Sommers Town es una película que llega bien hondo. No hay ambición ni en el argumento ni en las interpretaciones, sólo un deseo sincero por mostrar, de una forma pausada y honesta, la amistad en la adolescencia.
Tommo acaba de cumplir los 16 años y deja de estar bajo la tutela de los servicios sociales. Marek es un joven inmigrante polaco lleno de sensibilidad. Ambos se encuentran en Sommers Town e inician una amistad inesperada. Marek vive con su padre, siempre ausente, circunstancia que aprovecha para acoger en secreto a Tommo. María es una camarera francesa, musa de Marek y obsesión de los dos chavales.
Cuando María tiene que volver a París, Marek y Tommo quedan desolados. Su malestar se agrava cuando el padre de Marek descubre que hay un inquilino secreto en la casa. Aunque tengan que viajar a París, ambos están dispuestos a lo que sea para encontrar a María.
Había dos formas de tratar esta historia de personajes pateados por sus circunstancias: la ceniza y la alegre. Shane Meadows (This is England) ha tirado por la vía de optimismo y ha logrado que la crítica coincida en una palabra para definir su obra: maravillosa. Demuestra que lo único que necesita un director talentoso para hacer un gran film, es una buena historia y unos actores que de verdad conmuevan: Thomas Turgoose (Tommo) y Piotr Jagiello (Marek) son pura espontaneidad y frescura.
A partir de ahora el papelón lo tiene Shane Meadows, que después de esta película va a tener que hilar muy fino para superarse… claro, que ojalá todos tuviéramos como reto mejorar un trabajo casi, casi perfecto.