El amor en tiempos del Tinder


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Entrevista de Covadonga Carrasco

¿Son las nuevas relaciones a través de aplicaciones el futuro del amor? ¿Sabemos relacionarnos? ¿Nos sentimos muy solos y no somos conscientes realmente de ello? Hablamos con María Sopeña Font psicóloga en el Centro de Psicología Álava Reyes. Hemos utilizado breves extractos de esta entrevista para documentar el «Docx» sobre el «Amor». 

El uso de plataformas como Tinder, Adopta un tío, etc. ¿Responden a la necesidad de la gente que necesita que le hagan “casito” porque se siente muy sola o la deshumanización de las relaciones sociales?

No existe una relación causal y unívoca que invite a las personas a usar este tipo de plataformas. De hecho, puede haber una persona que se encuentre muy sola, pero que no esté familiarizada con este uso y, por tanto, no recurre a ello.
Hay ciertas causas que se estudian y se observan muy claramente. La primera es el ritmo de vida que dificulta muchísimo que la gente tenga posibilidad de conocer a otras personas. Las modas imperantes, antes la gente se conocía al salir de la iglesia, después en las discotecas y ahora, en redes sociales. Los ritmos sociales son los que llevan a que la gente pase mucho tiempo en Internet, del mismo modo en el que antes se pasaba más tiempo en otros lugares.
Es donde está la gente, no hace falta estar muy solo. El poco tiempo que tenemos lo pasamos en redes, es más sencillo, puedes hacerlo desde tu casa, en el autobús, donde sea.

Otra causa importante es el hecho de que en redes sociales alivias una doble presión a la hora de conocer a una persona: mostrar tu mejor cara, siempre y permanentemente, no tienes que hacer repetidos esfuerzos por conseguirlo. Rellenas un perfil una vez, lo dejas perfecto, precioso y no tienes que estar constantemente buscando la forma de mostrar lo mejor de ti. Lo haces de una sola vez; por otro lado, cuando conoces a alguien, no tienes que hacer el ejercicio de intentar encontrar puntos en común con esa persona, porque esa persona ya te ha hecho un profile, te ha dicho “yo coincido contigo en esto, esto y esto”. Es ir a “tiro hecho”. No tienes que esforzarte tanto en encontrar el sitio en el que se puede mover la persona ideal para ti, intercambiar una mirada con esa persona, para que al final resulte que no hay nada en común. Es mucho más operativo. Estamos en una sociedad en la que “lo quiero ya, lo quiero ahora y lo quiero bien”, el error no está tan premiado.

Otra cosa muy importante que has dicho tú es que la gente está muy sola y utiliza las plataformas de Internet para alcanzar un grado de intimidad que, en persona, muchas veces, no podría. En Internet sin dar la cara puedes expresar muchas más cosas.

«Cada vez que me meto en esta aplicación le gusto a alguien, alguien me ha visto y me ha dicho que estoy bien, así que lo voy a seguir haciendo».

Lo curioso es que mucha gente usa estas plataformas, no ya para encontrar pareja o relaciones esporádicas sino para matar el tiempo. Incluso algunas a algunas personas les provoca cierto “enganche” el mero hecho de utilizarlas.

Claro, en ese caso, puede ser que la motivación secundaria sea la de encontrar una pareja porque, como bien dices, están aburridas, les regalan el oído y lo pasan bien.

En psicología existe lo que llamamos el refuerzo, se estudia a nivel biológico. Existen un montón de áreas cerebrales que están destinadas a que tu aprendas de las experiencias y en función del resultado de estas, repitas o no. «El fuego quema, no vuelvo a tocarlo, porque ya sé que quema». «Esto está rico, el próximo día que lo vea, me lo como». Estamos así diseñados. Y uno de los refuerzos más importantes, es el refuerzo social, es decir, que nos digan halagos, cosas bonitas, que importamos y… que la gente nos vea. Ser visibles para alguien. Muchas veces somos invisibles para las personas que están cerca de nosotros. Vivimos en sociedades muy deshumanizadas, en el trabajo o incluso con nuestros amigos.

Por eso, el refuerzo social es tan importante y al mismo tiempo es lo que mantiene las conductas. Si yo emito una conducta y esa conducta es reforzada, alguien le da a “me gusta en mi perfil” o le da “match”, le da me gusta a quien soy yo. Por tanto, es más posible que yo vuelva a repetir esa conducta y vuelva a interactuar en ese entorno.

Ese entorno, además, por norma general no emite ningún castigo. Si alguien no te gusta o no le gustas, ni te pones ni se pone en contacto contigo. Evitan cualquier estímulo aversivo, es todo positivo. De ahí que se produzca un enganche, genera dopamina, el neurotransmisor de la búsqueda del placer, que no es la hormona del placer ni de la felicidad, es la de la búsqueda. Un neurotransmisor que nos invita a seguir buscando, a estar atentos a una cosa.
Así es como se generan las conductas. Cada vez que me meto en esta aplicación le gusto a alguien, alguien me ha visto y me ha dicho que estoy bien, así que lo voy a seguir haciendo.

«Cualquier conducta que se utilice mucho tiempo, deja de funcionar con un refuerzo positivo: “si no puedo hacerlo, me cabreo”. La abstinencia. Entonces, si se acostumbra a usar solo ese método y no otros alternativos “me pongo nervioso”».

Pero, ¿no puede ser un arma de doble filo? Puede generar al mismo tiempo una enorme frustración.

Puede hacerlo y sobre todo lo que hace es generar un peligro actual. Cualquier conducta que se utilice mucho tiempo, deja de funcionar con un refuerzo positivo: “si no puedo hacerlo, me cabreo”. La abstinencia. Entonces, si se acostumbra a usar solo ese método y no otros alternativos “me pongo nervioso”.

Y, por otro lado, en Internet, como no conozco a la otra persona, me falta mucha información, falta todo el contexto no verbal y “yo tampoco soy tonta”, sé que la otra persona, puede no estar diciéndome toda la verdad. Entonces, los huecos que faltan, el cerebro los completa y crea una imagen ideal de esa otra persona. La frustración, evidentemente se va a dar, pero no solo porque luego las cosas no vayan a ser como esa persona me ha prometido, sino porque la realidad, va a estar, como mínimo, un poquito por debajo, por detrás, si no mucho, de la imagen que yo me he formado.

Las expectativas no son una ilusión, algo irreal, tienen una función, el cerebro necesita certidumbre. Yo completo los huecos. Esto pasaba en el cine porqué las películas tan interesantes de Hitchcock no necesitan enseñarnos qué está pasando, pues porque el cerebro, cualquier cosa que tu veas la va a completar, con lo que sea más importante para ti. Por eso los perfiles son muy generales, todos muy parecidos, porque luego tú los completas.

El componente no verbal, sin embargo, es básico en una relación, que veas cómo se mueve una persona, cómo habla, cómo interactúa contigo. Cuando eso no lo tienes, el cerebro lo que hace es sustituirlo por tu versión ideal: “seguro que es así”.

Todo lo vas a llevar a tu terreno, y vas a interpretarlo en función de esa figura ideal que te has hecho, es un sesgo, queremos confirmar nuestras sospechas. Yo puedo pensar que alguien es muy bueno de primeras: “Mira qué chico más majo, que guapo. Seguro que es listo, etc, etc.” Todo lo que ese chico diga, va a confirmar mi teoría de que es muy majo y estupendo.

Hay un montón de sesgos, en psicología llamamos así a los efectos que tienen algunas distorsiones del pensamiento. Esto existe porque el cerebro no puede estar a todo, por eso, a veces, toma atajos. Estas aplicaciones juegan mucho con esto, porque estos sesgos, hacen que no pensemos bien del todo, que tomemos atajos heurísticos, pero que tienen trampa. Por ejemplo, si veo a Scarlett Johansson que es muy guapa y además le ha dado a “me gusta” a mi perfil, hay un sesgo conocido como efecto halo, que es que, yo cojo una característica de esa persona y automáticamente se contagia toda la persona de esa característica positiva. Ella es muy guapa y yo voy a pensar que, además, es lista, divertida, simpática, ayuda a los animales… Es difícil pensar que, a lo mejor, es analfabeta.

La gente en internet busca eso, da la mejor imagen y el mejor concepto de sí mismo porque la belleza es una de las características de este efecto halo, pero hay otros anclajes, como la profesión que tengas, etc. Esto se contagia al resto del perfil.

Otro sesgo es el de confirmación, cuando conozco a una persona, busco los datos que confirmen mi teoría sobre ella. Sí creo que es buena y maja, todo lo que buscaré en ella será eso, cosas que la hagan buena y maja. Por eso hay gente que nos cae bien y gente que nos cae mal, sin preocuparte del porqué. Después de determinadas experiencias tu sesgo ya te “advierte” y consideras que esa persona es de uno u otro modo, es tu sesgo de confirmación.

Por eso son tan importantes y, no nos damos cuenta de cuándo caemos en ellos.

Hay otro sesgo, del que habla Daniel Kahneman, el premio Nobel, en el libro Pensar rápido, pensar despacio. La mayoría de personas cuando nos preguntan por qué queremos, respondemos como si realmente lo supiéramos. Y no lo sabemos.

Hay dos sistemas, el 1 y el 2. El 1 es el emocional, rápido, intuitivo, el que nos dice que 2+2 son 4, ¿me gusta este chico? Me gusta. El sistema 2 es el de ¿cuánto es 35 x 14? Con el que tardamos más. Nos movemos en el sistema 1 porque es más económico, más barato para nuestro cerebro. El cerebro no te quiere feliz ni triste, le da igual cómo estés. No distingue entre pasado, presente y futuro. Solo quiere que le des pocos problemas.

Un ejemplo de esto es, si yo te digo: Ana es una chica divertida, tiene cuatro perros, que ayuda a los abuelitos a cruzar la calle, que da dinero a ONGs. Qué es más probable, qué Ana sea cajera de un banco o cajera de un banco y además activista feminista.

Yo diría la b.

Pues no, porque que sea cajera de un banco, tiene X posibilidades, pero que sea cajera de un banco y activista feminista, engloba menos posibilidades. Es más fácil que sea la opción a porque engloba mucho más. El sesgo es, esta persona, tiene que ser activista feminista, pero no tomamos en cuenta el contexto.
Entonces, cuando nos relacionamos con alguien por Internet, falta mucha información importante y nuestro cerebro, completa los huecos y hay que tener claro que no siempre los completa bien por estos sesgos: personalización, generalización, etcétera.

Pero este “mundo ideal”, al final se hace “real”, es decir, por mucho que quieras, tendrás que encontrarte con esa persona y mostrar quién eres realmente…

Claro, por eso siempre se aconseja quedar lo antes posible con esa persona, para confrontar la realidad, dejar de alimentar esa ilusión y poder tomar una decisión con todos los datos. No se debe extender relaciones “cibernéticas” innecesariamente. Conócete cuanto antes e inicia una relación real.

«…más que un fast food o un low cost de las relaciones, como decías, es como un supermercado. Puedo elegir mucho. “Busque compare y si encuentra algo mejor…”. Nos hemos acostumbrado a ser productos, estamos en un expositor. Pones tu logo, tu marca, tu eslogan y la mejor imagen de ti».

¿Podemos hablar de un low cost o de un fast food de las relaciones con este tipo de aplicaciones? Existe una tendencia conocida como ghosting muy común, no se llega a profundizar en las relaciones. Tengo una lista de treinta para conocer, si no me sirve, sigo con el siguiente y desaparezco para el que no me interesa…

No sabría decirte si se puede generalizar solo a las relaciones en Internet. Pero sí es cierto que el fenómeno del ghosting lo he visto muy a menudo en terapia, pero no en relaciones a través de aplicaciones de este tipo, sino de cualquier otra manera. Que además han intimado en el sentido “bíblico” de la palabra y, de repente, han desaparecido sin decir nada. Lo veo en todas las edades, es algo transversal, que yo imaginaba que se producía solo entre gente más joven, pero no.
No sé cómo definirlo, creo que esto es más trabajo de los sociólogos.
Es cierto que este fenómeno, además, causa mucha culpa en la persona que lo sufre. Manuel Hernández Pacheco lo explica muy bien en su libro, Apego y psicopatología donde habla que tenemos en el cerebro estructuras diseñadas para evitar que nuestras figuras de apego nos abandonen. Es decir, es más fácil sentir que se tiene el control de ciertas cosas, aunque se trate de la culpa, que pensar que todo lo que se tiene alrededor te ha abandonado y vives en el caos.
Sin embargo, a nivel de estructuras cerebrales, es más sencillo crear certidumbre, por dolorosa que sea, pensar que el responsable eres tú de que la otra persona haya desaparecido y que se puede cambiar algo para evitar que los demás me abandonen y evitaré, por tanto, que esto me vuelva a pasar.
Entiendo que es probable que aplicaciones del estilo de Tinder, se prestan a esto. Por eso creo que más que un fast food o un low cost de las relaciones, como decías, es como un supermercado. Puedo elegir mucho. “Busque compare y si encuentra algo mejor…”. Nos hemos acostumbrado a ser productos, estamos en un expositor. Pones tu logo, tu marca, tu eslogan y la mejor imagen de ti.

Tengo la sensación de que en este tipo de aplicaciones se muestra lo que “nos gustaría ser” no lo que realmente somos.

Efectivamente, en estas aplicaciones intentamos competir con nuestra mejor versión, pero también se da en otras redes sociales. Exponer la parte de nosotros que queremos creer. Natalia Seijoo habla de la discrepancia entre el yo real y el yo ideal, en esa discrepancia, en ese huequito, es donde surge el sufrimiento.
En realidad, todo está relacionado con el efecto halo, porque el efecto halo es para nosotros. Si me muestro de determinada manera, van a pensar de mí, determinadas cosas, sacando conclusiones con pocos datos. Si suministro información buena, el cerebro la completará con más información positiva y que me ayudará a destacar en un entorno competitivo en el que hay otros productos muy similares a mí.
A todos nos interesa que nos vean y que además vean la mejor parte de nosotros. Al final nos lo vamos a acabar creyendo. Vivimos en una sociedad en la que en realidad no estamos bien, no ganamos lo suficiente, que tenemos granos, que estamos gordos, y que, además, la culpa es nuestra. Que es todo tan “fácil” como comprarse un coche más caro, trabajar más horas…
Por eso, esto tiene tanto tirón, porque aquí, puedo seleccionar la mejor parte de mí y venderla. No debemos caer, por tanto, en el prejuicio de que la gente que usa Tinder es gente débil o insegura, no tiene por qué.

Los perfiles en estas redes es cierto que se han ampliado muchísimo. Gente de todo tipo, rango social, aspecto, profesión…

Es lo que hablábamos antes, la norma social ha cambiado, la forma de conocerse es distinta, la forma de relacionarnos incluso con amigos a través de las redes sociales, foros de discusión, Twitter… Creándose comunidades muy enriquecedoras, así que por qué no se va a encontrar pareja por Internet. Simplemente hay que pensar: “Ojo, igual solo estoy poniendo en marcha mi sistema 1” y tener un poco de conocimiento sobre los sesgos que hay, cómo funciona nuestro cerebro y el de los demás.

No hay nada malo en mostrar nuestra mejor imagen, cuando quedas con alguien en persona también quieres mostrar la mejor parte de ti. Estamos diseñados para eso y para enamorarnos, para generar ese vínculo, para, evolutivamente, reproducirnos. Otra cosa es que la sociedad haya evolucionado y no tengamos por qué hacerlo.
No podemos fiarnos solo de lo que vemos, nuestro cerebro está como en la cueva de Platón, no lo ve todo, interpreta nuestros sentidos y es susceptible de fallar, porque tiene que ver con nuestra memoria… con muchas cosas. Pensar que lo que yo veo es real, es un error. No nos queda otra que fiarnos, pero hay que tener cuidado y en Internet, sobre todo, protegernos.

«…las personas seguimos siendo animales sociales, necesitamos que los demás nos vean y, en una sociedad en la que todos somos iguales, compramos en los mismos sitios, hacemos las mismas cosas, tenemos la necesidad de diferenciarnos».

¿Estamos condenados a la soledad?

La sociedad tiende a la soledad: pide la comida y no salgas a cenar, que te la traigan a casa, haz teletrabajo, hay que ser más autónomos, más independientes, emprende… Todo para uno, nos invita a estar cada vez menos tiempo con gente, no solo con la de nuestro círculo, sino con gente desconocida.
Ahora vemos el cine en casa, tenemos Netflix, para qué vamos a ir a una sala, si incluso se están haciendo películas que se estrenan directamente en estas plataformas.
Sin embargo, no debemos olvidar que las personas seguimos siendo animales sociales, necesitamos que los demás nos vean y, en una sociedad en la que todos somos iguales, compramos en los mismos sitios, hacemos las mismas cosas, tenemos la necesidad de diferenciarnos.

Al final que yo pueda redactar en un perfil cómo soy y qué “nivel” de diferencia tengo con los demás, me ayuda a ponerme una banderita de distinción con respecto al resto. Que luego casi todo el mundo se pone perfiles muy similares, eso también es cierto, pero bueno, intenta buscar la diferenciación con el resto.

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