Óscar M. Prieto: «40»


Entrevista de Reyes Muñoz
Fotografía de Helena Castro

40 es una reflexión novelada en la que el protagonista, tras sufrir una situación entre dramática y anecdótica decide vivir más allá de sus constantes vitales, porque a Cosmo, el protagonista, el corazón le late más o menos y respira adecuadamente. Se da la circunstancia de que Óscar es el embajador en Patacosmia en ExPERPENTO y de que yo fui leyendo el manuscrito mientras cobraba vida. Esto, lejos de facilitar una conversación, la dificulta y mucho. Así que quizás las preguntas no estén a la altura. Por suerte en una entrevista lo interesante son las respuestas.

Óscar M. Prieto es un amante de las referencias, así que seguramente, no le importará que yo incluya aquí las propias. «Go ahead, make a wish» fue el eslogan pronunciado por Madonna en un anuncio de Pepsi en el año 89, y del que Óscar M. Prieto no dice ni palabra en 40, su último libro. Lo saco a colación porque me vino a la cabeza al llegar al último punto. «Adelante, Cosmo, pide un deseo». No solo la frase, también me sonaba el «Like a prayer» –de vez en cuando– cuando iba leyendo párrafos. La literatura de Óscar es así. Se mide por párrafos o por frases, o incluso por palabras, no por páginas ni capítulos. Y tampoco se mide en acción o aventura, sino por cargas de honestidad. Este 40 está sobrado de sonido y de fondo, así que a aquellos que les guste la literatura lo gozarán. Pero no más que a los que lo único que busquen sea un libro para pasar la semana.
Esta revista no se hace responsable de sus efectos secundarios. Si leéis 40 y os entra hambre de vida, allá cuentas.

Mi sospecha al leer el libro es que Cosmo eres tú. ¿Es una novela autobiográfica?
No es una novela autobiográfica. No creo que mi vida le interese a nadie más allá de familiares y amigos. Es una novela en la que el tema central es la vida y sus circunstancias: la familia, el amor, el tiempo perdido, los trenes que dejamos pasar, la posibilidad de cambio… Es una novela sobre la necesidad de tomar la vida por los cuernos. Desde este punto de vista, si las opiniones del personaje fueran muy distintas a las mías, no sería un escritor honesto. Si fuera una novela de nazis o policiaca, podría haber inventado lo que fuera. Cosmo viaja al Polo Norte, se refugia en la Montaña Mágica, en Asturias, va a Burdeos… yo hice esos recorridos, pero para escribir la novela. No es autobiográfica. La prueba es que mucha gente se siente identificada con Cosmo. Si hablara de mí, eso no ocurriría.

Dices que no es una novela policiaca. En Love is a game, buscas al asesino de Banksy, en Berlín Vintage un cuadro de Caravaggio… aquí también hay una historia de búsqueda…
Me gusta sentir que mis libros son como los medicamentos, que tienen un componente principal y excipientes, colores llamativos, edulcorantes… para que la píldora o el jarabe entre mejor. Eso hago yo. Siempre hay unas tramas paralelas que llevan al lector a través de las reflexiones más pausadas sin que se aburra. En esta ocasión hay una trama de sicarios que tiene su origen en una noticia que leí y me llamó la atención. Un capo estaba ingresado en el hospital y el sicario que debía asesinarlo no sabía ni qué cara tenía. Coincidió que cuando fue a matarlo, el otro paciente de la habitación estaba despierto. Si llega a estar dormido, seguramente el sicario lo hubiera matado a él. Ese hombre estuvo a punto de ser asesinado por un equívoco. Tomé esa noticia de punto de partida en una novela en la que el protagonista es un crápula, con una vida fácil, sin problemas materiales… pero con una vida vacía. No sabe quién es, está hastiado de tanta facilidad y esa situación tan trágica es el detonante para comenzar a vivir.

“Es una novela sobre la necesidad de tomar la vida por los cuernos. Desde este punto de vista, si las opiniones del personaje fueran muy distintas a las mías, no sería un escritor honesto”

En tus dos libros anteriores entrábamos en una dinámica de referencias que teníamos que buscar en google. En este los juegos son otros: los saltos en el tiempo y los cambios de voz…
Lo de provocar las búsquedas era intencionado. Muchos lectores disfrutan con eso, pero otros pasaban de las digresiones. Me decían que querían leer un libro mío en el metro o la piscina. Cuando empecé esta novela, mi intención era escribir algo más sencillo y el tema se prestaba a la concreción, a que el estilo fuera más ágil, más preciso. A mitad de la novela, una amiga me dijo que no le podía dar todo masticado. Esa amiga se llama Reyes y lo que me dijo me hizo parar. Me llevó un tiempo descubrir por dónde tenía que seguir. Y es cierto que de no haber hecho eso, la historia hubiera languidecido, estaba impulsada por la inercia. He llegado al mismo final pero con sustancia. Esos juegos no son ejercicios florales. Los saltos temporales me encantan, aunque los editores no son partidarios. La vida empieza y acaba, pero no es lineal, se nutre de recuerdos, de deseos, de nostalgias… Lo que nos ocurre un día lo podemos entender mucho tiempo después a través del recuerdo. El juego de usar el mismo narrador pero en tercera, segunda y primera persona es una metáfora de la novela. Cosmo tiene un destino intransferible, un destino que no es algo impuesto por los dioses: lo construye él con sus decisiones. El narrador empieza en tercera persona porque Cosmo está perdido, no sabe quién es ni para qué ha nacido. A medida que avanza la novela, toma conciencia de sí mismo. El destino le habla de tú, y de ahí que use la segunda persona, que tiene una potencia en la narración que para mí ha sido un descubrimiento. Cuando Cosmo ha recorrido ese camino vital y ha asumido quién es, comienza a hablar en primera persona. Cosmo es su propio destino. Las voces expresan esa evolución hacia a la conciencia de la vida.

“Si Cosmo hubiera muerto a manos del sicario, no habría vivido. Toma conciencia de que su tiempo es limitado y esa certeza es la que hace de la vida algo vertiginoso, aunque a veces sea cruel o dolorosa”

El destino se lo escribes tú. ¿Dudaste?
Sí, sí que dudé. La portada es una metáfora de la novela. Cosmo tiene la oportunidad de vivir y la aprovecha. Descubre que ser libre no es hacer lo que le apetece, sino dotar cada uno de sus movimientos de sentido. El egoísmo no conduce a la felicidad, descubre que la felicidad se consigue mediante el amor a los demás. Como dijo alguien, la pregunta no es si hay vida después de la muerte, sino si hay vida antes de la muerte. Si Cosmo hubiera muerto a manos del sicario, no habría vivido. Toma conciencia de que su tiempo es limitado y esa certeza es la que hace de la vida algo vertiginoso, aunque a veces sea cruel o dolorosa.

Antes decía que no hay referencias. Es mentira, es un libro muy pop, ¿no?
Cuando lo terminé tenía la sensación de que era un libro con mucha música, incluso hablé con el editor para explicarle que quizás el prólogo lo debía escribir un músico. Y luego resultó que las referencias musicales son pocas. Pero son muy importantes. Una de las señales de que Cosmo está retomando su vida es que vuelve a escuchar música. Me decía Alex Cooper, que escribió el prólogo, que al leerlo no vio mucha música, pero que sí que sentía que era una mina para componer canciones. ¿Un libro muy pop? Pues es que soy un hijo de mi tiempo, las referencias son las que son. Hay referencias a Julio Cortázar, a la Maga… a El Principito… a Erri de Luca, a Houllebecq… Están al inicio de los capítulos, para facilitar la lectura, para que la gente lo lea en el metro…

El pasaje de El Principito parece escrito para Cosmo…
El Principito está en mi acervo emocional y cuando Cosmo va a Burdeos a buscar a la que él piensa que es la única francesa del universo, escucha francés en cada esquina. Él creía que solo existía su rosa y de pronto descubre que hay miles de rosas.

Tus libros son problemáticos en lo que se refiere a género… ¿40 qué es?
Te voy a contestar porque hace poco pensaba en eso. Esta novela es una tragedia, en su significado griego más puro. Tenemos un héroe que ha cometido muchos excesos, tiene un pecado que los dioses no perdonan hasta que supere una serie de pruebas. Se tiene que enfrentar a su propio destino, viaja para purificar su alma. Por eso creo que encaja en el género tragedia.

La forma también es capital en 40. Todos los párrafos tienen música… como en la literatura del Boom…
Pecker presentó el libro en Huesca y leyó algunos párrafos y dijo que podían ser letras de canciones. Venía de Berlín Vintage, una novela de quinientas páginas. En 40 me liberé, ya había demostrado que podía escribir un gran libro. 40 es conciso, es ágil, hago lo que quiero… si quiero repetir una palabra la repito. Sigo la regla del maestro Borges: la prueba de un texto es su oralidad. Tengo costumbre de leer en alto lo que escribo. No es que me compare con Borges, solo tomo prestada su regla.

Todo sobre Oscar M. Prieto en http://www.oscarmprieto.com/

La entrevista de Oscar M. Prieto publicada en la edición papel de ExPERPENTO  junio-julio 2017:

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