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Entrevista de BiPaul
Fotografía (c) cortesía de Promosapiens
Da gusto acercarse a bandas que no hacen lo mismo, siempre, a cada rato. He escuchado Inmortales, el disco de Alebrije y he encontrado referencias rarísimas. Por un lado, suenan a banda indie española, por otro lado, tienen un regustillo anglosajón y por el medio, hay una capa de condimentos iberoamericanos muy acertada. No en vano se han bautizado Alebrije.
Alebrije es un tipo de artesanía mexicana. Lo he visto en la wikipedia. Solo con esa frase ya podemos explicar en parte, los sonidos que vamos a encontrar en el disco ¿no?
Isabel: Podría decirse que hay una raíz profunda, una conexión especial con México, eso es innegable; pero lo que nos hizo decantarnos definitivamente por ese nombre y no por otros (nos rondaban varios) es la idea de fusión que guarda su significado.
Javier: Es un concepto muy vinculado con México, pero más allá de eso, nos gustó por esos matices a los que se refiere Isa: la mezcla, lo artesanal, los sueños hechos realidad, el poder casi mágico o incluso medicinal que tiene la música… Todo eso es lo que nos sedujo del nombre, independientemente de su origen mexicano, porque no somos una banda de folclore mexicano.
Si bien «Inmortales» es el single que da nombre al trabajo, es sónicamente, el verso discordante del disco. ¿Este es el motivo de elegirla? ¿O porque la letra parece una declaración de intenciones?
Javier: La verdad es que “inmortales” es una palabra tan potente, queda tan bien como título, que no podía ser otro. Pero además, lo que dices de la letra no va desencaminado y creemos que la canción tiene mucho potencial, por eso la elegimos también como single.
Isabel: ¡Sí, ciertamente es discordante! Pero también tiene una filosofía que va muy bien con la idea general que queremos transmitir con todos los temas del disco, aceptación y a vivir que son dos días.
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Creo que parte de la propuesta sonora creo que tiene que ver con que vosotros formastéis parte de un grupo de teatro que viajó mucho por Iberoamérica. Para mí es un disco más que latino, mexicano pero de mariachi pop, vaya. No sé si estáis de acuerdo.
Javier: Tengo que matizar la pregunta porque es cierto que Isa y yo estuvimos unos años en una compañía de teatro, pero los viajes por Latinoamérica no tuvieron nada que ver con el teatro, son dos hechos independientes.
Y en realidad yo no creo que sea un disco tan mexicano. Está claro que hay algo en el nombre, en la estética, en la temática y también en el sonido, que remite a México, y hasta cierto punto es intencionado, pero si te paras a escuchar las canciones del disco una a una yo creo que, en cuanto a estilo, mexicana es “Día de muertos” y ya.
Isabel: Bueno, yo no sé cómo lo definiría. De hecho, cada vez que me preguntan qué estilo de música tocamos, me encojo de hombros y lo resumo simplemente como pop-rock latino. Quizá porque siento que aún somos bebés, que estamos en fase de desarrollo y de búsqueda. Y también, quizá, porque nunca me gustaron las etiquetas ni los límites.
«Supongo que a la hora de componer influyen en uno mil cosas: el bagaje musical y lo que estás escuchando en ese momento».
Se me han venido referencias muy locas mientras lo escuchaba. Sois seis, así que ese local de ensayo debe ser un universo infinito de sonidos… A mí me han venido desde Amaral a Los heroes del silencio y de La quinta estación a los Babasónicos. ¿Sois de las bandas que admiten las influencias? ¿Cuales serían?
Javier: Supongo que a la hora de componer influyen en uno mil cosas: el bagaje musical y lo que estás escuchando en ese momento. Si tenemos en cuenta que la primera canción que hicimos para este disco se compuso creo que en 2016 y la última 3 o 4 meses antes de entrar en el estudio en 2021, te puedes imaginar la cantidad de influencias. Lo sorprendente es que exista cierta coherencia. ¿Influencias conscientes? Natalia Lafourcade, David Bowie, Depedro, Susan Santos, Los Rodríguez, Silvia Pérez Cruz… Y sin duda también Última Experiencia, la antigua banda de Ariza, el productor de nuestro disco, que ha influido bastante en el resultado final.
Isabel: Imagino que es inevitable tener influencias. La música hace vibrar a las personas, hace que resuenen emociones, recuerdos. Cuando uno escucha los primeros acordes o los primeros golpes de batería de una canción con la que ha vibrado, algo mágico sucede. Es una fuente de inspiración en sí misma. A la hora de componer, todo influye, desde con qué sensaciones te levantaste por la mañana, qué canciones escuchaste durante el día y qué «onda» quieres transmitir con una melodía o una letra. Personalmente, admito, quiero y deseo toda la influencia que me puedan brindar desde Bunbury a los Beatles, pasando por Crowded House, Chavela, Manolo García, Rozalen, Depeche Mode, Soda Stereo…
Entre «Dos catedrales», que a mí me salió primera y «Violetas de otoño» que es la segunda, tenemos un ying-yang sonoro y argumental bastante claro. Esto es muy de la música anglosajona. ¿Es algo buscado o al hacer la playlist os pareció que quedaba bien?
Isabel: Recuerdo que diseñamos varias playlists con diferentes lógicas. Y finalmente nos decantamos por esta, si no me falla la memoria, precisamente porque son los extremos, en lo que a sonido se refiere, de lo que queremos que se identifique como sonido Alebrije.
Javier: «Dos catedrales» la escribió Isa y «Violetas» yo, de modo que lo del yin-yang está muy bien visto. Queríamos empezar el disco arriba y pensamos que la primera tenía que ser una de estas dos o «Inmortales». Finalmente nos decantamos por este orden porque nos pareció que quedaba bien el conjunto.
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Me ha parecido que las canciones son capítulos de una historia de un desencuentro, hay una que se llama «Vidas paralelas» o escuchamos «El día de los muertos» que pura tragedia folk mexicana. ¿Voy bien? Porque también es verdad que tras la pandemia, estamos todos en un proceso extraño y Alebrije es una banda post pandémica.
Javier: Algo de eso hay, sí, pero diría que solo en las canciones que mencionas. Como te decía, el disco lo escribimos a lo largo de unos cuantos años y las influencias vitales, al igual que sucede con las musicales, van cambiando.
Isabel: El destino quiso que la banda, tal y como es ahora, naciera después de la pandemia; pero Alebrije, y la mayoría de los temas de este disco, se fueron forjando mucho antes, con vivencias varias, encuentros y desencuentros. La forma final se la hemos dado ahora, aportando cada miembro su toque.
¿Cómo trabajáis las canciones? Me parece que hay un compositor de las letras, un estilo al escribir, así que no sé si las decisiones son muy democráticas o surgen del núcleo creador de Alebrije.
Isabel: Digamos que Javi es el más productivo en ese sentido. Trabaja los temas concienzudamente de manera que cuando nos los muestra, ¡están casi perfectos! Pero no tiene problema en escuchar nuestras propuestas. Eso sí, hay que convencerle.
Javier: ¡No es que el disco haya sido un trabajo poco democrático, es que la mayoría de las canciones las escribí yo antes de que existiera el grupo, de modo que solo votaba yo! Pero luego cada uno ha aportado los suyo: en los arreglos de vientos apenas he intervenido, Paco ha hecho y deshecho a su antojo las líneas de bajo… Hay que intentar ser coherentes con el nombre de la banda.
«Isa y su voz son uno de los principales sellos de identidad de Alebrije»
La banda se compone de seis músicos, pero muy generosos. Porque el protagonismo se lo lleva la voz. ¿Contar con un “instrumento” tan potente como el de Isa puede ser el leiv motiv de una banda?
Javi: Estoy convencido de ello. La voz suele ser el engranaje de la maquinaria de una banda que conecta directamente con el público. No hace falta que sea un portento técnico, sino que sepa comunicar, que tenga personalidad. Isa y su voz son uno de los principales sellos de identidad de Alebrije, si no el principal, porque tiene todo eso y más.
Isabel: Bueno, hay muchas clases de bandas y de cantantes, eso está claro. Lo que se quiere siempre es llegar al público, transmitir emociones, sentimientos o ideas, vibrar y hacer vibrar.
Para mí, todo suma, la voz no sería nada sin cada uno de los instrumentos y sus interpretaciones. Es un todo, un engranaje que tiene que estar bellamente empastado.
Pero sin embargo, por la formulación de las canciones, esto suena a que en el directo el foco se va a desviar a los vientos y las percusiones. ¿Será así o la idea es ser lo más fieles posible a lo que está grabado?
Isabel: ¡Ah, tendrás que ver un directo para saberlo! Los directos son una fiesta para todos y cada uno de nosotros. No queremos hacer un calco de los temas tal y como están en el disco, pero tampoco nos alejamos demasiado, diría yo.
Javier: Estamos usando un poco el método ensayo-error. Intentamos hacer de nuestros conciertos un ritual en el que la gente baile, se emocione y se olvide de sus preocupaciones. Todo vale para conseguirlo.
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¿Cómo lleváis la puesta de largo? Cada proyecto lleva implícito un cúmulo de nervios primerizos o la experiencia contrarresta cualquier indicio de ansiedad.
Javier: Al tratarse de un proyecto completamente nuevo decidimos dejar que pasara un tiempo prudencial desde la grabación del disco hasta el estreno oficial del próximo día 18 de febrero, precisamente para ir asentándonos como banda y que el repertorio se fuera consolidando. Además, todos tenemos experiencia de proyectos anteriores y la mayoría ya habíamos compartido escenario, de modo que nervios y respeto, desde luego, pero ansiedad no.
Isabel: Como dice Javi, nervios y respeto hay siempre que uno se sube a un escenario. Porque quiere dar lo mejor de sí, que todo salga lo mejor posible. Pero tenemos muy claro que no hay nada mejor que disfrutar y entregarse al momento. Habitar plenamente el presente, el aquí y el ahora. Y eso es lo que deseamos hacer el 18 de febrero. ¡Disfrutar, que de eso trata la vida!