Benjamín Escalonilla y su generación tch!*


Entrevista de Reyes Muñoz de la Sierra

*tch!: onomatopeya que representa el ruido que hacemos al chasquear la lengua con el paladar cuando no nos gusta, nos contraría o nos molesta…

Podemos creer que Benjamín Escalonilla ha caído en la tentación de intentar retratar el espíritu de una generación. Si nos metemos en faena, pronto descubriremos que en su novela no hay héroes –aunque sí villanos– ni más pretensión que la relatada en sus páginas: la ensoñación de un grupo de amigos. Algunos han sentido el tufillo del oportunismo: sale en plena ebullición del 15M. Sin embargo, no creo que Generación tch! retrate a los indignados, sino más bien otra sección de la juventud que más que cabreada se siente frustrada, la que pudo ser y nunca fue y siente que nunca será. Aquí nuestra entrevista con el autor.

El movimiento de protesta que concibes en la novela, parte de un tenemos que hacer algo. Y quizás de ahí parte el movimiento 15M, de un tenemos que hacer algo colectivo. ¿Cómo viviste el 15M y cómo lo vives ahora?
Seguramente sí, la sorpresa que me llevé el 15M, cuando caminaba entre tanta gente que me parecían salidos de la novela fue emocionante. Imagino que el ambiente de los años previos era un caldo de cultivo en el que unos y otros nos fuimos empapando, y yo lo expresé en forma de novela. Porque aquellos chavales y no tan chavales salen de marcha, se empapan de series televisivas, novelas gráficas, ciencia ficción, zombies, Arctic Monkeys o Kubrick, como los personajes de la novela o yo mismo.

El duro planteamiento que intuimos es que si un movimiento social se hace grande, firma su carta de suicidio, por auto-canibalismo o por presiones externas. ¿Ese es el principal escollo al que se enfrenta quien quiera hacer algo?
Es que es realmente difícil. Todas las fuerzas organizadas, que nos educan en un sistema de consumo-trabajo sin casi tiempo para pensar, repensar y concienciarse, hacen complicado realizar un proyecto de cierto tamaño. Eso sí, complicado no es lo mismo que imposible.

El protagonista se queda en pelotas en un mitin pero es incapaz de enfrentarse a su pareja cuando esta le pone los cuernos. ¿Por qué quisiste marcarlo con esa dualidad?
La novela está contagiada del tiempo en el que vivimos, y este es dual hasta la extenuación. Nos gusta estar conectados y desconectar, por poner un ejemplo. En el caso concreto de su vida privada, quería plasmar el sacrificio que supone emprender una quijotada, en el mejor sentido de la palabra.

En el libro hay un personaje al que los poderosos pagan por envenenar ambientes. Por ejemplo, pagado por un grupo político se infiltra en el contrario para elegir a un representante que seguro va a hacer el ridículo en la tele. ¿Crees que de verdad existen este tipo de profesiones tan «especializadas» o no hace falta?
Sí lo creo. La figura de el «quintacolumnista» ha existido y existirá siempre. No es simplemente pensar mal para acertar, es que en un sistema en el que únicamente priman los resultados, no hay freno moral que evite estas monstruosidades.

¿Hay algún camino para que el tch! lo hagan los grandes «Cerdos»?
Los grandes Cerdos de este mundo pueden sufrir el rechazo. Y la mejor forma de que lo sufran, para que dejen de ser tan bárbaros, es el conocimiento. Si supiésemos quienes, qué grupos, qué empresas o bancos o políticos actúan realmente de forma responsable, estoy seguro de que «votaríamos con los pies» y nos iríamos con aquellos que nos fuesen afines. Esta información podría ser el camino, e internet una buena autopista para recorrerlo.

Una de las novedades generación tch! es que juega con enlaces a Internet. ¿Cómo esperas que la gente reaccione ante estas propuestas?
Espero que el lector disfrute del contenido digital. Es un material que no requiere una lectura paralela. Imagino más bien un rato de Internet, en el que ojear recetas, cortometrajes que se citan en la novela, música, webcapítulos o incluso hacer la encuesta que te calcula lo inconsciente que se es.

¿Supuso algún tipo de dilema moral firmar con una de las editoriales más potentes del mundo?
El problema de los grandes grupos no es tanto el tamaño como su forma de trabajar. Cuando en Planeta comprobé que no ponían reparos ni sugerían cambios al texto, me sentí cómodo con ellos, y muy ilusionado en cuanto a su capacidad de distribución y comunicación. Un escritor quiere que se le lea.

¿Concibes la frustración como un sentimiento propio a nuestra generación o como algo congénito a la juventud?
Uff, la frustración es una sensación terrible que se ha sentido siempre, creo yo. Pero más terrible que la propia frustración es ser inconsciente de lo que te rodea y conformarte con las discotecas y los gadgets que te venden para suprimírtela. Este es el planteamiento que articula la novela. Cuando muchos se frustan, se reacciona.

¿Temes que el contexto llegue a degenerar el sentido de generación tch!?
Es una novela sobre el amor y el desamor, sobre la amistad. Una novela para echar unas risas y quizás unas reflexiones. No hay más pretensiones.

¿Esperas que generación tch! genere algo extraliterario?
No. Bueno, sí. Estoy montando en la web una pequeña petición: que al terminar la novela me ayuden a realizar la última acción «me gusta» en este mundo real. Es una acción que marca un cambio sustancial que no puedo desvelar. Por otro lado, si alguien se atreve a ponerse en bolas en un mitin pidiendo al candidato que se desnude, y diga de verdad lo que piensa, pues ¡me apunto!

Más información: http://www.colectivotch.com/index.php

Anterior Showpay: “Nos gusta ser diferentes”
Siguiente The Magical Mistery Tour…Liverpool