Texto de Vicente Martín
Se reedita The Downward Spiral. Nine Inch Nails vuelve del infierno para celebrar su décimo aniversario en formato doble CD deluxe SACD/Híbrido, el disco 1, conteniendo el disco original en SACD Surround y remezclado por el propio Trent Reznor; y un segundo CD de caras B, remixes y canciones para películas: Dead Souls (The Crow) y Burn (Asesinos Natos), también en SACD.
The Downward Spiral retorna reencarnado pero con el mismo espíritu suicida y autodestructivo que lo hiciera en 1994: las letras pesimistas, la idea de la muerte como compañera de habitación… No en vano este disco fue originalmente concebido y grabado en la «Mansión Tate», bonita casita donde fue asesinada la actriz/modelo Sharon Tate por discípulos de Charles Manson.
Dejando de lado el concepto del disco, musicalmente marcó un hito en el momento en el que salió, la amalgama sonora que propuso Trent Reznor deslumbró y cautivó a millones de aburridos jóvenes de los ’90, un disco que te golpea con sus trepidantes ritmos, con sus guitarras distorsionadas en plan Ministry y te enamora con sus sintetizadores y piano.
Dolor, angustia, agonía y silencio como tranquilidad antes de la tormenta, y vuelta a empezar, un disco de contrastes que se catalogó hasta de «progresivo». Un equilibrio perfecto entre su primer disco, Pretty Hate Machine —tecno industrial— y el segundo, Broken —más metal—. «Mr Self Destruct», nos presenta al protagonista de este infierno particular; «March Of The Pigs» fue el primer single en marzo del ’94, canción que roza el punk y lo lírico en sus pausas; la explícitamente sexual «Closer» pudiera haber estado en Pretty Hate Machine; lo mismo ocurre en la industrial «Reptile. A Warm Place» y la retorcida «Hurt» nos muestran el lado más romántico y melancólico de Reznor, un poeta neo-romántico con visiones del infierno, genial y atormentado, que nos mostró todo su potencial en esta obra.