Entrevista de Reyes Muñoz
Fotografía cortesía de Red Shoes
Desde hace una década, su trabajo recoge buenas opiniones de público y crítica. Tienen su propia etiqueta «pop pánico», cortesía de Lluís Lles de Rockdelux y presumen de ella porque es intransferible. Ahora presentan Ser accidente, un EP que nace en este formato, no por necesidad, sino como concepto. Y han contado en la producción con otro genio: Manuel Cabezalí. El 03/06 estarán en Madrid.
No sé si os molestará esta pregunta, no va a mala uva. ¿No os resulta un poco cargante que a cada nueva crítica, desde hace unos cuantos años se hable de “pop pánico”? ¿Salió de vosotros?
En absoluto. La verdad es que es algo con lo que nos sentimos identificados y, además, llevamos bien orgullosos. ¿Hay otra banda que haga pop pánico? La idea salió del crítico musical Luis Lles (Rockdelux) ya que en los primeros conciertos de Domador compaginábamos la música con ciertos espectáculos con una clara influencia del teatro pánico inventado por Alejandro Jodorowsky y Fernando Arrabal. Aunque ahora nos centramos más en la música, las letras siguen teniendo ese aire de misticismo y simbolismo que tanto nos inspiró esa corriente.
Si es por algunos estribillos machacones yo os incluiría en el concepto de punk y si es por los guitarreos, os colocaría en la sección de rock. ¿Vosotros donde os situáis?
¡¡Hemos hecho hasta un disco de electrónica (Teóricamente imperfecta)!! La verdad es que tenemos muchas influencias. Los gustos personales de cada uno van desde el heavy, pasando por la música ligera, el rock garajero o el indie. Eso hace que el sonido sea muy personal y único. De todas maneras, parece que últimamente oímos mucho la palabra “stoner”.
Sois una banda muy mítica. Da la sensación de que estáis ahí desde siempre. ¿Os sentís así? ¿Unos clásicos dentro de la escena independiente?
Si echas la vista para atrás y ves que nos formamos como banda en 2007, puede dar esa sensación. Siempre hemos estado aprendiendo, experimentando y haciendo lo que nos parecía en ese momento sin mirar al pasado. Así que no lo consideramos como tal. Es muy difícil ser un clásico dentro de una escena tan variada como es la escena independiente nacional. Y, bueno… nadie es profeta en su tierra.
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El disco es más una evolución que una revolución. Y los críticos han dicho que es vuestro sonido más maduro. ¿Vosotros también lo creéis?
Siempre hemos creído en la evolución de nuestro sonido y nunca conformarnos con lo que teníamos. En Ser accidente hemos puesto mucha más atención a la composición, al sonido y al producto. Ya que es la primera grabación con Alfredo –última incorporación a Domador– se puede situar como una evolución hacia un nuevo sonido venidero puesto que ha aportado calidad y madurez al proyecto.
Nos ha tocado vivir una década bastante loca en lo que se refiere, no a la música, sino a los soportes. Vosotros os la habéis comido enterita. ¿Hemos entrado ya en un proceso de paz? ¿Hemos entendido lo que la técnica puede aportar a la “industria”?
Nos la hemos comido enterita, sin duda. La gente empieza a apreciar la música de otra manera y ya no oye música sino que la escucha. La industria musical es muy caprichosa y cambiante, así que… nada de proceso de paz! Parece que se está olvidando al CD y lo digital coge fuerza, pero nunca se sabe. En nuestros primeros conciertos por Madrid repartíamos cassettes en todos los bares a los que íbamos pensando que resurgiría. Al final ganó el vinilo.
«Después de pasar tantas horas con él (Manuel Cabezalí) te das cuenta de que no solo tiene muy claro lo que quiere sino que conoce muy bien todos los instrumentos para dar el máximo posible. Un excelentísimo profesional y una excelentísima persona».
Os produce Manuel Cabezalí. Se dice que es sibarita: elige muy bien los proyectos. ¿Cómo ha sido esta relación?
Nos gusta mucho su trabajo y queríamos grabar con él. Lo abordamos después de un concierto, le explicamos el proyecto y nos dijo muy amablemente que le mandásemos algo para que pudiera escuchar y decidiría. No tardó en decirnos que sí. Después de eso fue ajustar fechas. Hicimos pre-producción de una semana en Huesca y fue entonces cuando empezamos a redondear las canciones. Fueron días de gran trabajo metidos diez horas en el local de ensayo.
Después de pasar tantas horas con él te das cuenta de que no solo tiene muy claro lo que quiere sino que conoce muy bien todos los instrumentos para dar el máximo posible. Un excelentísimo profesional y una excelentísima persona.
¿Cómo lo habéis grabado? ¿En directo o en pistas? Juraría que la voz sigue un proceso lineal, de cansancio.
Tenemos grabado un disco en directo (Óxido-ruido-nucleico), en No te reconozco grabamos la base rítmica (bajo y batería) a la vez… como en Ser accidente teníamos muy claro lo que debíamos hacer cada uno gracias al trabajo de pre-producción, decidimos grabarlo por pistas. La voz tuvo un tratamiento especial porque sí que se grabó de forma continua y en el estudio se aplicaron y decidieron coros que hasta entonces no se habían hecho. Es la forma de trabajar de Manuel.
El track list leído es como de película futurista… “La maldición de las tuercas”, “El elemento oblicuo”, “Amanecer enfermo”, “Factor campo” y “Proyecto Manhattan”. ¿Qué representan los títulos para vosotros y para las canciones?
Los títulos son un resumen de lo que la letra cuenta aunque, en muchos casos, los títulos son un cierre para el significado. A veces son inspiraciones de lo que nos ha contado la canción ya que casi siempre es lo último que asignamos. Pasó al revés con el título del EP. Primero fue el título y en base a eso desarrollamos el significado de las canciones.
«Ser accidente cuenta una historia. Queríamos abordar la idea de que un accidente pudiera ser algo positivo. El accidente del propio ser, de su fuerza interior, de cómo encaja en una sociedad preestablecida y de cómo, al final, todo parece ser una casualidad».
¿Cuenta una historia? Podría ser la banda sonora de una película.
Efectivamente, Ser accidente cuenta una historia. Queríamos abordar la idea de que un accidente pudiera ser algo positivo. El accidente del propio ser, de su fuerza interior, de cómo encaja en una sociedad preestablecida y de cómo, al final, todo parece ser una casualidad. Todo ello contado desde un punto de vista atormentado por no querer encajar en lo que antes hemos nombrado.
¿Qué representa para vosotros cada tema y dónde está el toque Cabezalí?
Ya que la persona que lo narra se da cuenta de que no quiere la vida que tiene y que le va a ser muy complicado cambiarla, el hilo narrativo va desde la incomodidad de uno mismo en «La maldición de las tuercas» y de ese ajuste que necesita el individuo en su cabeza –el problema es la tuerca, no el tornillo–, pasando por la incomprensión de «El elemento oblicuo», hasta el nuevo resurgir convertido en otra persona de «Amanecer enfermo». En esta canción queríamos poner claridad con arpegiados y un estribillo pegadizo para afianzar el nuevo estado. «Factor campo» nos enseña que en realidad es el mundo el que estaba equivocado y «Proyecto Manhattan» habla del inventor de la bomba atómica y de lo mal que te puede hacer sentir el cambio que tanto ansiabas. Cabezalí metió unas guitarras en las que si no oyes el fin del mundo es que necesitas darle otra oportunidad al EP.
Tenéis una amplia trayectoria, lo que lanzáis es un EP. ¿Cómo planteáis el show de este trabajo? ¿Recuperaréis las canciones de anteriores trabajos? ¿Tenéis canciones que no han ido en este CD y que sonarán en directo?
En otras ocasiones si que habíamos rechazado alguna canción, en este EP el hilo argumental no dejó fuera nada.
Hemos ido rechazando canciones para el directo y reajustando otras para con el nuevo sonido de la banda. Así que en nuestro set-list puedes encontrar canciones de las primeras maquetas totalmente renovadas y canciones de nuestra última etapa manteniendo con un sonido potente y homogéneo.
Más información: https://www.facebook.com/somosdomador/
Parte de esta entrevista ha sido publicada en nuestra edición en papel de mayo-junio de 2017: