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Entrevista de Reyes Muñoz
Fotografía cortesía de Romana Comunicación
En 2017 entrevistamos a Lágrimas de Sangre. Aquel Viridarquía latía y hasta ellos parecían ser conscientes de que si no era con ese discazo, no sería con ninguno. Profundamente políticos, muy sociales, y románticos, brillaban. Ese trabajo los llevó a encabezar todos los grandes festivales de la península. Luego llegó el esperadísimo Vértigo, un disco incluso más rabioso que el anterior. Nos confinaron y ellos siguieron componiendo, cada uno por su cuenta, y todos juntos, para este Armónico desorden. Y ahora… de gira interminable.
«El cabreo siempre va en aumento porque las putadas se acumulan. Pero en este disco hemos dejado de lado la teórica política»
Algo común a los discos de Lágrimas de Sangre es la cantidad de cortes que incluyen. Este no es la excepción, pero claro, estamos en la época de los singles y los discos que nunca llegan.
Microbio: Somos mucho de hacer discos y creo que nuestro público los espera. Tratamos temas de muchas formas en función de los temas que van sonando.
Still ill: En este disco también hemos intentado adaptarnos a estas maneras de hacer de ahora. Hemos sacado cuatro singles antes de lanzar el disco. Pero siempre hemos tenido la idea de que eso iba a ser así, que iba a salir el disco y en muy poco tiempo. Y en un mes y medio habíamos sacado los cuatro singles y el disco.
Eso es muy pandémico…
Microbio: Sí, es verdad. Hay algo de vamos a hacerlo todo muy rápido por si acaso estalla una guerra o…
Que la pandemia está muy presente en este Armónico desorden. Desde el principio del disco habláis de mascarillas. Que no sé cómo os pilló el confinamiento, si os partió la vida u os pilló en un momento de descanso…
Still ill: A todo el mundo nos partió la vida. Pero sí que es verdad que a nosotros nos pilló que estábamos muy cansados, veníamos de una gira larga y ya teníamos la idea de hacer una paradilla. Tampoco nos vino muy mal. Pero la sensación es que esto son las nuevas Torres Gemelas. Es un tema que nos ha dañado a todos, ha generado unas discusiones que flipas, pero entre gente, entre los que estaban a favor y los que estaban menos a favor de unas medidas que en algún caso fueron un poquito totalitarias, como lo del certificado. Pero vaya, que nosotros estamos vacunados desde el minuto 1, intentando sacar adelante la gira porque el sector de cara al público es el que más ha sufrido con todo esto.
Pensaba que igual es un disco con tantos temas porque os dedicasteis a acumular…
Microbio: ¡De acumular, nada! En este tiempo de pandemia hemos sacado cinco discos. Este de Lágrimas, yo saqué dos discos en solitario, Still Ill sacó un disco en solitario, Neidos está con uno… En estos dos años se han gestado cinco discos.
«La ruina»… No es una canción, es una declaración a la que le habéis puesto una base… Está en la mitad del disco y después de ahí, entráis con temas más juguetones, más experimentales… ¿Recuperáis la idea de cara A y B?
Microbio: Pues si te digo la verdad, no lo tenemos asimilado así. Sí que a la hora de hacer la playlist te planteas un viaje. Pero la lógica de la cara A y la cara B, nos queda un pelín lejos.
Still ill: «La ruina» es un descanso después de mucho machaque. Está ahí para descansar un poco después de toda esa carga, no para separar el disco en dos partes.
Microbio: Teníamos eso y nos preguntamos ¿dónde lo metemos? Pues aquí. Y quedó en el medio.
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«Cada uno escribe la parte que le toca, pero decidimos entre todos de qué hablará cada uno. Y luego lo desarrolla individualmente. Decidimos las temáticas y cada uno dice lo que quiere…»
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Aquí os apoyamos en su día con Viridarquía. No sé si lo recordáis, ya os habíamos entrevistado. Este disco tiene la misma estructura: canciones políticas o sociales, canciones de amor y canciones de trovador… yo lo he llamado así: contáis historias de gente… ¿Cómo hacéis los temas?
Still ill: Nosotros hacemos una especie de storyteller, decimos de qué va la historia general y nos la repartimos. Sí que necesitamos esa organización, todos hacemos la introducción, el desarrollo… Cada uno escribe la parte que le toca, pero decidimos entre todos de qué hablará cada uno. Y luego lo desarrolla individualmente. Decidimos las temáticas y cada uno dice lo que quiere…
Es interesante. Pensaba que lo de los temas era por asuntos personales, es decir, que había uno más guerrero, otro más romántico…
Microbio: No, no… (risas). El proceso de creación es el mismo. Cada uno escribe sus párrafos.
Con «Huele» me he preguntado en qué nivel está vuestro cabreo…
Microbio: Este disco nos ha quedado más amable, menos polémico.
Still ill: El cabreo siempre va en aumento porque las putadas se acumulan. Pero en este disco hemos dejado de lado la teórica política, el panfleto, el eslogan… En este disco nos cagamos en todo, pero de una forma más gratuita, sin argumentar por qué. Ya todo el mundo sabe cómo pensamos, cuál es nuestra ideología, porque está implícita en nuestra carrera. En este nos desahogamos.
Pero salen ahí nombres propios. Yo no sé si esto se hace para polemizar, para que a uno le contesten…
Microbio: A ver, que siempre tiene que haber pullitas por ahí. Pero yo no lo encajaría dentro de la polémica.
Neidos: En nuestro caso sería mucho más polémico si nos metemos con Pablo Iglesias, por ejemplo. O hacer una revisión de algún tema peliagudo… No sé.
Still Ill: Por ejemplo, tirar a Ayuso no es polémico en nuestro caso, aunque tampoco sabemos cómo están las cosas en Madrid porque no vivimos aquí. Pero para nosotros está claro que es una enemiga del pueblo. Lo polémico sería decir lo contrario.
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Escuchaba «Quien manda» y me preguntaba si os imagináis en qué condiciones o quien lo va a escuchar. En plan, de repente se hace súper mainstream y suena en una cafetería de las verdes…
Micróbio: Extiéndete… a ver, a ver…
Pongo un ejemplo. «Malo», de Bebe, que es una canción buenísima sobre la violencia machista y la gente la canta a gritos en plan festivo…
Microbio: Vale. Te pueden molestar algunos contextos, pero una vez liberas las canciones… ¡Igual a Ayuso le flipa! ¡Qué vas a hacer!
Neidos: Pues mira, hace poco nos enteramos de que uno de Lacoste viene a nuestros bolos. La verdad es que nos sorprende, no nos imaginábamos que ese tipo de público pudiera interesarse por nosotros. Y bueno, ahí queda, en la anécdota. Qué te voy a decir, si la gente nos escucha, pues bien por ellos.
«Bomba de fum» es en catalán, pero claro, no sé si es una cosa de mercados que no las hagáis todas en catalán, que a priori sería lo lógico.
Still ill: ¡El disco que hice en pandemia es completamente en catalán! En Lágrimas, la lengua vehicular es el castellano, porque cuando empezamos ni nos lo planteamos, no había casi nada en catalán, nosotros habíamos mamado del rap en castellano… Por inercia o por imitación de nuestros ídolos, empezamos en castellano. Eso sí, desde el primer disco hemos incluido algún tema en catalán. Porque nos gusta experimentar con sonidos, frases distintas, fonéticas… Ahora nos escucha mucha gente en Iberoamérica, y nos gusta creer que a través de esas canciones conocen una lengua, descubren que en el Estado español hay muchas culturas…
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Tengo que sacar un tema peliagudo. Creo que es muy importante. Poco después de lanzar Viridarquía, vivisteis una historia muy dolorosa. Desde una cuenta fantasma de twiter alguien acusó a Microbio de abuso sexual en un festival. El tiempo ha puesto todo en su sitio. Yo no me creí el mensaje, por el tono que tenía, como muy rancio. Pero me dio miedo vuestra respuesta. ¿Os habéis arrepentido de no haber sido más contundentes?
Microbio: A nosotros nos dolió. Nos sentimos muy solos. Para dar esa respuesta nos asesoramos con amigas, con abogadas e intentamos defendernos de la forma más feminista posible, porque estábamos metidos con el movimiento, le dábamos mucho espacio en los discos. Esperábamos más apoyo que no llegó. Pero claro, también era normal. Tampoco nos arrepentimos de cómo lo hicimos. Sí que nos ha quedado esa mancha, pero con el tiempo, quiero pensar que se ha visto la verdad.
Still ill: Pues yo te digo que si esto volviera a pasar no lo haríamos como lo hicimos. Intentamos gestionarlo bien, asesorados. Nos dijeron que no podíamos negarlo contundentemente, porque casi siempre que una mujer denuncia algo así, es verdad, ha sucedido. Y quedó ambiguo. Lo que pienso ahora es que nos comimos una cosa que no teníamos que comernos. La gente no se come cosas que no ha hecho. La gente dice «No» y punto. Al no ser claros en el comunicado…
Microbio: Es que fue una tormenta. En el momento en el que ocurrió eso, estaba todo muy caliente con lo de la manada, el movimiento #metoo, había mucho bullir. Y empezó a salir gente inventando cosas. Yo lo recuerdo con mucha vergüenza. Yo decía, «no quiero tocar más el tema, no me apetece sufrir más».
Neidos: Yo tengo muy claro quién estuvo detrás de eso. Fue un grupo de Cataluña que soltó eso para boicotearnos. Era un puro relato y lo denunciamos. Cuando digo que sabíamos quién había detrás quiero aclarar que no es que supiéramos quién era la persona que dijo eso, quién era la chica. Fue un grupo de Cataluña. Lo denunciamos. No vamos a decir qué grupo fue pero nosotros lo denunciamos para tener las pruebas además de las sospechas.
Still ill: Abrimos un proceso judicial para saber quién estaba detrás, sabíamos quiénes eran pero no teníamos pruebas. Judicializamos el tema y se decreta un secreto de sumario, muy irregular, y el proceso se alarga tres años. Y eso nos desgastó mucho. El daño estaba hecho y pensamos también que a alguien le interesó tenernos metidos en el cajón todo este tiempo.
Microbio: En cinco años le he dado muchas vueltas al tema. Hay más factores en juego. Te explico. A nosotros, un grupo de la industria catalana, seis meses antes de que explotara, nos vino con la historia de que iban a lanzar un comunicado acusándome de eso. Estaba en una cuenta privada a la que no se podía acceder. Nos lo hace llegar el bajista al whatsapp. Pero hablando largo y tendido, con el secreto de sumario, un día la abogada nos dice que si no ha sido el Estado, sí que estaban cómodos con la polémica, porque quince días antes del escándalo, publicamos «Rojos y separatistas», que fue el primer tema en castellano sobre el conflicto del 1 de octubre. Se había puesto en medio millón de plays y esto nunca nos había pasado. Quince días después, sale el comunicado.
La banda se comió el linchamiento, yo me lo comí muchísimo. He tenido que hacer un montón de terapia, me he tenido que reconstruir a mí mismo. El daño ya estaba hecho. Y a mí no me apetecía ni defenderme, quería que me dejaran en paz, que terminara la humillación.
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«La cultura del eslogan no favorece a nadie, no favorece a que se investiguen las cosas, a que se profundice en algo, a que la gente tenga criterio propio».
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¿Ha incidido en los discos posteriores?
Still ill: Ha influido en nuestra vida.
Microbio: Se nos acusó de haber hecho bandera del feminismo y entonces…
Still ill: …que nos cuesta mucho ponernos al lado de algunas causas. A nivel ideológico, todo el mundo sabe de qué pie calzamos y no ha cambiado en nada. Y este disco es mucho más amable. En el anterior estábamos muy resentidos y ahora solo queremos seguir adelante.
Creo que cuando las manifestaciones hacen más ruido, los sectores rancios cogen ideas para matar ideas progresistas. En plan: «utilizo tus argumentos para restar credibilidad al feminismo…», «hago una denuncia falsa para demostrar que todas las denuncias feministas pueden ser falsas». Por eso creo que hay que denunciar este tipo de conductas corruptas sin miedo.
Neidos: Es la praxis de la cancelación con un tuit. La cultura del eslogan no favorece a nadie, no favorece a que se investiguen las cosas, a que se profundice en algo, a que la gente tenga criterio propio.
Still ill: Nosotros le dijimos eso a las compañeras de los colectivos y nos decían: «Nuestro papel no es defenderos a vosotros». Y es que tienen razón. A lo mejor en este caso no, pero en la mayoría, sí. No nos tienen que defender a nosotros porque hay mucha gente que lo ha pasado mal. Todas las compañeras habían vivido algún episodio similar al del relato. Entonces, ¿cómo voy yo a pedirles sensibilidad? Nos lo comimos y ya está. Pero nos condicionó mucho.
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Un tema amable: ¿«Somos nosotros» es una respuesta a todo esto? En plan, «estamos encantados de habernos conocido».
Still ill: Nace más de buscar la cotidianidad de nuestras vidas. Ahora tenemos una vida muy distinta a la que teníamos cuando empezamos. Al principio era una canción muy pesimista y acabó siendo una celebración. Hacemos lo que podemos, celebramos lo que podemos.
Microbio: El mensaje es que no vivo en una mansión, pero tampoco vivo mal. A nosotros la honestidad siempre nos ha ido muy bien y en esta canción hablamos con honestidad y buen rollo de algunas miserias: que no soy Elon Musk, pero estoy contento.
En este disco, además de zascas hay temas muy alegres, canciones para conciertos como «Del chill» o «Serenata».
Microbio: Sí, hemos hecho canciones de la postpandemia. Pensamos: «¿Qué echa la gente de menos?» Porque no es lo mismo, no es como antes de la pandemia. El año pasado hicimos conciertos con la gente sentada, con mascarilla, con vigilancia, que les faltaba decir: «No te lo pases bien». Estas canciones no son de la nueva normalidad, pero no son tampoco de la vieja normalidad. Ahí nos preguntamos: «¿Qué se viene ahora?».
Still ill:Y lo que se viene ahora son conciertos. Saldremos fuera a tocar, por primera vez y vamos a estar en muchos festivales, además de los conciertos nuestros. La gente que quiera saber dónde vamos a tocar, que nos siga en las redes, que ahí publicamos todas las fechas.