Descargar ExPERPENTO 108 / Visualizar ExPERPENTO 108
Entrevista de Paula Bañuelos
Imágenes cortesía de Diego Da Costa.
Texto y dirección de Diego Da Costa con producción de Julio Viñuela Gavela
Reparto principal por Jaime Macanás, Rober Pascual y Alfonso Muñoz
En Teatro Lara, Calle de la Corredera Baja de San Pablo, 15, de Madrid
Los martes a las 19:30 horas, del 7 de mayo al 25 de junio, y los viernes a las 20:15 horas, del 2 de agosto al 20 de septiembre.
Diego da Costa nos cuenta sobre su obra El Barrio, donde presenta la influencia de la masculinidad y su impacto en las relaciones entre hombres. Una charla sincera sobre un tema tan relevante en estos momentos en nuestra sociedad.
Diego, El Barrio aborda temas de masculinidad y cómo esta puede oprimir las relaciones entre hombres. ¿De dónde surgió la inspiración para tratar este tema?
El Barrio nace de imágenes que me vinieron de la masculinidad y más en torno a cuando yo fui adolescente. Yo crecí en un barrio entre El Carmen y La Elipa en Madrid y recordaba qué referentes había tenido. A raíz de ahí empiezan a surgir diálogos y empecé a escribir como loco en cualquier sitio: en el metro, en el trabajo, en una hoja, en sucio, en todos lados. También comenzó una investigación con gente en torno a esta generación de los 30 que ha crecido ya en libertad en principio, pero también al mismo tiempo todavía somos herederos de una educación en la que no había tanta visibilidad del colectivo.
Además, me llama la atención cómo en los barrios trabajadores había, por ejemplo, un movimiento de lucha social muy fuerte, relacionado muchas veces con la izquierda, pero no había tanta visibilidad de la diversidad sexual o de la educación sexual. Había también un poco la creencia, sin que nadie te lo dijese, de que tenías que ser un chico fuerte o tenías que manejarte en ciertas situaciones. Entonces, a raíz de ahí, viene un poco la reflexión sobre si la masculinidad influye en los chicos de barrio y en cómo se relacionan entre ellos.
…
…
¿Cómo has logrado que cada personaje tenga su voz auténtica y refleje la diversidad de experiencias masculinas en los barrios?
Yo creo que era importante también ver que no por ser de un barrio todo el mundo tiene que ser de una manera, porque hay un poco también este cliché de la gente de barrio, que si eres de barrio o has sido de un barrio, tienes que ser a veces un tío malo o mal hablado. Yo creo que no tiene que ver, cada persona es de una manera.
«También era muy interesante para nosotros ver reflejada cómo vivía cada personaje, su masculinidad».
Tenemos a Daniel, que es el personaje inicialmente heterosexual que tiene esa batalla interna de lo que él cree que la sociedad espera de él como hombre y como hombre de barrio. Él vive en esa atadura de no tener libertad porque claro, no puede ser débil, no puede mostrarse así. Era interesante ver cómo a veces ciertas actitudes se deben también a la propia cárcel que nos ponemos nosotros mismos.
Luego tenemos a Darío, que es bisexual, pero también tiene esa relación con el barrio, que no lo termina de afrontar, está como entre medias. Tiene una masculinidad que se ha ido descubriendo a sí mismo, pero todavía tiene cuentas pendientes.
Luego tenemos a Adrián, el personaje gay, que está totalmente liberado, pero en la vuelta al barrio vemos que en ciertos entornos esa vuelta al pasado puede afectarle negativamente entre comillas.
«Él vive liberado como es, está contento del hombre que es y no se pregunta tanto qué es ser un hombre».
…
…
Después de la buena acogida de la obra, ¿qué crees que ha sido el elemento clave para conectar con la audiencia?
Creo que un elemento clave ha sido que todos en algún momento hemos sido alguno de los tres en nuestra vida. Incluso siendo hombre, mujer, del colectivo LGBT+ o no, todos hemos tenido esa parte de querer encajar y de saber quién es uno mismo, y de esas cuentas pendientes que siempre quedan en ciertas etapas de nuestra vida. En estos tres personajes lo que nosotros buscábamos era que los sintieses como tus amigos de tu pandilla de toda la vida y que hablasen de temas que parecían comunes, pero que muchas veces no se quieren abordar, como es el perdón a uno mismo, incluso con ciertas decisiones que tomas cuando eres joven. Estos lugares comunes, creo que es lo que conecta con el público.
¿Qué opiniones te están dando sobre la obra o qué estás descubriendo tú también de esas opiniones?
La verdad que estamos muy contentos porque hemos recibido muy buen feedback tanto del público como de la prensa especializada. Había un poco de nervios porque es mi segunda producción con la compañía, pero la primera como dramaturgo en solitario. Tuvimos una previa con Julio Viñuela Gabela, entonces había nervios. Me gusta escuchar aquello que genera debate, es lo que más me gusta. El otro día vino un chico y me dijo que le había gustado mucho la obra, pero que Darío no le caía bien por esto y esto y que le caía muy bien Daniel. Creo que eso es enriquecedor, que se creen debates, que no haya unos personajes buenos o malos, sino que podamos cada uno entender más a un personaje por un motivo.
…

…
La obra toca temas sensibles ¿Hubo algún momento durante la creación de El Barrio en que os habéis enfrentado a desafíos en la narrativa o en la producción?
Creo que lo más desafiante ha sido el personaje de Daniel, porque inicialmente, cómo abordas la masculinidad sin que parezca un ataque gratuito a esa masculinidad tóxica, que es muy fácil llevarla al extremo y que se convierta en una caricatura.
«Lo más desafiante fue encontrar el equilibrio entre mostrar actitudes tóxicas, pero al mismo tiempo humanizar y reflexionar por qué suceden estas masculinidades y no decir que solo le pasa a él, sino incluso nosotros mismos decir, claro, yo hace no tanto, he sido ese Daniel y tengo todavía que revisarme».
Para los que aún no han visto «El Barrio» ¿Qué pueden esperar de la experiencia de asistir a la función?
El Barrio se presenta los martes, ideal para después del trabajo despejarte. Es una obra muy fresca que reflexiona sobre estos temas desde un prisma más ligero, pero que te permite a ti mismo crear tu pensamiento. Es una vuelta al pasado, una nostalgia que a veces está bien recordar, de aquellos jóvenes que fuimos y dónde estamos ahora. Además, tiene una duración exacta de una hora que te permite realizar ese viaje y sobre todo tener esa sensación de que estás acompañando a los actores y al mismo tiempo lo estás viviendo tú.
«Estamos en el teatro LARA hasta el 25 de junio, coincidiendo con el mes del Orgullo LGBT+. Es un gran mes porque muchas veces no se habla de esa masculinidad tóxica dentro del propio colectivo. Volvemos en agosto desde el 2 hasta el 20 de septiembre los viernes a las 20:15 h»