niña en un pueblo. Pero sí que es verdad que son sobre todo directoras que tienen una vinculación muy directa con los territorios, y sí que están intentando romper con esa mirada y hablan más desde el propio pueblo, desde la propia visión de lo rural. Y ese cambio me parece también interesante.

Hablabas de las películas de una niña en un pueblo y yo pensaba en el género de los neorurales felices… Qué peligroso ese género.

No sé si has visto Això no és Suècia. Muchas veces se ve como la salvación contra la despoblación y yo no lo veo. No estoy tan en contra como mucha gente que se ríe de ellos, que les dice es que no tienen ni idea; porque creo que el tiempo los pondrá en su lugar. Acabarán dándose de bruces con la realidad, y esta idea idílica de «ah, nada, tal, el pueblo», pues es que la vida no es mejor ni peor que en la ciudad, tiene otras problemáticas. Me encantaría que muchísima más gente de ciudad se fuese a vivir a pueblos, tenga o no experiencia, y que se quedase allí. Admiro a la gente que vive en pueblos y creo que tienen que ser ellos los que lideren y cuenten sus propias historias.

Aquí una pregunta también tramposa: ¿cuál es la auténtica intención del libro? No sé si has querido contar cine y series, si has querido contar la historia o si has querido contar el paisaje.

Mira, yo empecé queriendo hablar del paisaje y algo aparentemente sencillo, como decir «esta película se ha rodado aquí y aquí», porque a mí me gusta mucho eso de, cuando vas a un sitio, decir: «Ay, mira, aquí estará la casa de Cría cuervos». Pero luego me di cuenta de que realmente lo que quería era hablar de un país y de lo que estaba pasando. Lo que estaba haciendo era una historia de España a través de las localizaciones del cine y de las series. No solamente de decir «esto está rodado en Jaén», «esto se rodó en Cuenca». También quería saber el porqué se ponía la cámara en unos sitios y no en otros, y cómo eso cambia el escenario donde se rueda, y explicar que eso crea una huella que luego incluso se mantiene durante décadas.

Y no sé si lo he conseguido. En algunos capítulos lo que conseguí más que en otros, o en algunas partes más que en otras, pero era lo que me parecía interesante: qué quiere decir que esto se rodase aquí, en esta casa.

Mira, el otro día —bueno, hoy por la mañana— hablaba del rodaje de La cabina, de Antonio Mercero, en Madrid. La cabina estaba en un barrio céntrico de Madrid, en una zona de paso libre. Ahora no se puede acceder: han puesto una reja y es solamente para los vecinos que viven en esos edificios de alrededor. No es ni una urbanización de lujo ni una zona privada, pero me parece muy significativo que ese espacio, lleno de niños a principios de los 70, donde la gente estaba en la calle, ahora sea un espacio cerrado, con una verja solo para los que viven allí… y además siempre vacío.

Igual cuando descanses hay volumen dos, ¿no?

Pues sí. Vamos a ver…

¿Qué te gustaría que te preguntaran? Tú, como periodista, seguro que piensas que hay algo súper interesante que estamos pasando por alto.

Pues mira, la verdad es que me están preguntando muchas cosas y muy a fondo. Creo que me gustaría que me preguntaran si creo que España valora su patrimonio cinematográfico. La respuesta es «a medias». Me parece que el primer problema es que muchas veces no se considera patrimonio ni se considera cultura. Sí que hay muchas iniciativas populares que intentan rescatar algunos lugares o poner en valor el hecho de que esto haya sido un escenario de rodaje, pero creo que hace falta una implicación más seria por parte de las instituciones.

Se está logrando, y se está identificando mucho el rodaje. Ahora sí que está ocurriendo: como hay tantas plataformas que ruedan además en exteriores y fuera de Madrid o Barcelona, muchas ciudades están haciendo una labor muy importante para conseguir que los ayuntamientos o las diputaciones se impliquen y pongan facilidades a los rodajes. Pero no se trata solo de verlo como un maná, sino también de verlo como patrimonio y cultura.

He querido mostrar los rodajes de películas emblemáticas del pasado, en lugares que están dejados de la mano de Dios o desapareciendo. Esta mañana hablaba, ya te digo, con alguien de Almería, y pensaba, por ejemplo, en el Cortijo del Fraile o en todos esos cortijos de Almería que están medio destruidos, medio cerrados. Y piensas: «Jo, no son solo importantes por ser escenarios de una película o de una serie, sino porque son patrimonio». No se puede dejar que el país se caiga a pedazos para construir un bloque de ladrillo y hormigón encima.

Absolutamente. Y después, que estamos viviendo una época muy extraña en cuanto a discursos tóxicos en torno a la cultura, muy tóxicos y muy limitados, y como descubres en tu libro, hasta Franco vio el negocio de la cultura…

Si hasta él era cinéfilo, imagínate. Hasta él veía las posibilidades del cine como una herramienta no solo de propaganda, sino también de validación.

Me ha encantado hablar contigo. He quedado pendiente de leerme el libro como se debe leer, y creo que también lo voy a utilizar mucho de fuente. Hay una información increíble, muy sorprendente…

¿Sí? ¿Te has sorprendido?

Me ha sorprendido todo, todo. Llevo más de veinte años haciendo una revista cultural. Creía que sabía más. Y prácticamente no sabía nada. 

 

Anterior Makaú: «El sueño»
This is the most recent story.