Magalí Sare & Manel Fortià: [reTORNAR]


Entrevista de Reyes Muñoz
Fotografía Amaia Miranda (Segell Microscopi)

reTORNAR es el segundo disco en el que se amalgaman estos dos artistas de acentuado (y colorido) carácter musical. Magalí Sare (voz) y Manel Fortià (contrabajo) inventan los viajes de la música y los trasladan a sus temas, por tanto, lo suyo no es ni fusión, quizás sea una pseudo fusión. Es difícil de explicar sin caer en lo cursi y ellos lo cuentan muy bien en la entrevista. Y sobre todo, lo representan muy bien en el ExVITA. El disco es maravilloso. Consigue recoger todas las rarezas, las locuras y genialidades individuales del dúo. Y verlos en directo es como entrar en la cueva de los alquimistas.

«Arreglando las canciones o destruyendo canciones. O desarreglando canciones».

Podcast de la entrevista:

Vuestro nivel de gamberrismo es para enmarcar.

Magalí: Ya… Es que los dos somos muy pillines.

Pillines, dice… (Risas). Pues la nota de prensa explica que hacéis viajes imaginarios con la música.

Magalí: Nos hemos inspirado en las fusiones culturales que se producían en los viajes marítimos de ida y vuelta, así como pasaba con las habaneras, que son un tipo de canciones de L’Empordà, del norte de Cataluña, de los catalanes que iban a La Habana y volvían con estos ritmos más caribeños. O igual que pasa con las guajiras flamencas, que son fusión de diferentes culturas. Pues nos hemos inspirado en esto y hemos creado viajes que realmente no sabemos si han existido en la realidad.

Manel: Han existido en nuestra imaginación. Como nos gusta mucho experimentar como músicos, pues hemos encontrado una forma de experimentar estilísticamente, como imaginándonos que hubiera pasado si se mezcla un tango de Argentina con un ritmo de Brasil, o si coges una canción de Menorca y le pones ritmo de ranchera como si hubiera habido ahí un intercambio cultural. Y bueno, ha sido un juego.

Magalí: Sí, y la magia es que a veces las dos cosas coinciden súper bien, casi sin quererlo, pues pasa.

Es que los mimbres de la música siempre son los mismos.

Magalí: Sí, también usamos melodías que son muy conocidas. Les cambias el compás y siguen funcionando. Es fantástico.

Y esto cómo se os ocurre… un día decís: «qué pasa si…».

Magalí: No es un día, son muchos días de imaginar cosas, y yo creo que la culpa es de Manel, que es un amante de las fusiones extremas.

Manel: Tengo que admitir que estoy un poco loco. No sé, a veces ves algo y te inspira a pensar en una idea para otra cosa. Muchas veces, viendo conciertos o viendo músicos… También son las ganas de experimentar, y sí, de pensar en «qué pasa si». Siempre estoy probando a ver qué pasa. Con el contrabajo siempre estoy a ver cómo puedo hacer para que suene de esta forma, o cómo sacar este sonido. Es un poquito el mismo concepto de buscar, pero con las canciones.

Magalí: Arreglando las canciones o destruyendo canciones. O desarreglando canciones.

Con «Tornar» tuve que llegar al estribillo para reconocerla.

Magalí: Está un poco camuflada la melodía al principio. Cuando llega el estribillo, te das cuenta de que es «Volver».

Manel: También es la gracia de traducir la canción a otro idioma. La letra no te cuadra con la melodía y te quedas ahí pensando. En el estribillo acabas llegando.

La lengua actúa como un instrumento. Hacéis otra canción.

Magalí: Sí, sí, sí, sí. A mí me pasó que cuando la estaba traduciendo, me estaba peleando porque quería expresar lo mismo y vi que era imposible. O sea, dejé de lado que fuera literal e intenté expresar la misma idea pero con otras palabras porque la música pedía otras cosas, otras palabras. Pero bueno, estoy muy orgullosa, porque la idea de la letra sí que es fiel, y creo que esta canción, justamente, es bastante emblema del concepto entero del disco, porque en sí misma, no solo está traducida sino que de repente es una melodía que conoces, pero en otra lengua ibérica, empieza como habanera y se transforma en una guajira flamenca. Entonces lo tiene todo esta canción.

Manel: Por eso es la primera del disco.

Magalí: Claro, es la introducción a nuestro mundo.

¿Fue la primera, primera?

Manel: Bueno, estuvo por ahí, ¿no? En realidad la sacamos como single antes de grabar el disco. Sacamos una versión, un vídeo de «Tornar», pero a dúo, y después cuando grabamos el disco, volvimos a grabarla con el percusionista David Domínguez. Aprovecho para mencionarlo, que ha sido un featuring del disco y está en casi todos los temas añadiendo su magnífica percusión.

¿Y las flautas?

Magalí: Las flautas las toco yo y también era algo nuevo, porque en el diseño anterior no había.

Manel: Pero en los conciertos las íbamos añadiendo, y la percusión también. En los conciertos las añadíamos tocando nosotros, pero al grabar el disco, pensamos que era mejor que viniera un percusionista de verdad, con estudios (risas). Llamamos a David que es encantador.

Magalí: David en sí mismo es una fusión de todo esto, porque es percusionista de flamenco, principalmente. El kit de percusión que lleva es muy híbrido. De repente tiene un legüero, tiene una tinaja, tiene una cosa que parece una darbuka. Hay un tema en el que pone una darbuka y tiene timbres de bicicleta. Hace «clin» de repente… O sea, él también cumple este concepto.

Dar con alguien que se ajuste a vuestro concepto es un chollo.

Manel: Yo había trabajado con él en algunos proyectos, habíamos tocado juntos y se me ocurrió. Además que es súper buena gente y esto es muy importante.

«Nuestro repertorio no es de jazz, no hacemos standards, sino que hacemos un repertorio más próximo, pero tocamos con la filosofía de improvisar y de jugar, de la interacción».

Hablé con Silvana Estrada. Estuvimos charlando sobre dónde se enmarca su música, que si pop, que si folk… Me dijo que la definición que más le había gustado la hizo una revista norteamericana: «Chamber folk», «Folklore de cámara» ¿os gusta el concepto?

Magalí: ¡Qué bonito! Sí es guay el concepto. Es muy guay, el concepto folklore de cámara porque tiene muchas sutilezas. Sí, creo que la idea se acerca bastante a lo que hacemos.

Manel: «Chamber folk»… en inglés suena muy bien. A mí me gustaría hacer heavy metal de cámara.

Magalí: A ver, Manel, que no… Pero sí que es verdad que en algún momento, el disco es heavy metal acústico de cámara porque Manel es «ex-jeviata».

¿En Estados Unidos estuviste de «jeviata»?

Manel: (Risas). Nooo, allí estuve en mi época más «jazzera».

Estuviste en Nueva York. ¿Dedicado a la música?

Manel: Sí, sí, estuve tres años ahí viviendo en Nueva York. Toqué en clubes, en festivales, tocando con músicos de la escena de allí.

Es que así se entiende todo un poco más.

Magalí: Nosotros hemos estudiado jazz, tenemos este lenguaje en común de no tener miedo a tocar muy acústico.

Manel: Lo que nos gusta del jazz es la libertad que tiene. Realmente es la filosofía. Nuestro repertorio no es de jazz, no hacemos standards, sino que hacemos un repertorio más próximo, pero tocamos con la filosofía de improvisar y de jugar, de la interacción. Entonces, se podría decir que el jazz está ahí, pero no se podría definir como etiqueta principal. No es un estilo, es una manera de entender la música.

Y Magalí, tú qué tienes escondido.

Magalí: Yo estudié música clásica muchos años. Estudié con la flauta y con el piano y algunos años de canto lírico.

Estará contenta tu madre…

Magalí: Mi madre me decía «Magalí, no oigo la flauta, no estás estudiando». Yo estaba mirando los dibujos, seguramente. «Pues venga, a estudiar». Yo vengo de familia de músicos y sí que he disfrutado mucho la música, he tenido muchos instrumentos en casa, también me han obligado a estudiar, cosa que después agradeces. Lo hice en aquella época chunga en la que no te apetece hacer nada más que jugar. Entonces he cantado en coros, muchos años de mi vida, y esto también te va desarrollando una manera de cantar más lírica.
Mi voz es de soprano, entonces también he podido explotarla en los agudos y tal. Pero después estudié la carrera de jazz y no me sentía para nada cantante de jazz, porque todo eran voces de pecho y graves y sensuales y yo no estaba ahí. Pero bueno, después he podido hacer lo que me ha dado la gana realmente con todo este aprendizaje. La verdad es que, para mí es de mis grandes fortunas, haber estudiado música clásica y jazz. Y poder juntar las dos cosas.

Lo que hacéis es muy particular. Hay quien intenta ser rompedor, pero a vosotros os sale. Y supongo que es la formación.

Magalí: Muchas gracias. Tenemos pocos elementos y nos gusta exprimirlos al máximo y encontrar todos los sonidos posibles que existen en el contrabajo. Y que sea lo más musical posible, dentro del juego y siempre por alguna razón. A veces nos inspiramos en lo que dice la letra. Si hay un desgarro, pues hacemos un desgarro con el arco. Es muy guay, esto: arreglar un tema a partir de lo que dice la letra.

Manel: Es una historia, ¿no? Es como ir añadiendo efectos especiales.

Magalí: Hay un tema, que es ​​«Senhora de Almortão». Es una virgen portuguesa y está en la frontera con Castilla. Está de espaldas a Castilla porque no quiere ser castellana. Eso dice la letra. Y entonces, cuando dice esto, le metemos un ritmo de bulerías y como dice Manel, pues borramos las fronteras y lo mezclamos todo.

Es que hacéis unas cosas rarísimas.

Manel: ¡Pues muchas gracias! (Risas).

Esta ha sido la semana de las cosas rarísimas. Ayer estuvo aquí Hirahi Afonso. Hacéis discos, eso es raro. Sois muy de concepto y también es raro. Yo creo que tiene que ver con que venís de Cataluña y ahí hay una generación de músicos y músicas que habéis «estudiao».

Magalí: Pues no lo sé. Bueno, yo creo que en Cataluña, o al menos artistas como nosotros, buscamos mucho un concepto. Al menos los cantautores. Me da la sensación de que siempre tiene que haber una idea profunda detrás del disco.

Manel: Sí que es verdad que hay mucho single, ahora. Con los singles se pierde un poco el concepto. Si va sacando singles no hay concepto. Hay gente que sigue haciéndolo, pero ahora mismo, no es una cosa súper importante. Me da la sensación que se hace un disco porque el artista lo quiere hacer, pero que si nos fuéramos a mirar cómo está el mercado, no tendría sentido. La gente funciona con Spotify, y saltas de un tema a otro tema, o haces vistas aleatorias. Hay poca gente que escucha un disco de arriba a abajo. A mí me sabe mal, porque a mí me sigue gustando. Yo escucho música así. Creo que como artistas, tenemos que seguir defendiendo lo que creemos que es lo guay.

Magalí: Entonces, ¿crees que no hay correspondencia entre los artistas y cómo funciona el mercado?

Manel: Muchas veces es así, pero yo creo que uno tiene que hacer lo que cree que tiene que hacer y no lo que le satisface al mercado. Si tú haces una cosa convencido, lo transmites a la gente. Si estás haciendo algo porque piensas que va a gustar, estás perdiendo un poquito de honestidad y al final el mensaje es menos puro. Guau, qué serio, que me he puesto de golpe.

Habéis hecho aquí «Barco negro». Fondo serio, porque hay un guiño a la canción original.

Magalí: La melodía original es de una canción brasilera que se llama «Maë Preta», que la letra habla de una madre negra, que está amamantando al hijo blanco de su señor. Creo que la historia acaba fatal. Cuando llegó a Portugal en plena dictadura, esta letra fue censurada y Amalia Rodríguez, cantante de fado mítica, la reversionó y cambió la letra de arriba a abajo. A mí me sigue quedando el misterio de si hay guiños, que creo que es evidente que los hay, con la letra anterior. La letra del fado es mucho más naif, es una mujer que se despierta en la playa y su amado ya no está. Aparecen dos viejas que le dicen: «no volverá» y se va con un barco negro, que probablemente sea un barco negrero. Pero no estoy segura de esto. Entonces es una canción que tiene ya una mochila de cosas. No podíamos no decirlo. Al principio de la canción hay un guiño a la letra original.

«La de investigar antes de ensayar es una de las mejores partes de nuestro trabajo. Es muy guay. Muy jugoso».

Me da la sensación de que para elegir las canciones habéis hecho una tesis.

Magalí: A mí me encanta investigar lo que hay detrás de las canciones pero en realidad, por ejemplo, con «La leyenda del tiempo», yo la conocía, pero no sabía que era tan tan tan mítica. Y creo que por eso no tenía tanto miedo a versionarla, ¿sabes? Y esto en realidad, a veces, según como, ayuda. Ayuda la inocencia de decir: «Ah, a esta canción voy a cambiarle el compás y tal». Si conoces más su historia, vas con los pies de plomo.

Manel: En general sí que nos gusta investigar y ver un poco de donde nace la canción. A veces saber la historia te da ideas de arreglos que puedes hacer, o formas de interpretarla, como cantarla, si hacerla alegre o cantarla triste.

Magalí: La de investigar antes de ensayar es una de las mejores partes de nuestro trabajo. Es muy guay. Muy jugoso.

Creo que también os ayuda no ir en modo isla, es decir, ampararos el uno en el otro para hacer locuras. Si algo transmitís es complicidad.

Magalí: Lo mejor de nuestro trabajo es tocar con gente. Si te vas aislando o haces música para ti mismo en tu casa… ¡Hay músicos así, también!

Manel: Yo creo que la esencia de la música es compartir y hacer algo en conjunto, ¿no? Y si compartes con mucha gente diferente, pues es una forma también de intercambiar ideas. Yo siempre he pensado que con cuánta más gente toques, mejor, al menos durante una etapa de tu vida. Igual llega un momento… tampoco se puede estar todo el día de jam session, ¿no? Pero creo que es una cosa importante: tocar, compartir, escuchar y acompañar. No sé, es una conversación.

Magalí: Y se aprende mucho, mola más aprender así que sola. Bueno, también hay una cosa guay de pasar muchas horas con tu instrumento, intimar mucho, y tener crisis…

Manel: No voy a decir nombres, pero sí, algunos músicos que están en las redes y que son virales, y que tienen un montón de vídeos… Algún amigo… después le dicen: «va, pues haz un proyecto a dúo con tal». No hay forma, que no escuchan, que están tan acostumbrados a su onda que después no saben relacionarse con otra persona. Es como si alguien se queda encerrado en una habitación, no habla con nadie y de golpe sale a la calle y no se sabe relacionar. Con la música creo que pasa lo mismo. Tú puedes estar momentos solo, evidentemente cada uno estudia en su casa, que tienes que estudiar en tu casa tus cosas, pero necesitas que haya este intercambio para poder expresarte con otra gente.

«Y en realidad, cuando pruebas de coger algo tradicional y llevarlo muy lejos, hay un límite que aún se reconoce. El límite, a veces está muy lejos»

Pues también he entrevistado a Bewis de la Rosa y curiosamente, también estuvimos hablando de «Guantanamera». Ella hace rap rural, lo define como el rap de extrarradio del extrarradio. Me parece curiosa esta confluencia, no sé si es que en esos momentos de encierro, los músicos y las músicas os dedicáis a navegar y descubrir mundos… ¿De dónde sale lo vuestro?

Manel: De ideas locas que a veces tenemos y que las probamos y nos gustan.

Magalí: Tú dijiste que escuchaste una versión de «Guantanamera».

Manel: Claro, también llevo tiempo pensando en esto y tengo otro proyecto que es sobre todo de música tradicional. Te das cuenta que la música tradicional es tan fuerte que permite llevarlo a otros sitios. Y en realidad, cuando pruebas de coger algo tradicional y llevarlo muy lejos, hay un límite que aún se reconoce. El límite, a veces está muy lejos. Una vez escuché una versión de «Guantanamera» que me gustó mucho. Le daban la vuelta por completo, instrumental, y pensé claro «Guantanamera» es música tradicional, es una canción que también tiene mucho peso, mucha esencia y todo el mundo reconoce ¿no? Empecé a pensar alguna locura para hacer «Guantanamera». Pensé que con voz y contrabajo… Lo bueno de nuestro dúo es que tiene un sonido particular, da un color muy particular, ¿no? Y que no estamos acostumbrados a escuchar muchas formaciones así. Así que nada, me puse ahí a probar líneas de bajo extrañas hasta que salió esta y bueno, fuimos construyendo entre los dos.

Magalí: Sí y es muy guay también cuando la tocamos en los conciertos, está en un compás raro, está en un compás cojo, está a 5 por 4 y normalmente está en 4 por 4. Pero la gente entra dentro del ritmo y la canta con compás de cinco. Creo que no se dan cuenta. Esto es tan genial, esta intuición es tan innata.

Yo creo que no hemos hablado del directo.

Magalí: En el directo estamos jugando a todo. Si ven el vídeo… va por ahí. Hay un factor visual muy importante entre nosotros.

Es que a mí me habéis dejado flipada.

Magalí: Es que tú lo has dicho, somos unos gamberros, tenemos esta actitud y hacemos música desde el juego. A ver, a mí me encanta también conectar con el dolor y el drama. Hay de todo en el concierto. Es un viaje, hay que venir.

¿Estáis yendo sobre todo a salas?

Magalí: En todos sitios, hay de todo y en diferentes circuitos. A veces más jazz, a veces más folk, salas, aire libre, auditorios… En Madrid igual no tenemos tanto mercado abierto y tocamos en salas, pero hay de todo.

En redes:

https://www.instagram.com/magalisare/?hl=es

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https://www.magalisare.com

https://manelfortia.bandcamp.com/album/re-tornar

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