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Entrevista de Reyes Muñoz de la Sierra
Fotografías de Raquel Alonso cortesía de Subterfuge
Pódcast: https://youtu.be/n5Puoj3M3Ug
Dicen que las tendencias tienen ciclos de dos décadas, y aunque Beatriz Salvador no sepa quiénes son Aerolíneas Federales, escuchar Tus cosas en una caja me traslada al primer concierto de mi vida. Tarareo «No me beses en los labios» mientras me mira con una expresión muy «qué random». En otro salto, me sitúa en el verano de «Al amanecer», de los Fresones Rebeldes. Ella ha versionado «Medio drogadas» para un disco homenaje que lanzará Subterfuge en 2025. Venga, Bea es moderna a lo Rimbaud.
Todos sus temas van de su vida y sin prestar demasiada atención, Venga, Bea visibiliza al colectivo LGTBI. Y hace una labor pedagógica distinta, por su forma pop y por su fondo nada rabioso. «Señores» es su gran hit. «Tus bragas», «La playa», «Me cago en tus muertos» y «Japón» son una tetralogía sobre las fases del duelo por amor con una sonrisa amarga. Se dedica a la música, pero podría montar un consultorio: con su naturalidad alegra el día.
Me he puesto a escribir preguntas y no sé ni por dónde empezar ni por dónde salir. Así que empiezo por el principio. Estudias Bellas Artes y dejas las Bellas Artes. Cuando leo historias de estas me acuerdo de El Hortelano, que decía que los amigos que pasaban por Bellas Artes, dejaban de pintar bien.
Totalmente, madre mía, qué trauma. No me arrepiento de haber hecho la carrera porque no podría haber hecho otra cosa en ese momento. No me planteaba que hubiera otra opción y bueno, también saque cosas buenas y amigos para toda la vida. Sí que hay como dos posibilidades y a grandes rasgos, o te encanta, conectas bien con los profesores y tal, o que cuando empieza a ser una obligación algo que para ti era un hobby y te empiezan a mandar cosas que tú no quieres hacer… Para mí dibujar era lo que me sacaba de todo, me quedaba dibujando en mi casa horas, horas y horas. Que bueno, yo ya había hecho el Bachillerato de Artes, pero no tiene nada que ver, y a mí pues la carrera me quitó un poco las ganas.
Pero supongo que ahí están escondidas…
No he vuelto a dibujar como antes.
Vaya, ¿Y la carátula del disco?, que es muy de la discográfica, pero no. Así que he pensado que quizás la habías hecho tú.
Esa sí. La hice en el iPad. A ver, te explico. Primero había como un concepto que luego dijimos, «uy, madre mía, esto no». Fue hace mucho tiempo, la hizo mi compi de piso —una que ya no está— entonces yo digo: «a ver si la podemos mejorar un poco», pero iban saliendo cosas y yo pensando «esto no es», «no me mata» y un día, de repente, se me enciende la bombilla. En el iPad hice un boceto y el chico que se encarga de ilustrar, lo hizo todo en HD, bien puesto… Yo para dibujar y todo esto, siempre he usado el papel, el iPad me sirve para hacer algún boceto, enseñar un poco la idea de lo que quiero hacer. Pero estoy muy contenta porque básicamente es igual que la que hice.
El otro día escuché que las modas volvían en ciclos de veinte años. Escuchando el disco pensé que hace 20 años, lo petaron Los fresones rebeldes, que vas a participar en el disco homenaje, por cierto; y que hace cuarenta, Aerolíneas Federales, que hacían un pop muy punk… De canciones que parecen fáciles, pero no lo son…
No sé quienes son Aerolíneas Federales.
Uy, yo los vi en las fiestas de mi pueblo. (No se lo cuento: besé al batería en una oreja porque estaba dormido, no me firmaba el autógrafo y los otros me dijeron que así se despertaría, como un Bello Durmiente. Tendría siete años). Tarareo «No me beses en los labios». ¿No te suena?
No, nada. (Risas) Pero me encanta que se me compare con Los fresones, a mí me encanta. O sea, es un honor. Claro, yo cuando empecé a componer música fue en la época de Bellas Artes y todo esto, con dieciocho años, una cosa ahí, muy intensa… y estas primeras canciones son totalmente distintas, y de hecho no he sacado ninguna. Sí que me gustaría algún día recuperar algo, darle otra forma, otra cosa, por los viejos tiempos, para honrar esas canciones… Pero es que de momento no me sale. Son muy distintas de las que empecé a hacer después. Pero estoy mucho más cómoda en este ámbito de «Quiero contar algo», pero a lo mejor, me pongo en la posición de lo que tú dices, no parece tan serio, pero en realidad habla de muchas más cosas.
Haces canciones con más fondo de lo que parece, ¿no?
Sí, creo que sí. Unas canciones pueden parecer tonterías como la de «Tus bragas». Si tú lo piensas, realmente es la canción de una tía hablando de que se pone en las bragas de su ex novia cuando tiene la regla ¿sabes? Como que al final, una cosa tan estúpida, entre comillas, está visibilizando la realidad LGTBI y cosas de estas.
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Y la realidad es que son cosas que hace veinte no se podían cantar. No sé si eres consciente. Hablé de esto con Ainoa Buitrago, de que la naturalidad es el fruto de una evolución brutal de la sociedad. Y me dijo que era consciente porque lo había hablado con su madre. ¿Tú eres consciente?
Bueno, yo siempre desde que vine a Madrid, me he juntado con gente muy metida en estos temas. Me acuerdo de una frase que me dijo una chica, «ser lesbiana es un acto revolucionario en sí mismo», entonces claro, si lo piensas así, todo se expande también a las canciones. O sea, hacer una canción como «Soy lesbiana», poder hacerlo y poder ponerte ahí a decir «titití», eso ya es una cosa un poco revolucionaria en sí. Obviamente, ya hay mucho camino hecho, porque si no, realmente hubiera sido impensable. O sea, que sé que para que yo pueda hacer esto ahora, ha habido muchas cosas impensables hace años. Entonces, no sé, no recuerdo como un momento que yo pensase: «Ay, puedo hacerlo». Ha sido poco a poco, ha venido muy natural y yo la verdad, que he hecho lo que he querido siempre, sin plantearme el sentido de lo que estaba haciendo.
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Volvemos otra vez a la cronología. Lanzas «Tus bragas»… (me río sola). A ver… lanzas el single de «Tus bragas» y de repente aquello es un hit. ¿Cómo lo vives? ¿Te agobias? ¿Te gusta?
Yo como que lo vivía como con mucha ilusión, no me dio tiempo a agobiarme. Subí «Tus bragas» sin ninguna pretensión, pensando que la iban a escuchar mi grupo de amigas, mi madre y poco más y de repente tuvo muy buen recibimiento y eso me animó. Pero yo habría seguido igual sin eso. Yo tenía en ese momento cuatro canciones grabadas y las iba a subir, las escuchase quien las escuchase. Yo quería tener un pequeño EP y decir que tenía un EP, ¿sabes? Yo lo que no quería era no haberme atrevido nunca a hacer nada con esas canciones. Y luego pues fui subiendo, fui subiendo y sale «Señores» que fue el otro gran hit, y a partir de ahí me hice más conocida…
¿Y qué tal lo llevas? Ahora estamos súper comunicadas a través de redes… No sé si de alguna manera eso te genera algo positivo o negativo, o pasas.
Me gustaría usar menos Instagram. Yo antes de todo esto estaba como muy de toques. Pero claro, tengo que usarlo porque tengo que hacerme promoción porque tengo que estar en la onda, tengo que hablar con gente… ahora estoy poco, pero más de lo que me gustaría. Pero bueno, a su vez también es una manera de hacer todo mucho más accesible.
Yo me acuerdo de que cuando tenía catorce o quince años, era impensable hablar con alguien a quien admirabas, o ver desde tan de cerca lo que hacía esta gente. Yo me compraba la Superpop y veía ahí a La Oreja de Van Gogh. Yo me acuerdo de que el primer concierto al que fui, que fue de La Oreja de Van Gogh, con once años, lo vi en la Superpop en plan que iban Almería y yo, «mamá, mamá, cómprame la entrada». Ahora te enteras de todo porque lo buscas en Internet y digo, madre mía. La cosa es que ahora es indispensable, pero sí que por una parte digo, «ojalá fuera todo un poco más relajado en este aspecto», pero también tiene sus cosas. Bueno, supongo.
«Me cago en tus muertos» parece que es una cosa y luego es otra. Vamos a ponernos serias, desde la sencillez de la que hablábamos antes, en tu disco podemos encontrarnos con una trilogía o una tetralogía del duelo por amor.
Ya te digo, no fue a propósito. Como te decía, este CD lo quería sacar igualmente. Firmé con el sello y al final se retrasó un pelín porque, pues por eso, firme con el sello. Pues digo: «si lo saco con ellos aprovecho para hacer un buen CD, con una buena distribución, con un tal profesional». Al final metí un par de canciones que en principio no iban a entrar… porque no existían, básicamente. No, una no existía y la otra estaba a medias. Tardé en sacarlo y pensé que no lo tenía que hacer como al principio, que te tienes que pagar tú todas las producciones y por eso estás en plan: «apuesto por esta, que esta es de verdad buena». Era muy cuidadosa con todo. Con la discográfica, no tenía que pensar tanto, y con lo del duelo, no hice una cosa muy pensada. Ya para poner el orden de las canciones, sí que dijimos… o sí que dije, que en realidad cuando hablo en plural soy yo con mis voces (risas)… Sí que dije: «tiene más sentido así, está más equilibrado».
Con «Me cago en tus muertos», sí que dije: «voy a hacer un poco aquí de clickbait». La gente piensa que va a escuchar una canción macarra y luego es un poco más sentimental de lo que parece.
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Entras en la discográfica y del EP inicial la cosa para a ser un LP. ¿Te sientes privilegiada? Que hay una leyenda negra con las discográficas… ¿Cómo te están tratando?
Lo que tú dices, todas estas cosas, el miedo a la discográfica que existe hoy… Yo por ahora estoy muy contenta y no me han dicho que no a nada, lo cual me halaga también. Pero estoy tranquila porque parto con ventaja. Tengo mucha suerte porque una de mis mejores amigas es María Solá de Jordana B, que está en la misma discográfica. Si tengo alguna duda voy con María. Sobre todo al principio, cuando yo estaba más perdida que un pulpo en un garaje, ha sido mi guía, totalmente. Jamás se lo podré agradecer lo suficiente. Si hubiera entrado en una discográfica en la que no conozco a nadie, me habría sentido mucho más perdida. Y a lo mejor, lo que decimos, entras con sospechas infundadas, con lo de lo que se dice en un contrato.
Pero hay que pensar, que al final las discográficas son negocios y hay que mirar por el bien de la de las dos partes, obviamente. Y también quiero decir que al final somos personas todas. Yo quiero confiar en que si en algún momento hay algún conflicto somos personas adultas normales y con cabezas. Por ahora no ha sucedido, puede suceder porque las cosas son así, pero yo confío en que nos vaya a todos muy bien.
A ver, yo creo que la discográfica tiene avales. Me hablabas de Jordana B, pero ahí hay mucha gente muy librepensadora… Al final, la autoproducción mola, pero es solitaria. en Subterfuge estás con más artistas y eso puede servir para entrar en un cartel, grabar colaboraciones…
Hablábamos antes de la portada, antes era como «yo sola». Pues ahora hay también un apoyo en plan de «oye, ¿qué hacemos con esto?», «¿Qué hacemos con lo otro?», también, a la hora de sacar canción, ellos saben cuando es el mejor momento… Si tienes un grupo, siempre tienes a alguien que te sirve de apoyo, o si conoces a alguien que esté más experimentado en el tema te puede ayudar, pero aquí, pues al final tienes un equipo que trabaja para que a ti te vaya bien. Que ese tipo de decisiones también pueden ser muy agobiantes, porque la última palabra es última o una opinión muy importante es la tuya.
Al final también hay mucha diferencia entre si eres un grupo o si eres una persona sola, al menos en mi caso. Lo hablaba el otro día con una colega. Si hay algún conflicto, yo a lo mejor no soy muy lanzada. Me cago más. Yo me cago. Si tienes un grupo, a lo mejor tú no, pero si la guitarrista de tu grupo es de las que ponen el coño en la mesa y de las que dicen «de aquí no salgo hasta que tú no metas esto»… En un grupo se reparten las cosas, pero si eres tú con tu proyecto personal… Supongo que también son menos discusiones.
Bueno también es que cuando nos metemos en propuestas como la tuya, que van un pasito más adelante de lo que se está haciendo, por así decirlo. Es como una red de seguridad, ¿no?
Sí, que igual la seguridad te la da el que llegue una discográfica, o que llegue una amiga o que lleguen muchas amigas y te digan «pues a mí me mola». Al final es un apoyo que tienes detrás y hay cosas a las que tú no puedes llegar al cien por cien siendo independiente. Por ejemplo, el tema del booking, por ejemplo, estar en un festival. Tú sola es muy difícil que entres. ¡Aunque estuve en dos antes de estar con Subter! Meterte en el circuito de festivales es muy difícil, si no tienes a nadie que te apoye. Van con la propuesta, que tiene nombres hechos, y al final es una discográfica que tiene reputación. Es mucho más factible que hagan caso, porque van en plan de «mírame a esta niña», que si voy yo mandando mails, que tienen que recibir miles, a todas horas.
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¿Hay un interés pedagógico en tus letras? Digo por tu parte. Porque lo tienen e igual a ti te da igual.
Pues a ver, obviamente me da igual. Lo único que he notado… Yo hago las canciones que yo quiero, siempre sin ningún tipo de intención, pero ahora que esto empieza a ser más serio, sí que pienso: «¿Esto le gustará a mi público?». Antes no tenía a nadie a quien echar cuentas, porque era como «ay, mira, jaja». Ahora es una cosa un poco más real, puede ser que se convierta en mi profesión. Esperemos. Pues sí que lo pienso un poco más, pero luego digo, mira si lo que ha funcionado para que yo esté aquí ahora mismo, porque a la gente le ha gustado, es que yo haga lo que sea siendo libre de estas cosas, pues así seguiré.
¿Y sobre la intención pedagógica?
En «Señores» sí que hay una intención de decirles, «no hagáis el ridículo». En «Soy lesbiana» sobre todo la cosa está más en visibilizar el colectivo. La saqué el día de la visibilidad lésbica. De hecho, antes de que saliese, estuve buscando con una amiga si había alguna canción que se llamara «Soy lesbiana» y no, no. Había hay una canción que se llama «Súper lesbiana», pero no me acuerdo ahora mismo de quién era.
Esa canción, no sé si lo habrás visto, era parte de un de un jingle para Freeda del año anterior y yo pensaba que en el contrato yo había firmado que no podía hacer nada con esa canción. Luego dije, oye, revísame bien este contrato, porque a lo mejor sí que puedo grabarla entera. Y efectivamente, podía grabarla entera sin ningún problema. ¡Estuve un año pensando que le había vendido mi alma a esa gente y que no podía hacer nada!
Y de donde sale «Señores».
Xavi Piñeiro es el chico con el que la canto. La canción es suya. Vino a mí un día y me dijo: «Te regalo esta canción que yo no puedo cantarla con mi grupo». Y yo: «mira, pues muy hábil por tu parte, porque realmente si tú te pones a cantar esto, es que te excavas tu propia tumba». Me dijo que ahí la tenía y que hiciera con ella lo que quisiera. Yo ya dije: «pues yo quiero que tú la cantes y quiero que la hagamos juntos, quiero que la grabemos con este productor…». Al final cogí a un gran equipo de personas, otra amiga me hizo el vídeo y lo petó. Te digo también que es reivindicativa, pero tampoco quiero ponerme a dar lecciones a nadie, ¿sabes? Más adelante he pensado en hacer otra canción del mismo rollo, pero es que no me quiero poner a propósito, siempre he sido de «a lo que venga». Además, creo que si hago algo a propósito, al final no sé si la gente lo notará. Yo noto siempre si ha quedado una cosa más artificial, es algo que no me acaba de convencer.
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El cuarto corte de tu disco es «La playa», que entra dentro de la tetralogía esa del duelo por amor. Pero antes me hablabas de La Oreja de Van Gogh… y está la cuarta. Es un homenaje, claramente. ¿Quizás a ti misma?
Mira, ya que lo dices es un poco un homenaje a mi vida. También está la número cuatro porque «La playa» en El viaje de Copperpot es la número cuatro. No es solo que haga el guiño con el título, pero claro… Es que estoy muy sensible, casi me pongo a llorar. Yo me acordaba de ponerme mi CD de La oreja de Van Gogh y yo lo que hacía era sentarme en el suelo a leerme todas las letras, aunque por supuesto ya me las sabía, y esto lo hacía constantemente. Soy una persona de gustos muy fieles, y entonces yo pienso: ¡ahora tengo yo un puto disco!, o sea, que esa niña pequeña, que estaba escuchando La oreja de Van Gogh en su casa, jamás en la vida se habría imaginado que ella tendría un CD algún día, porque además, yo de pequeña era súper tímida y súper… nada de lo que ves ahora. Yo me imagino a esa niña sabiendo todo lo que le viene, y es que me emociono un montón. «La playa» es un homenaje a esta parte de mi vida, que estuvo tan marcada por La oreja de Van Gogh. Yo tenía en mi MP3 todos los discos de La oreja de Van Gogh y uno de Hilary Duff.
¿Eres de todas las épocas de La Oreja de Van Gogh?
De lo que iba saliendo, en ese momento tenían tres CD, pues yo tenía los tres CD y me pasaba la vida escuchándolos. Pero los verdaderos fans también sabemos apreciar a Leire, que se lo merece.
Eso es así. El homenaje que vais a hacer a los Fresones… al final no me contaste si los conocías de antes o los conociste a raíz de pues eso que va a hacer Subterfuge.
Los conocía de antes, es imposible, casi, no conocerlos, pero no era ultra fan. Sí que es verdad que a mí me ofrecieron la de «Medio drogados» y dije «no puede ser». O sea, es mi canción favoritisima de ellos, más que «Al amanecer», más que cualquiera. Yo sobre todo escuchaba el disco este grande de los grandes éxitos… Yo dije, me ha caído del cielo esto y de repente. Luego eso me dio la oportunidad de conocerlos, de tocar con ellos y la verdad es que son un amor de personas.
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He leído la historia de «Japón». Ay, es cómo muy IA, ¿no?
¡Antes de que dominase nuestras vidas! Totalmente. Estoy haciendo una serie de publicaciones en Instagram contando de dónde salen las canciones y justo la puse el otro día. Lo que cuento fue que poniendo en Google «viaje a Japón» y cogiendo lo que me salía de los titulares…
¿Y ya está? ¿Poniéndolo ahí los titulares salía la idea central de «Japón»? ¿Y quedó guay y ya está?
Casi todas mis canciones son reales, son mi vida al cien por cien. Yo me había dejado con una novia, que por cierto, es la misma que la de «Tus bragas», lo había dejado con ella y nosotras habíamos hablado de ir a Japón cuando estábamos juntas. Entonces la canción empieza diciendo «voy andando curriculum en mano y veo anunciado un maldito viaje a Japón» y esto es verdad. Yo iba por Gran Vía con el currículum en la mano, de cuando todavía se echaban en físico, y vi un cartel gigante de que anunciaba un viaje a Japón, cuando lo acabamos de dejar y entonces, a partir de ahí, yo ya quise hacer la canción. La idea es en contraposición a la de «Tus bragas», que es como más macarrilla. Esta es en plan de «venga, vamos a acabar bien». O sea, que sí, que quería contar algo.
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No sé cómo te planteas los conciertos, si ir con bases tú sola o con músicos…
Depende del formato, de lo que te paguen también, del caché y todo esto. Habrá algún bolo que me paguen un caché más alto y yo diga: «Oye, pues mira, aquí quiero ir con banda que es un escenario guay, que es un concierto tocho y tal». Pero si luego me pagan, porque yo tengo que pagarle a cuatro músicos y obviamente, si no puedo hacer esto iré con un guitarrista. Que los músicos también comen. Eso también es lo bueno de no tener una banda a cuestas todo el rato, que tengamos que ir los cuatro o los cinco a todo sí o sí.
Para el concierto de presentación del disco, sí que conté con banda que en un momento, me cagué viva porque digo, «uy, madre mía, yo no sé si si voy a perder dinero con este concierto». Me vine arriba. Pero bueno, al final se vendieron todas las entradas y yo respiré tranquila por fin. Me encanta tocar con banda y la gente que reunió este concierto, que eran amigos míos por separado, se llevaron luego muy bien. En mi opinión sonamos genial, pero bueno, hasta ese momento yo había ido siempre con un guitarrista y con las bases y ha ido también muy bien siempre. Lo otro, pues le da un poco más de vidilla, de color… Y mira, ha quedado demostrado que funciona de las dos maneras.
Al final también hay muchas otras cosas en juego, la canción en sí, la interpretación, el show que haga, como interactúe con el público… Yo intento trabajarme mucho esto, porque si tengo que ir en algún momento, pues solo con un guitarrista, que no parezca que el escenario está vacío. Yo me muevo mucho. Yo hago muchas cosas.
Me falta que me hables de los videoclips. ¿Los estás disfrutando? ¿Te gusta hacerlos o están en la dinámica del «hay que», (hay que subir contenido)?
Ay, no, me encanta. Yo tenía subido en mi canal videos más amateur y tal y luego con Subter, ya hice alguno más profesional, con una productora pequeñita y yo me lo paso muy bien. Pero que tampoco estoy muy segura de que la gente demande videoclips, no sé si es un mundo que está en auge y caída. Pero a mí me encanta hacerlos.
Por si te sirve, yo solo veo videoclips, me encanta. Que te pregunto esto porque con el «hay que» hay un montón de ellos que pienso: buf, mejor no hagas. Pero los tuyos están chulis. Tienen el toque underground bueno.
Y tan underground. A cero euros.
¿Y cómo se te plantea la vida?
Pues bueno, ahora en invierno, en diciembre y enero, creo que es cuando se cierran los festivales. A ver si les gusta la propuesta y me sale alguna cosilla para el verano. Es el momento perfecto, porque así no tengo que hacer malabares con horarios, ni con nada.
«Yo solo confío en que la gente se venga un poco preparada, ¿no?»
Pues siempre hago para acabar una pregunta que a la gente le deja pensativa. ¿Qué te gustaría que te preguntasen? ¿Qué respuesta tienes ensayada?
Creo que no he ensayado ninguna porque digo siempre… «bueno, si en realidad solo tengo que responder a lo que me a lo que me pregunten con sinceridad», así que no me suelo rayar con esto. Yo confío mucho en los periodistas y en qué van a hacer una gran labor de investigación. Yo solo confío en que la gente se venga un poco preparada, ¿no? Una vez tuve una experiencia horrible de una persona que solo había escuchado «Señores» y me preguntaba cosas rollo si había tenido alguna experiencia machista en el mundo de la música. Como llevo poquísimo, sinceramente no la he tenido todavía, o sea la tendré. Bueno, hubo un técnico de sonido, que me dijo «Oye, eres más punk de lo que creía, así de pequeña». Yo mido poco más de metro y medio y luego me pongo a dar patadas y te sorprende, ¿sabes? Pero bueno, no es nada, que cosas peores pasan. Yo respondía y volvía a preguntarme lo mismo, y contestaba: «no me ha pasado, pero me pasará», y no iba a la siguiente pregunta. Fue una entrevista horrorosa. Entonces, no pido ninguna pregunta en concreto, pero hombre, quiero que haya habido una labor de investigación.
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