Alfredo Sanzol: “La calma mágica” en el Teatro Valle-Inclán


Textos de Raquel Carrillo
Fotografía de José Carlos Nievas

Alfredo Sanzol es un tipo feliz, divertido, amable y luminoso. Nos adentramos en su espacio de trabajo, en el centro de Madrid, allí donde escribe y trama todas sus obras. Rodeado de libros, y de apuntes antiguos sobre otras obras estrenadas, nos deja que nos asomemos un poquito a ese rico mundo interior que destila cuando habla. Hongos alucinógenos, elefantes rosas y la mezcla de realidad y ficción son los ingredientes de La calma mágica que se representa en el Valle Inclán hasta el 9 de noviembre.

La calma mágica es un homenaje a tu padre, fallecido hace un año.
Iba a escribir otra cosa, pero murió mi padre. Entonces quise hacer una obra dedicada a él, por eso la llamo comedia regalo, porque la he escrito pensando en que él se lo pasara bien. También responde a la voluntad de querer no perderlo. Es una resistencia a que los seres queridos desaparezcan. La perspectiva es bastante humorística, aunque también dolorosa. Es el tipo de obras que me gusta hacer. Es la historia de Oliver, al que en una entrevista de trabajo, Olga, la entrevistadora, le ofrece unos hongos alucinógenos. Comienza a tener la visión de que alguien le graba con el ordenador cuando está dormido. Y esa visión se hace realidad, o entra en la alucinación. En realidad no sé si es una alucinación o es verdad. He intentado mantener los tres planos al mismo nivel: de alucinación, de realidad y de sueño.

¿Por qué el título, La calma mágica?
Porque es lo que deseo que sea la muerte para mi padre. Un lugar de calma, pero que no sea aburrido. Que sea un lugar mágico.

Has utilizado Google como herramienta inspiradora… ¿lo has hecho también con La calma mágica?
Sí. Los buscadores de Internet te llevan a sitios que ni te imaginas… para mí es alucinante: los intereses y aficiones de la gente, lo que se puede llegar a escribir, las fotos que puedes encontrar, los vídeos… Para mí es una especie de gran juguetería. Pongo palabras al azar, a ver qué sale, o me dejo llevar por los links… eso me encanta. Que un link te lleve a otro, y otro a otro… es como convertirte en una pelota de pinball. Hay algo muy lúdico y muy juguetón.

lacalmamagica

LA INOCENCIA PERDIDA
«Creo que el trabajo de los adultos consiste en recuperar la inocencia. Es como rehacer el camino, para quitarnos los prejuicios, las ideas o los moldes que no te dejan ver gran parte de la realidad. Y la recuperación de la inocencia tiene que ver con el conocimiento de uno mismo y de los demás».

Tienes un sello muy personal y has creado un lenguaje escénico propio. ¿Cómo es tu proceso de creación?
Hay una primera parte de escritura del texto, pero que está muy mezclada con lo que va a ser la puesta en escena. Trabajo con imágenes que se van concretando en un texto, con ideas que luego sé que van a estar en el escenario. Cuando ya tengo la primera versión del texto, comienzo a trabajar como director, imaginando que ese texto no lo he escrito yo. Muchas veces generas de forma inconsciente imágenes, historias y tramas. Con el trabajo de director descubres lo que has escrito realmente. Y luego, ya en escena, trato de contar a través de imágenes esa historia que está ahí escrita. Es fundamental que me produzca algo dentro, y sobre todo que no me deje indiferente. Consiste en estar conectado con lo que estás haciendo, no dejarte llevar por la inercia o por lo ya hecho.

¿Cómo trabajas con los actores? ¿Tienes un método o depende del montaje?
Probablemente lo tenga. Eso te lo tendrían que decir ellos que me ven desde fuera… La verdad es que cada reparto es un mundo. Cuando estoy escribiendo, pienso en lo bien que me lo voy a pasar con los actores. Para mí es muy importante su visión. El imaginario de todos ellos, unido al del equipo artístico y al mío, es lo que hace que surja la función. Desde luego el papel del director está ahí, pero al final son ellos quienes hacen el espectáculo. Intento darles libertad, porque la estructura está hecha para que sea el director quien lleve las riendas, y al final puede que te lo creas y eso puede empobrecer la función. Cuantos más imaginarios confluyan, más rico será el resultado.

A pesar de la situación, estamos asistiendo a una gran explosión de nuevas formas escénicas, nuevos espacios, nuevas salas… ¿A qué crees que es debido?
Yo creo que es el resultado de un trabajo grandísimo que se ha hecho en las décadas anteriores de formación, de creación de escuelas, de espacios habilitados para hacer teatro, de creación de públicos, del esfuerzo de los colegios para llevar a los chavales a ver teatro… Es fruto de la generación de después de la guerra. A la de los 50 y 60, que trajeron todo el cambio teatral a España y que han sido nuestros maestros. La crisis no agudiza el ingenio, como he escuchado a algunos políticos. Esta explosión teatral es el efecto de las épocas en las que se invirtió en cultura. Sin inversión en cultura, el resultado es el empobrecimiento creativo, artístico y espiritual de la sociedad. Si se aumenta el IVA, sin una ley de mecenazgo y sin subvenciones, es lo que pasa. Es contra lo que tenemos que luchar. Hay que cuidar a estos nuevos creadores que están surgiendo tan interesantes, no dejar que ese talento se desperdicie.

¿Cuál es la primera obra que recuerdas?
Fue en el colegio, en Pamplona. Tenía unos seis años. Era una compañía de teatro de Navarra. Lo que más recuerdo era que representaban una manifestación, y eran solo cinco. Pero cada uno de ellos, con una especie de soporte, llevaba como siete muñecos a su lado. Y aquello me impresionó mucho. Realmente recuerdo haber visto una manifestación entera dentro del salón de actos del colegio. Es una imagen que no se me olvidará nunca.

¿Hay alguna obra que como espectador te supusiera un antes y un después?
La clase muerta, de Tadeusz Cantor. La vi con 19 años y me impactó sobremanera. Me acuerdo de ella cada semana. Fue en el Teatro Gayarre de Pamplona y era la compañía original.

¿Qué les dirías a los espectadores para que fueran a ver La calma mágica?
Que al venir a verla van a salir mejor de como han entrado. Ese es uno de mis objetivos. Tiene que ver con la diversión, el conocimiento, y al mismo tiempo con el equilibrio, con la armonía y con el entrenamiento para la vida. Me gusta que mis obras sean útiles. Que estén dentro de la vida de la gente.

Más información: http://cdn.mcu.es/espectaculo/la-calma-magica/

Lee la entrevista de portada en el ExPERPENTO en papel de octubre y noviembre 2014:

Enlace: http://issuu.com/experpento/docs/experpento_oct2014_issuu/20?e=2897458/9721479

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