Texto de Anna Savelli
Del director holandés asesinado en noviembre del 2004, Theo van Gogh, llega a las pantallas Cool, la historia de cinco jóvenes de origen árabe involucrados en el mundo de los robos y la mafia.
Director galardonado cuatro veces por la Academia de Cine holandés, presentador de televisión, columnista y escritor de opiniones que le hicieron cultivar numerosos enemigos tanto en el aspecto artístico como político y pariente directo del famoso pintor holandés del mismo nombre, Theo van Gogh es el segundo asesinado político, en un país donde, en cientos de años, no acontecían sucesos de esta índole.
Van Gogh fue ejecutado, al parecer, por extremistas islámicos a raíz del retrato que hiciera en la película Submission, basado en un guión de la feminista liberal y apóstata islámica, Ayaan Hirsi Ali, y emitida en la televisión holandesa en agosto de 2004. Aunque en ocasiones sus opiniones no contaban con fundamentos e incluso otras veces resultaban peyorativas y bufonas, esta rudeza que manifestaban sus críticas escritas y habladas, no se expresaban de forma tan ferviente en sus películas.
Con este trasfondo se estrena Cool, película que representa un fragmento de la sociedad holandesa que enfrenta las decisiones liberales del gobierno ante la inmigración musulmana y la división cultural.
Cool narra la historia de cinco jóvenes dedicados a ocupar su tiempo libre en pequeños delitos. Estos chicos son persuadidos por un gángster y su seductora novia a llevar a cabo el atraco a un banco. Son pillados por la policía y se sorprenden al ver que en lugar de ir a prisión son condenados a pasar un año y medio en Glen Mills, un reformatorio experimental.
En el camino que implica esta «rehabilitación», deberán entender, resistir y asumir las presiones que las que son sometidos por el mundo exterior.
Este film es un viaje a través de una montaña rusa llena de sensaciones y ritmos hip-hop. Al igual que en Ciudad de Dios, Cool mezcla actores profesionales con verdaderos internos de Glen Mills. La fama acaecida por la muerte de Van Gogh hace eco de una película que atrapará al espectador desde el primer minuto.