Descargar ExPERPENTO 110 / Visualizar ExPERPENTO 110
Entrevista de Reyes Muñoz
Imágenes cortesía (c) de Almudena Carracedo
El 7 de julio de 2008, Nagore Lafagge fue asesinada a golpes en un piso de Pamplona tras resistirse a ser violada. Ocho años después, la emisora central de la Policía de Navarra recibió una llamada. La Agente 455, que patrullaba el casco viejo a pie, echó a correr y se encontró a una chica llorando. Había sido violada por un grupo de cinco hombres. Dos meses antes, el 1 de mayo, cuatro de esos mismos hombres habían abusado de una mujer inconsciente en Pozoblanco.
No estás sola. La lucha contra la manada. dibuja círculos en torno a estos tres casos. A través de los testimonios actuales de personas cercanas a los hechos, de recursos de archivo y de la narración dramatizada de los testimonios de las víctimas, entendemos las estructuras del machismo en la sociedad, en los medios y en las instituciones. Almudena Carracedo es, junto a Robert Bahar, la directora, guionista y productora de un documental que han visto en torno a quince millones de personas en todo el mundo.
…
…
Según transcurría el documental, pensaba «es frío como una llave, pero me emociona». Datos puros y duros. Datos exactos, y en esa frialdad surgen las emociones.
Lo importante era que la audiencia pudiera vivir la experiencia a través de las víctimas supervivientes y también de las personas que las acompañaron. Para nosotros, el mejor cine documental es el te hace entrar en ese túnel y para eso utiliza las herramientas del cine. La herramienta del cine es la emoción. Realmente el cine no es un medio de datos. Pero al mismo tiempo, es una película documental. La parte documental tiene que ser rigurosa, tiene que pasar la prueba del algodón, para que todo lo que ahí se dice sea absolutamente férreo en su rigurosidad.
Yo creo que la gente llega a la emoción de diferentes maneras. Hay gente que llega desde la solidaridad con ella. Entra en ese viaje con ella, con ellas. Hay gente que llega desde una de las personas que la acompañan. Hay gente que llega desde las marchas. Es curioso que a mí me ha dicho mucha gente que donde realmente se rompieron fue con las manifestaciones. Esto me hace pensar que es una peli muy activista, porque es en las movilizaciones cuando tú te das cuenta de que tu lucha es parte de algo mucho más grande. Las movilizaciones no son solo para ella. Son unas movilizaciones de concienciación donde las mujeres empezamos a entendernos en el relato de otras.
Yo también me emocioné con las manifestaciones, mucho.
Hay gente que se emociona antes, también. La película va entretejiendo las historias personales con los hechos y con cómo los medios van recogiendo la voz de los agresores a través del abogado y esto se va multiplicando, ¿no?
En las manifestaciones me emocioné de una manera muy pura. Al ver las imágenes de archivo del abogado, sentía rabia, que bueno, también es una emoción.
Se produce un momento de clímax. Tienes por un lado todos los medios en contra. Que no son todos los medios, pero sobre todo, en las tertulias se va revictimizando a las víctimas diciendo: «Yo no te creo, chica, es que no te creo». Y de repente en las manifestaciones se produce la reacción del «hermana, yo sí te creo». Ese es el momento de tensión y de conflicto. Si alguien no se ha emocionado antes, es un momento de catarsis, efectivamente de otra emoción.
«Nos parecía muchísimo más responsable e importante para lo que queríamos contar con la película, que era la universalidad de la violencia sexual contra las mujeres, que estos son cinco hombres cualquiera».
Es como si fuera una película de ficción, como un thriller con mucha tensión. Lo tienes todo en tu contra y llegan las manifestaciones y piensas, menos mal.
De nuestros documentales nos dicen eso, que parecen una película de ficción. Al fin y al cabo en las películas documentales, que no son reportajes, lo que hacen es precisamente es utilizar herramientas narrativas, aparte del uso de la música, o de los paisajes sonoros, del trabajo de sonido, las imágenes… y narrativamente también son herramientas parecidas. El trabajo de estructura narrativa también es similar, aunque nosotros trabajemos con material real, claro.
Decías lo de la revictimización. No me acordaba de la encuesta en Twitter aquella. Y sí que lo vi en su día y me escandalicé, me quedé helada.
Sí, era una encuesta para ver si había sido violación o no. Yo creo que era muy interesante ese momento porque es el culmen de este proceso de enjuiciamiento popular, del linchamiento popular hacia ella, ¿no? Es un momento en el que, además, un proceso judicial, que tiene que estar a puerta cerrada, se abre y se convierte en un espectáculo.
Un profesor en periodismo me dijo que cuando quisiera cargar contra los malos con veracidad, les dejara hablar, que solitos se retrataban. Y esto es lo que haces tú. ¿no? Hay mucho testimonio de archivo de los malos.
Nosotros no decidimos quiénes son los buenos o malos. Una cosa que sí que hacemos con esos documentales es proporcionar una plataforma para que la voz de ciertas personas o que ciertas voces, puedan ser escuchadas. En El silencio de los otros eran las víctimas del franquismo, frente a un discurso conocido por todos, ¿no? Y aquí era la voz de ellas y de las personas que las acompañaron en ese camino. No era lo que se conocía. Lo que conocíamos, porque había tenido toda su representación mediática, era la voz de ellos. Lo que sí es verdad es que a la hora de ver cómo tratamos al antagonista, desde un punto de vista narrativo, obviamente ellos, como dices tú, son los malos. Debíamos hacerlo de una manera compleja, porque es muy fácil simplificar a los malos, Nos parecía muy importante entender la complejidad de ellos, como agresores.
Habría sido mucho más fácil demonizarlos a ellos cinco. Nos parecía muchísimo más responsable e importante para lo que queríamos contar con la película, que era la universalidad de la violencia sexual contra las mujeres, que estos son cinco hombres cualquiera. Estos hombres también son el primo de alguien, el hijo de alguien, el hermano de alguien, ¿no? Ellos no son una lacra, es muy fácil generar discursos de «esto es una lacra», como si vivieran en otro planeta. Debíamos decir que son parte de nuestra sociedad. Es nuestra sociedad, con sus valores machistas y patriarcales, la que ha generado toda una conciencia donde las mujeres no valen nada y donde la violencia sexual es parte de ese ejercicio de poder. Era importante contextualizarlos a ellos y complejizarlos como antagonistas.
«Abrimos la puerta y ellas deciden cuánto atraviesan esa puerta. No es nuestra decisión».
Comencé preguntándote por la frialdad de los datos. El calor viene de las dos voces de dos actrices. Son Natalia de Molina y Carolina Yuste. Son dos activistas, solo se meten en proyectos con perspectiva de género. Hay una tendencia en Estados Unidos, a raíz del #MeToo, de actrices activistas.
Ambas son mujeres comprometidas y de hecho llegamos a ellas precisamente por eso. Estábamos trabajando en secreto y no podíamos hacer un casting. Entonces llegamos a ellas precisamente a través de contactos, preguntando por dos actrices comprometidas, que supieran guardar un secreto. Esta era la premisa, ¿no? Y por eso llegamos a ellas, precisamente desde ese compromiso.
De la mujer en los Sanfermines, hacéis trascender sus declaraciones en el juicio. De nuevo contrasta la frialdad de los datos con el calor, o el dolor que transmiten esos datos.
El acercamiento a ellas es diferente porque depende del nivel de participación de cada una de ellas. Para nosotros, que ya hemos trabajado con víctimas de trauma, es importante que sean ellas las que decidan cuánto. Abrimos la puerta y ellas deciden cuánto atraviesan esa puerta. No es nuestra decisión.
En el caso de la mujer que llamamos Lucía, que sufrió la agresión en San Fermín, ella no quería participar de manera directa, sí a través de su permiso y obviamente todo el mundo que habla en el documental lo hace con su permiso. Son sus declaraciones judiciales y una carta que envía a los medios. Intentamos a través de las voces, reproducir su estado de ánimo en las declaraciones judiciales. En el caso de Paloma, de la mujer a la que hemos llamado Paloma, que sufrió la agresión en Pozo Blanco, sí hicimos una entrevista de audio. Su testimonio es más cálido porque no es en sede judicial, ¿no?
Cada actriz ha intentado reproducir el estado de ánimo de cada una de ellas en los diferentes momentos en los que en que el documental trae sus palabras.
¿Con Lucía cómo habéis conseguido su permiso?
A través de la familia.
¿No puedes hablar de ella?
Para nosotros una de las cosas más importantes era preservar su anonimidad completamente y además respetar cada una de las decisiones que ellas habían tomado. Sí te puedo decir que antes de terminar la película se la enseñamos a todas las personas que participaron, incluyendo las víctimas o sus familias, según lo que quisieran ellas y con ese visto bueno de todas, seguimos adelante.
«No es un caso, no son dos casos, no son tres casos, es que realmente es una violencia con la que convivimos las mujeres todos los días en todos los pueblos y ciudades de este planeta».
¿Sabes que me enteré de la existencia del documental por casualidad? Y me parece rarísimo.
Cuando estuvimos en cines en febrero y luego, cuando se estrenó en Netflix, en marzo, la verdad es que la repercusión mediática fue brutal. Ha tenido unos trescientos cincuenta artículos en todo tipo de prensa: desde El País hasta el ABC. Realmente ha estado en todos lados y en España la peli estuvo en número uno en Netflix y luego estuvo en el top 5, en el top 10… Pero es verdad que otra gente me ha dicho lo mismo, que lo ha visto en redes y es curioso porque al fin y al cabo, yo creo que la información nos llega de muchos sitios diferentes y hay tal bombardeo de información que a veces no vemos todo.
La repercusión a nivel de espectadores también ha sido muy grande. Estuvo también durante dos semanas en el top diez mundial. Unos diez o quince millones de personas han visto la película. Desde el punto de vista de activismo social, es brutal, ¿no?
Lo que dices, será que no me crucé con ella. ¿Es la primera vez que llegas a Netflix?
Sí, esta es la primera colaboración con Netflix.
¿Y cómo lo vives tú? Es decir, da vértigo pensar en que más de diez millones de personas en el mundo han visto tu documental.
Mientras lo estábamos haciendo sentíamos esta responsabilidad. De tener que hacerlo muy bien. La verdad es que lo habríamos hecho de manera responsable sin Netflix, pero sentíamos esta responsabilidad de decir, pues es que lo van a ver muchísimos millones de personas, tiene que ser perfecto. Por un lado, tiene que ser muy muy riguroso, que cada cosa que se diga esté perfectamente documentada como es el caso. Tenemos un proceso de lo que se llama fact checking y el chequeo de datos es muy, muy riguroso, y por otro lado decir, «Buah, fíjate, es que podemos llegar a un chavalito en un pueblo de Lima y a una señora en Polonia». O sea, ¿me entiendes, no?
Sí. Estamos hablando de un caso que pasó en los Sanfermines, de un movimiento que sucedió en España y sin embargo, hay una conexión universal brutal.
Bueno, es que realmente ese era el objetivo. Nuestro objetivo no era trazar la historia, no era exclusivamente trazar la historia de un caso, sino que a través de este caso y del entretejido con otros casos, que esto es importante, que se entreteje con otros casos, con el caso de la agresión en Pozoblanco y después, obviamente, con el con el caso del asesinato de Nagore. Y de esto se llega al «cuéntalo», ¿no? Que a través de esta historia podamos entender exactamente la universalidad de esta violencia.
No es un caso, no son dos casos, no son tres casos, es que realmente es una violencia con la que convivimos las mujeres todos los días en todos los pueblos y ciudades de este planeta. Y tal vez por eso ha tenido tanta repercusión en la plataforma, ¿no? Porque de hecho es que ha estado en el top diez mundial durante dos semanas y en muchísimos países además. En América Latina tiene sentido, pero en otros países, que ni siquiera dices, «Va, es que esto no tiene nada que ver con ellos». Realmente son casos que reflejan experiencias personales en todos los países, ¿no?
«Esto es algo que no debemos olvidar, ¿no?»
Han pasado casi diez años. Una de las cosas que pensaba al verlo era eso, han pasado diez años. Tenía la sensación de haberlo guardado todo con mucho detalle en la memoria y no era verdad.
Lo que nos dice mucha gente es «fíjate todo lo que se nos había olvidado». Aún habiéndolo vivido con este volumen de información, se nos han olvidado muchas cosas. Entonces, en cierta manera, la película también ayuda a generar una memoria colectiva de un momento en la historia de este país, en el que un millón de mujeres y niñas, y también chicos y hombres, pero sobre todo mujeres y niñas, tomaron las calles y consiguieron, no solo un cambio de concienciación social, sino además una nueva ley. Esto es algo que no debemos olvidar, ¿no?
Es verdad. Se me estaba olvidando preguntarte sobre esto. Tenemos una nueva ley, pero por ejemplo, a mí, en este momento, me da mucho miedo todo, me da miedo entrar en redes. Lo hemos visto con Jenny Hermoso, con Elisa Mouliaá… Había cosas que yo creía superadas.
Es que el problema es que hay una judicatura que obviamente es partícipe de un pensamiento patriarcal. Quiero decir, igual que toda la sociedad, también, parte de la judicatura bebe de esto. Y eso se refleja en procesos judiciales. Algunos salen a la luz, la mayoría no. Entonces, cuando algunas veces salen a la luz, nos damos cuenta de la violencia que experimentan las víctimas una vez entran en el proceso de denuncia.
Yo creo que lo interesante en No estás sola era reflejar como desde luego, desde Pamplona, los acompañamientos a las víctimas son parte de un protocolo forjado durante muchísimos años, desgraciadamente a raíz del asesinato de Nagore, y cómo hay otra manera de hacer las cosas. Aunque luego, obviamente, llegamos a sede judicial donde hay algún juez o algún abogado que ejercita una violencia contra las víctimas que denuncian. Entonces, bueno, esto es parte de un continuo. Realmente si miras desde Nevenka, desde el movimiento «no estás sola» y llegamos a la filtración de juicio contra Iñigo Errejón, ves que es todo parte de un mismo continuo.
«La violencia se vive, como espectador, desde el punto de vista de ellas. Y yo creo que este es un cambio de chip importante».
La estructura de tu documental es similar al de Nevenka. En el sentido de que tú eliges a quien le das voz y decides que se la das a quien puede aportar en positivo.
El cine documental sí necesita diferentes herramientas para poder contar la la historia. Pero obviamente en la base, en la narrativa, en lo que llamamos el storytelling, el concepto es similar, ¿no? Y es poner el foco en la víctima. Esta es, yo creo, la gran diferencia entre muchas películas de representaciones de violencia recientes, en su mayoría dirigidas o colideradas por mujeres; y representaciones anteriores. La violencia se vive, como espectador, desde el punto de vista de ellas. Y yo creo que este es un cambio de chip importante. También a nivel colectivo, pero también desde el cine: cómo narrar de otra manera estas violencias que estamos acostumbradas a ver y hacerlo de manera respetuosa y no sensacionalista. Y se hace reflejando el punto de vista de ellas.
Y dentro de las declaraciones, hay una que me llega mucho. Es la del abogado, creo que del ayuntamiento. Tiene mucho peso lo que dice, o cómo lo dice.
Te diría que para nosotros era importante que el liderazgo lo llevaran las voces de mujeres pero que hubiera participantes hombres que pudieran, también, hacer de espejo hacia otros hombres y otros chicos, ¿no? En ese sentido, el trabajo del abogado de la ciudad de Pamplona, Víctor Sarasa, que se involucró en cuerpo y alma en este tema, y tiene una perspectiva muy interesante y muy centrada en la víctima. También están los policías hombres, cuya premisa es creer a las víctimas y trabajar ese acompañamiento desde ahí. Y también está el alcalde de Pamplona, que tiene una reflexión muy certera sobre cómo educamos de manera diferente a nuestros hijos y a nuestras hijas. Sí era importante tener estos hombres de referencia en la película.
El policía que investiga los teléfonos va más allá, se entrega a la investigación y esta acaba siendo decisiva.Yo de los hombres policías no me fío y tampoco me han hecho nada. El documental me rompe el estereotipo, rompe con mi prejuicio.
Claro, es interesante entender que en todos los cuerpos policiales hay de todo, como en la sociedad. Como servidores públicos, en todas las instancias del Estado y las instituciones, hay gente que trabaja muy duro y se deja la piel para hacer bien su trabajo. No es el caso de todo el mundo, obviamente, pero era muy importante mostrar ese trabajo de la gente que lo hizo bien, y que lo hace bien todos los días. Todo se puede hacer mejor, podemos buscar las pruebas para demostrar o refutar el testimonio de una víctima, pero hay que hacer ese trabajo. Este policía en concreto, que se llama Pablo de la Fuente, e hizo un trabajo que fue muy importante.
«El sentir de la calle estaba por delante de la legislación».
Está el trabajo de este policía, el trabajo del abogado de la ciudad, el de la policía que acompañó a la víctima en el primer momento… Y lo sorprendente es que hubo un juez que no lo vio claro. Uno.
La fiscal lo dice siempre, que el único juez que no la creyó fue el juez del voto particular. El resto de jueces sí la creyeron, lo que ocurre es que, en la etiqueta jurídica, por decirlo así, el resultado jurídico de esto, fue algo que la gente no entendía, pero porque también había que modificar la ley. Entonces, en este momento la ley decía que si no había violencia e intimidación, no era agresión sexual, no era violación, sino que era abuso. Y eso es exactamente lo que pasó. El sentir de la calle estaba por delante de la legislación, como dice la fiscal en otro momento de la película.
No quiero acabar sin hablar de la madre de Nagore. Ella se implicó en todo como si fuera su propia hija.
La madre Nagore es una mujer maravillosa. Ella dedica su vida a la divulgación y la pedagogía contra la violencia sexual. Entonces, claro, cuando llegó este caso. ella respondió al movimiento que la había aupado.
…