Vicente Martín
No se recordaba tanto revuelo en torno a un grupo español desde los años 80. Se esperaba con impaciencia su actuación en directo en un programa de TV ya desde semanas antes e incluso circulan historias sobre lo que hicieron después de dicha actuación por el famoso barrio madrileño de Malasaña.
Astrud ya fueron aceptados por la crítica desde su segundo álbum Gran Fuerza, al convertirse en uno de los grupos mejor valorados, pero les faltaba la aceptación del público. Ahora lo han conseguido con el lanzamiento de su tercer álbum Performance, en donde el dúo aparece con sus melodías tan simples como efectivas pero con una producción cuidada al milímetro.
Mientras que siempre reivindicaron el electro pop de los 80 con sintetizadores y cajas de ritmo, ahora, siguiendo esa línea pero marcando un nuevo rumbo, figuran instrumentos que hasta ahora nunca habían contado en sus grabaciones (batería, bajo eléctrico, pandereta de lata, incluso samplings de voces corales) otorgándoles un sonido más ye-yé que recuerda incluso a Stereolab. Quedamos así suena a The Smiths, con sus guitarras mal grabadas estilo lo-fi, Me desdigo -ya tocada en su gira del año pasado- y Todo da lo mismo aparecen como épicos himnos generacionales de marcado carácter egocentrista.
La intro de la irónica Masaje está inspirada en una canción de The Carpenters. El número uno en ventas Todo nos parece una mierda a su vez hace “crítica musical” y aparece editado en forma de EP en una bonita caja de madera junto con cinco canciones, donde cabe destacar Hay un hombre en España con un marcado acento folklórico. Astrud demuestran que no es tan difícil ir por libre, se han autoeditado este trabajo como ya hicieran con sus anteriores álbumes, manteniéndose ajenos a modas y tendencias.