Ucrania en el Thyssen: «En el ojo de huracán»


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Texto de Mercedes Vuelta Suances
Imágenes y vídeos cortesía de prensa del Museo Thyssen-Bornemisza

«En el ojo de huracán. Vanguardia en Ucrania, 1900-1930”
Museo Nacional Thyssen-Bornemisza
Hasta el 30 de abril de 2023

«Queremos poner el foco sobre la cultura y la creatividad de un país que está sufriendo. Queremos apoyar a un país que está siendo agredido y en el que hace un año, las personas vivían como nosotros».

Marta Ruíz del Árbol, conservadora de pintura moderna del Museo Nacional Thyssen-Bornemisza.

Bajo los colores vivos y figuras realistas o desdibujadas, se representan en esta exposición la vida cotidiana, el folclore o momentos bélicos de la Ucrania de principios de siglo XX. Treinta años de conflictos como las guerras imperiales, de independencia o el mandato de Stalin… han originado diferentes obras pictóricas basadas en vanguardias que ya estaban en Europa y de las que se nutrieron los artistas ucranianos, dando lugar a un arte figurativo que hoy podemos apreciar en el Museo Thyssen Bornemizsa.

El futurismo, el cubismo o el constructivismo se palpan en las casi 70 obras que se exponen en orden cronológico y que como bien indica su nombre, han estado nuevamente en el ojo de huracán, ya que han sido «salvadas» de un país en guerra con el apoyo del presidente Zelensky, el ministerio de cultura ucraniano, el museo Thyssen y el estado español.

Alexandra Exter, Vasyl Yermilov, Oleksandr Bohomazov, Viktor Palmov entre otros nos hacen un recorrido por las diferentes etapas históricas que se suceden en Ucrania, desde la influencia que tiene el cubismo francés y el futurismo italiano en los jóvenes pintores, pasando por el Kultur Lige donde los artistas judíos tiene su máxima expresión o los Boichukistas algunos de los cuales fueron ajusticiados bajo el mandato de Stalin hasta llegar al Realismo Socialista como único estilo artístico oficial soviético.

Para apreciar todo este talento expresado mediante pinturas, dibujos, collages o diseños teatrales, hemos hablado con Marta Ruíz del Árbol, conservadora de pintura moderna del Museo Nacional Thyssen-Bornemisza.

La exposición hace un repaso a las primeras décadas del siglo XX marcadas por conflictos bélicos. Parece que Ucrania siempre ha estado inmersa en guerras y esto ha influido en su arte.

El titulo de la exposición «En el ojo del huracán» hace referencia tanto a los tiempos pasados como al actual. Es un lugar estratégicamente importante donde se cruzan muchas fuerzas contrapuestas, muchos imperios y Ucrania ha tenido unas épocas muy duras de guerras y conflictos bélicos.

«Uno de los rasgos principales y que ellos más reivindican a la hora de definirse como ucranianos es la importancia que tiene el color, porque es lo que les remite a sus raíces, a la cultura popular».

Llama la atención que siendo pinturas que se han creado en periodos de guerras o hambrunas tengan esas vivezas de colores.

Tiene que ver con el momento histórico que estaba viviendo el arte. Los artistas que están presentes en la exposición pertenecen a la vanguardia artística europea e internacional que estaban tratando de decir las cosas de otra manera.

Uno de los rasgos principales y que ellos más reivindican a la hora de definirse como ucranianos es la importancia que tiene el color, porque es lo que les remite a sus raíces, a la cultura popular. A pesar de que haya artistas como Alexandra Exter que está en contacto con Picasso y a Braque, con los cubistas y que conoce las tendencias más monocromas que estaban teniendo lugar en París, se decide por seguir a nivel formal esas tendencias pero no abandona nunca el color. Es un rasgo característico y diferenciado del arte ucraniano.

Los artistas representados en la exposición pueden resultar desconocidos aquí a pesar de sus relaciones con pintores como Picasso, por ejemplo, mencionabas a Alexandra Exter.

Algunos pintores viajan a occidente. Alexandra conoce en Paris el cubismo y luego el futurismo, pero no se exilio allí, sino que fue un enlace con Ucrania e incluso con Rusia. Ese ir y venir la convierte en un puente que hace que todas esas corrientes vayan entrando en los círculos artísticos ucranianos. Alexandra Exter es una de las figuras más conocidas en occidente junto con Sonia Delaunay, que saldría muy joven de Ucrania y nunca volvería y su carrera prácticamente se realizó en Francia.

Hay otros artistas que recibieron esas influencias de occidente de segunda mano gracias al ir y venir de los autores anteriores, gracias a publicaciones en revistas y que son desconocidos para cualquiera que no sea ucraniano. Estamos muy contentos de que se puedan conocer fuera porque realmente lo merecen porque tienen una calidad artística impresionante.

«El lenguaje artístico es eso: un lenguaje. Aquellos que se expresan así lo hacen en cualquier circunstancia, bajo las bombas y bajo circunstancias muy adversas».

¿El conflicto con Rusia puede hacer merma en los autores y en el arte futuro?

La realidad tan dura que están viviendo se va a reflejar de alguna manera en el arte y esta exposición es un ejemplo.

Pero no necesariamente representando la guerra, lo vemos en las obras de la exposición, que, a pesar de estar hechas en un momento tan convulso, no reflejan estos momentos tan trágicos. El lenguaje artístico es eso: un lenguaje. Aquellos que se expresan así lo hacen en cualquier circunstancia, bajo las bombas y bajo circunstancias muy adversas. Lo tenemos también en nuestra historia, como el arte resurge una y otra vez.

La salida de estos cuadros de Ucrania nos recuerdan cuando salieron obras de arte del Museo del Prado de Madrid.

Es algo que a los españoles se nos viene a la cabeza. En toda esta operación, que se ha realizado en muy poco tiempo, en cinco meses, había esa necesidad de sacar las obras, de salvaguardarlas y de reivindicar un hecho cultural, una diferencia cultural que la Rusia de Putin no reconoce.

«Lo que quieren es que nosotros sepamos que algunos artistas como Alexandra Exter, considerados rusos, eran ucranianos».

¿Los artistas de la exposición pertenecen a la vanguardia rusa?

Occidente, al recuperar los artistas que estaban al otro lado del telón de acero, a los artistas de la vanguardia de principios del siglo XX, los nombró como vanguardia rusa, fueran de donde fueran. Se entendía que Rusia era todo.

Ahora, desde que Ucrania se convirtió en un país independiente, ellos reivindican esta vanguardia ucraniana que se desarrollo en diferentes ciudades como Kiev, Járkov y Odesa. Lo que quieren es que nosotros sepamos que algunos artistas como Alexandra Exter, considerados rusos, eran ucranianos. Otro ejemplo: Kazimir Malévich nació en Kiev y tuvo relevancia para la vanguardia ucraniana.

También pretenden decir con esta exposición que muchos de los artistas que están representados en la muestra sufrieron la represión de Stalin. Cuando declara en los años 30 el realismo socialista como única forma de arte aceptable, los autores fueron declarados los enemigos del pueblo y muchas obras fueron destruidas. Es un milagro que se conserven algunas. Ahora mismo se están salvando por segunda vez. Stalin ejecutó a la élite cultural ucraniana.

¿Se pueden considerar las pinturas de la exposición como arte propagandístico? Se desarrolló en estos periodos de guerra…

No. Son artistas que están creando libremente y no tienen un afán político. A lo mejor en algunos casos como los Boichukistas quieren crear un arte nacional, quieren reflejar en sus obras las características principales de los que ellos consideraban la esencia ucraniana, recuperan recursos del arte neobizantino y los mezclan con el arte y vestimenta popular .

«Sacar obras de un país en guerra ha sido un proyecto muy exigente y gratificante».

¿Cómo ha sido el traslado de los cuadros?

Las obras han podido salir del país gracias a la colaboración de dos museos ucranianos: El de Arte Nacional del país y el Museo del Teatro, el Cine y la Música, que han accedido a los préstamos. Además, sin el apoyo del Ministerio de Cultura y la Presidencia del país, con Zelenski a la cabeza, nunca se podría haber llevado a cabo los traslados.

Han entendido que era una emergencia cultural, que es una iniciativa que había que respaldar a pesar de ser patrimonio ucraniano que sale del país. Se ha preparado muy rápido y en unas circunstancias muy excepcionales. Sacar obras de un país en guerra ha sido un proyecto muy exigente y gratificante. Los colegas de allí se quedaban a dormir en el museo para preparar las obras. No tenían garantía de que el transporte público fuera a funcionar. El metro para cuando hay bombardeos, las estaciones se convierten en refugios y no hay garantía de nada. No te contestan a los correos porque no tienen luz o porque están en un refugio antiaéreo. Saber esto impacta mucho. Cuando el camión circuló por Ucrania fue un día muy duro de bombardeos…

¿Qué se pretende transmitir con la exposición?

Queremos poner el foco sobre la cultura y la creatividad de un país que está sufriendo. Queremos apoyar a un país que está siendo agredido y en el que hace un año, las personas vivían como nosotros. Ha sido muy grato abrir las obras y ver la calidad excepcional que tienen los pintores ucranianos y que se merecen la exposición.

Más información: https://www.museothyssen.org/exposiciones/ojo-huracan-vanguardia-ucrania-1900-1930

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