Azier: «Que tengas suerte»


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Parece que Jose (o José) entiende las canciones como algo literario y sus letras son maravillosas. Miguel Larios, el otro Azier, nos cuenta que esa belleza fue lo que le enamoró del proyecto del que solo sería el productor y se convirtió en mitad. Y quizás lo mismo les sucedió a Víctor Elías, Ruly de Sidecars, Virginia Maestro o Angie Sánchez, unidos a Azier de diferentes maneras:

«Las canciones van cogiendo fuerza y de repente, con un ‘oye, échame una mano aquí’, empieza a sumarse gente, y ahí hay un proyecto con muchísima fuerza. A ciertas edades, la vida es una putada. Empiezan a pasarte cosas y todas son terribles. Así que si te salen hermanos de la nada, aprovecha».

 

Decidme de dónde viene el nombre de la banda, porque es Azier, con «zeta» y ninguno se llama así.

José: Yo no sabía qué nombre ponerle, no queríamos ponerle un nombre de uno, no queríamos nada… y en realidad Azier es el nombre de un personaje de unos cuentos infantiles que yo escribía cuando era pequeño. Si os fijáis en el diseño del logo, que por cierto, aprovecho y le doy a Dani Martín las gracias, porque es un diseñador buenísimo, pues el logo es una guitarra que es la A de Azier, pero que es como una llave. Y esto es porque Azier, que era un muchacho de ocho años, cuando se iba a dormir, usaba un llavero que le había regalado su abuelo y abría una puerta en mitad de ninguna parte. Se introducía en las pesadillas de sus compañeros de clase para derrotarlas. Entonces era como una suerte de aventura en la que Azier velaba por el descanso del resto de compañeros.

¡Qué bonito! ¿Piensas en hacer algo con esas historias?

José: No, no, no… hace muchos años que no toco esos cuentos. Empecé a escribirlos con 13 o 14 años y desde los 16 no los he tocado. Sé que una amiga los tiene, pero yo los perdí. Tuve a bien, a lo largo de mis años mozos decirle, «Toma una copia», y ella ha sido mucho más lista que yo y los ha conservado.

Es increíble la cantidad de gente que se ha sumado al proyecto Azier. Ahí está Víctor Elías en su faceta de músico, y muchísima más gente.

José: Tiene una obra que se llama #YoSostenido en los Teatros Luchana, aprovecho para promocionarlo. Víctor es un tipo maravilloso y siempre dice que haga lo que haga, él es músico. Y principalmente es músico. Es lo que más le gusta, y efectivamente está haciendo un montón de cosas. Entre ellas montar un sello que se llama NBL Música, a quienes estamos agradecidos, porque nos ha acogido a nosotros. Y tenemos la suerte de que Víctor toca las teclas en en el disco, toca las teclas en el single de «Que tengas suerte», que tocamos aquí con vosotros en ExPERPENTO, y las toca en los conciertos. Nos cuida, nos quiere, y nos mima y la verdad es que es un tipo maravilloso. Y las baterías las ha grabado Ruly de Sidecars, hemos grabado coros con Odín, después de un fuerte esfuerzo y tampoco nos vamos a poner reivindicativos, que ya lo hace él… Pero ha habido gente muy buena: Nando Campos en el bajo y por supuesto, Miguel que ha hecho toda la producción. Hay una banda buenísima y yo solo puedo estar agradecido.

¿Irán con vosotros a los directos?

Miguel: Pues sí. Entendemos que a los conciertos grandes, iremos con toda la banda.

La idea, entonces, es hacer una buena gira según salga el disco, ¿no?

José: Sí, bueno, tenemos un bandón, tenemos un buen sello, tenemos unas buenas canciones y las vamos a mostrar, o sea, las vamos a pelear. No puedo decir mucho, pero nos van a salir unos escenarios chulos. No te puedo adelantar la gira porque no tengo ni las fechas de los que están cerrados. Otros no están cerrados y me voy a liar, y alguien me matará después. Pero vamos a tener una gira. Algunos conciertos serán en acústico, en un formatito un poco íntimo, sobre todo fuera de Madrid, y queremos entrar en fiestas, en festivales y cosas así, para ir complementando.

Miguel: Nos hace mucha ilusión hacer el circuito de sitios míticos de acústicos de España, o sea, ir a Sevilla, aquí hemos hecho el Búho Real ya unas cuantas veces, ir al Café Teatro de Valladolid, el Volander en Valencia, en Cáceres, en Granada… ir a los sitios míticos de acústicos en un formato reducido, que vayamos José y yo, y quizás con teclas, pero en un formato reducido para degustar las canciones en crudo, que bueno, es una cosa honesta que es muy bonita.

No sé si tú, José, te planteas hacer un concierto mixto monólogo y música. A mí me has estado contando cosas todo el rato súper interesantes.

José (Risas): No, no, que yo hablo mucho. Cuando este me toca, parece que es un gesto cariñoso pero no, me está diciendo que me calle.

Miguel: Yo llevo un reloj de arena y cada X tiempo le doy un golpecito… es broma, es broma. Habla muy bien, me mola como cuenta las historias y cómo cuenta las cosas, y quizás sí que sea ese formato acústico el que nos permita hacer todo ese tipo de cosas. En acústico es todo mucho más cercano.

Antes me has contado los inicios precipitados de Azier, ¿quieres contarlo en la entrevista?

José: Es que, claro, que te lo he contado fuera de cámara, ¿no? Yo tenía diez canciones y quería sacarlas adelante por una querencia personal. No había pretensión ninguna, la verdad. Lo que pasa es que ha engordado muchísimo, se ha sumado tanta gente, tan bonita como Víctor y compañía, y de repente, tiene mucho sentido el proyecto musical como algo conjunto. Desde luego, lo de Miguel está siendo espectacular. Comenzó como una cosa de «échame una mano con las canciones» y ahora es la mitad del proyecto. Sacamos ese disco, que se llama Donde da la vuelta al viento y ahora estamos con el EP, que nace con «Que tenga suerte». No sé si está bien resumido. Vamos sacando singles cada mes y medio o así.

Tú eres periodista, José. Miguel, tú eres productor. Eso te lleva a involucrarte con José y supongo que tú sí que vives de la música.

Miguel: Sí, vivo de la música como productor y como músico, ambas cosas. La verdad es que tengo la suerte de que llevo siete u ocho años dedicándome exclusivamente a la música, sin tener que hacer otro tipo de trabajo. Es que he hecho de todo a lo largo de mi vida, pero ahora me he estabilizado en una regularidad que vaya, que me siento superafortunado. Sé que no es nada fácil y en Madrid, vivir solo en mi piso y dedicándome a la música, poder trabajar con José, con toda esta gente, pues bueno, me siento superafortunado.

Hacéis bandera de Alameda de Osuna. Os gusta contar que el barrio os juntó.

Miguel: Tiene mucha tradición musical, tenemos muchos amigos músicos allí y de hecho yo me dedico a la música por eso. Mis amigos se dedicaban a la música, sus hermanos se dedicaban a la música y molaba mucho, ¿no? Vivíamos en un barrio con una vía del tren, con un castillo, y tenía por un lado a mi hermano, sus amigos y tal, que jugaban al fútbol como el resto de de chicos y chicas en España; y luego, por otro lado, había un grupo muy grande de gente que se dedicaba a la música. Entonces, me llamaba muchísimo la atención verles en la vía del tren tocando la guitarra, tocando canciones, cantando… Molaba mucho y mis amigos empezaron a tocar y yo pensé, «eh, yo también quiero, esto esto es muy divertido».

¿Cómo, o dónde, se cruzan vuestras dos historias?

José: Yo vengo del mismo barrio y con la misma película, y todo igual. Tuvimos ahí una etapa separadillos, pero nos conocíamos de pequeños. La verdad es que hemos hecho muchísimas migas ahora. Nos hemos reencontrado casi diecisiete años después. Me pasa con la música y me pasa con la vida, que ahora Azier somos nosotros dos y tengo la suerte de que camina conmigo, no solo en el proyecto, sino en general. Me siento muy agradecido de tener su amistad y de que esté en todo lo que hacemos.

Empezó como productor, las canciones van cogiendo fuerza y de repente, con un ‘oye, échame una mano aquí’, empieza a sumarse gente, y ahí hay un proyecto con muchísima fuerza. A ciertas edades, la vida es una putada. Empiezan a pasarte cosas y todas son terribles. Así que si te salen hermanos de la nada, aprovecha.… Y aparece Víctor, aparece Ruly, aparece Virginia Maestro, que es encantadora, maravillosa, una mujer increíble, un tornado… y nos echa una mano también, y le pone coros y canta un tema… empieza a sumarse gente… Esto era una especie de asunto particular y de repente ahí hay un proyecto con muchísima fuerza. Y a lo que iba, tengo la suerte de que Miguel se metió a fondo y las canciones crecen tanto que tiene sentido armar el proyecto musical.

Constantemente estás dando las gracias a que ellos se involucraran en Azier. Me llama la atención. Yo he escuchado las canciones aquí, con los cascos, en vivo, y es que no me extraña lo más mínimo. Letras bonitas, con una buena melodía… a ver, es fácil subirse, ¿no?

Miguel: Exacto, eso es. Yo empecé como productor y guitarrista, haciendo la música, haciéndolo sobre sus letras y sus melodías. Y poco a poco empecé a cogerle el gusto. Es curioso porque en uno de los primeros días me dijo, «¿Tú no lo sabes todavía? Pero tú vas a ser parte de la banda». Yo pensaba: «Bueno, estoy muy cómodo siendo productor y guitarrista contratado y ya está. ¿Cómo me voy a involucrar tanto en un proyecto que todavía ni ha empezado a desarrollarse?». El tío lo tenía claro desde el principio, y aquí estoy. Fue un «ya que estoy, pues eso». Fue cobrando vuelo y le fuimos cogiendo el gusto. Empezamos a currar, currar, currar, y también, por mi forma de ser, me fui involucrando tanto, tanto, tanto que ya era obvio, ¿no? Llegó un momento que ya era como en una relación de pareja de «qué somos», «déjate de líos, somos pareja».

José: Pues eso, déjate de líos que Miguel es la mitad de la banda. Pero te agradezco el piropo, por cierto.

No te confundas, que yo no piropeo (risas).

Jose: Pues yo estoy muy agradecido de que estemos juntos en este camino y lo digo. Estoy agradecido de que se haya unido Fran Perea, de que Víctor se haya involucrado tanto, de que esté Isa con todo el management desde el sello, ¡es que no puedo estar más agradecido! De que esté metido también Bernardo Nieto, Berni, que es un tipo al que si no lo conoces, pues lo tienes que conocer. No sé por qué pasa, pero pasa. Debe ser lo de las sincronicidades de Jung. De repente, empiezan a pasar cosas a tu alrededor y te das cuenta de que todo tiene sentido.

«El disco que pasó era de mucho amor porque yo quería grabarlo para que lo escuchara mi madre».

Compartían barrio, Alameda de Osuna. José de la Morena componía melodías y letras y Miguel Larios era productor. Se encontraron después de muchos años, tontearon hasta que juntos formaron Azier, un proyecto que se ha hecho grande.

El disco anterior se llama Donde da la vuelta el viento, y es de 2023. Es un disco con mucho amor. Este, no sé si es de amor, o es otro tipo de amor.

José: Es curioso porque se llama así, pero no había ninguna canción que se llamara así, y ahora sí que vamos a sacar en este EP una canción que se llama así. Cosas raras que me ocurren en el cerebro y tengo la mala suerte de contagiarlas.

El disco que pasó era de mucho amor porque yo quería grabarlo para que lo escuchara mi madre. Me han dicho que no sea triste en las entrevistas, pero te lo cuento. Yo quería que lo escuchara a mi madre y empezamos a grabarlo con cierta prisa. Tenía una enfermedad terminal y era una cosa complicada. Y llegamos, pero no llegamos a tiempo. O sea, escuchó muchas cosas, pero no lo habíamos cerrado, ni lo habíamos sacado. Eso queda ahí. Y ahora es verdad que con este EP sí es una historia de amor, pero relativa. Por ejemplo, este «Que tengas suerte» parece una historia de pareja, pero para mí es un un tema de las oportunidades que merece la gente y las que creemos que merece la gente, que son cosas diferentes.

Una vez le pregunté a una chica, pero no desde el amor, era una chica que se dedicaba a temas de adicciones en un penal. Le digo: «Bueno, tú creerás en las segundas oportunidades», y me dijo, «Y en las terceras, las cuartas, las quintas, las sextas…». En fin, me gustó mucho la respuesta porque efectivamente hay una parte que depende de quién lo va a recibir, y hay otra parte que depende del que las da. Si dices: «no te voy a dar otra oportunidad», ahí están pasando muchas cosas, porque no sé si es lo que quieres, y no sé si es lo que merezco. Es que quizás, tampoco merezco que me la des. ¿Sabes? Entonces ahí pasan muchas cosas. Creo que es una historia muy completa, que con el single, sí que se puede tomar como una historia de amor.

¿Y las demás?

No sé si te lo puedo contar (risas). Bueno, te diré que hay un libro que se llama Modelo para armar, de Julio Cortázar. Fue un libro supercriticado. El tipo tenía la teoría de que da igual el tiempo verbal, da igual incluso que cambies de tiempos verbales con los mismos personajes, o con otros, porque a lo largo de la novela, la gente va a armar la historia a su bola, la gente no la va a entender de la misma manera. Cortázar decía, «da igual lo que yo cuente porque alguien leerá otra historia», por empatía con el personaje, por la imagen que tenga… Las vivencias de cada uno configuran a los personajes de las novelas que leemos, nos pongamos como nos pongamos, más allá de que tengan su carácter. Cortázar decía que podía hacer lo que saliera de las narices porque el lector se iba a enterar.

Entonces, en base a una cosa parecida, hemos hecho los temas que vienen ahora en EP. Parecen como deslavazados, pero en realidad se pueden hilar en una sola historia de personajes que suben y bajan de trenes. Es como si al subirte a un tren en una ciudad y te dejase en otra, eres y estás con una persona diferente. Entonces, cada tema, cada canción está construida de esa manera: puedes subirte a un tema y cuando te bajes, en el cuarto, has vivido la historia de una manera y si las escuchas desordenadas, la historia es otra.

¿A nivel sonoro? ¿Cómo hablamos de la evolución de Azier?

Miguel: Es otra dimensión. Empezó todo para ver qué tal y según hemos ido avanzando, se ha ido profesionalizando, nos lo hemos ido tomando más en serio. También es un aprendizaje continuo, entonces, yo por mi lado, por mi trabajo habitual, he ido aprendiendo y él también. No tiene nada que ver cómo hemos trabajado antes a cómo trabajamos ahora. El desarrollo de las canciones, la preproducción que hemos hecho, la producción, el estudio… antes todo se hacía un poco de batalla y ahora es «oye, que esto va en serio». Ya no es: «graba esta guitarra en casa, a ver qué pasa». «Va, tiramos». «¿Suena bien?», «tiramos». Ya no vale eso.

José: En este dijimos, si hay que hacerlo, lo hacemos de verdad, lo trabajamos de verdad y hay que dedicarle el tiempo. Bueno, aunque la realidad es que tiempo también le dedicamos de sobra antes. Pero bueno, ahora todo está más pensado, se hace con una pausa que quizás antes no teníamos y que ahora sí tenemos. Podemos dedicar un tiempo, el que haga falta, a que cada cosa represente lo que tenemos en la cabeza y nos imaginamos.

No sé si era Sabina o quién, que decía que las canciones no se acaban. ¿O era Paco de Lucía? Alguien decía que los discos no se acaban, los discos se abandonan. Cuando fuimos sacando las otras canciones era «sigue, sigue, sigue, sigue», porque siempre vas a encontrar un detalle que mejorar, un algo de sonido, un algo, un una puntada, ¿no? Te tienes que decir, «o pongo una fecha, o no acabamos nunca».

Supongo que también se abandonan porque otro peligro es que a veces, de dar vueltas a algo, acabas cogiendo manía a lo que sea, ¿no?

Miguel: Supongo que cuando vayamos teniendo más, y tengamos que elegir los repertorios, nos pasará. Lo de «oye, esta canción ya no me gusta, no la quiero tocar más». Salvo exigencias del público, claro, que de repente digamos: «esta funciona muy bien, tenemos que tocarla». A veces te quemas con eso.

José: Eso nos ha pasado ya, en realidad. O sea, hay una canción que no incluíamos nunca que se llama «Años 20». Nos pasó inicialmente. No nos gustaba. no es que nos tuviera quemados, pero la dejábamos fuera todo el tiempo. Y la gente se la sabía. No sé qué había pasado ahí, pero estaba funcionando y la empezamos a tocar. Y de repente recuerdo la sensación de mirarnos porque la gente la estaba cantando. Cosas curiosas que pasan, esa es la magia, que la música no tiene explicación.

«Sí hay algo que me entristece mucho. Es el ritmo al que se devoran las canciones, los discos y los artistas».

¿Cómo sentís la escena? Os lo pregunto con curiosidad. Me parece que hemos vivido tiempos muy locos de novedad, novedad, novedad, porque el algoritmo se olvida de ti, y ahora vuelve el hacerlo todo a fuego lento.

José: Hay una cosa que decía Leiva sobre que tú construyes los temas, haces un disco con un orden que tiene sentido en tu cabeza y luego, llega la gente y le da al random y escucha tu disco entero en unos altavoces de un móvil, ¿no? Me lo dijo Ruly también, que acabas diciendo: «qué más da todo».

Y es verdad, hemos pasado una época en la que el consumo musical era una locura. Tiene mucho que ver con el marketing, que seguramente antes también, pero antes tenía todo ese encanto, esa magia de la gente descubriendo bandas, la banda rodando, viendo si funcionaba… Rodabas y afinabas, ¿no? Ahora no. Esto tiene mucho que ver con lo que dices de las redes. Pero tiene también mucho que ver el tema de los avances tecnológicos. Ahora hay gente que está haciendo música, que no tiene ni idea de hacer música, pero no pasa nada, porque no te hace falta. Y lo digo de verdad y con todo el respeto, que hacen unas cosas que alucinas.

Sí hay algo que me entristece mucho. Es el ritmo al que se devoran las canciones, los discos y los artistas. Y es que cuesta mucho, cuesta de verdad. Les cuesta incluso a esos que digo, que no lo trabajan desde la música, pero lo hacen desde otro punto. Les lleva un trabajo diferente, pero les lleva un trabajo, ¿no? La velocidad a la que esto se consume y se desecha, empieza a dar un miedo atroz.

Miguel: Charlas con la gente que consume así la música y te dirán: «es que los Stones, tal», «es que los Beatles no sé cuál», «es que soy muy fan de los Creedence»… ¡Me lo invento, eh! Pero es como que son capaces de escuchar y de reconocer que había discos antiguos que eran discazos, discos que se escuchaban enteros, que escuchaban una y otra vez, y vuelta, y vuelta. Ahora no van a hacer eso. Es una cosa rara lo que ocurre con el consumo musical: devoras la pieza. Y cuando le has dado suficientes escuchas, esperas que ese artista saque otra o seguirás tu camino. Entonces, es muy difícil que tu canción sea un ancla de nada. Creo que pasa por eso que dices. El algoritmo lo está devorando todo, lo de las relaciones líquidas está en todo.

¿Y notáis el cambio que os digo? Es que yo sí. Me parece que hemos apretado el botón del pause. Pasan cosas que me dicen que la revista en papel, en esta locura, está llegando mejor que nunca.

José: Sí lo noto. Y me alegro. Es como lo del vinilo, ¿no? De repente vuelve y es como ¡mola! Lo estáis haciendo con la revista, también. Estáis poniendo el foco en algo y eso es lo que está agradeciendo el lector: que le des algo ordenado. Porque todo lo demás es una amalgama de cosas que te saltas.

Sí, es verdad. Es correcto. Lo he dicho siempre: ponemos un orden al caos y lo hacemos con mucho cuidado y con mucho amor.

Miguel: Aprovechando esto, quiero hacer una pequeña reivindicación. Bueno, quiero hacer dos. Una, es que la gente va a ver los conciertos grandes, que me alegro un montón porque lo hago y también me alegro por mis amigos, por Juancho y por Ruli…; le cuesta mucho ir a las pequeñas salas a apoyar a pequeños artistas, a artistas que están de manera emergente, que están peleando, que están currando, que tienen shows… Hay músicos muy buenos que de repente dicen: «Joder, ¿cómo es posible que con este tipo o esta chica, que es tan buena, que canta con un talento increíble, solo estemos aquí tres personas?» ¡Y luego tiene cien mil likes!

Y la segunda reivindicación viene a colisionar con esto. Pones: «Yo vi a los Rolling Stones» y es esa pose, esa instantaneidad, eso que se vende en redes sociales, de que todo es maravilloso, perfecto y nuestras vidas son increíbles. Te haces la foto y el vídeo, dices que has escuchado las canciones en tu vida… y luego, ¡vas a ver a las bandas pequeñas y no lo cuentas! o no van a verte hasta que tocas en un sitio grande y entonces sí, llevan a amigos, a familiares, te piden entradas… que piensas: «¿ahora me apoyas?».

«Te iba a decir, ‘vamos despacio porque vamos lejos’, pero es que tampoco vamos despacio».

¿Cómo lo estáis peleando vosotros? ¿Cómo os veis vosotros en la escena?

José: Pues como te decía, me quejo del consumo demasiado rápido, pero nosotros estamos muy contentos, la verdad, porque se ha subido a este barco con muchísima gente y creo que vamos bien, vamos lejos. Te iba a decir, «vamos despacio porque vamos lejos», pero es que tampoco vamos despacio. La verdad es que este año pinta como que va a ser de mucha locura, con mucho trabajo, con muchas cosas… y eso nos pone muy contentos. Sobre el futuro, pues no lo sé, vamos a depender de cómo se mueva la propia industria. Si quieres hablamos en 2026.

Miguel: Ojalá la gente premie el mimo, el gusto, el cariño con las cosas…

José: En eso estamos todos. Creo que tú y yo estamos igual y me vas a entender. Nosotros le ponemos mucho cariño. Todo el mundo dice eso de que le pone mucho cariño a lo que hace y no es verdad, porque ponerle cariño es echarle horas a las cosas, requiere un esfuerzo importante. Requiere que la gente sea muy solidaria también, con el trabajo del de al lado.

Nosotros confiamos en lo que hacemos, hay un montón de bandas haciendo cosas muy bonitas y muy buenas, haciéndolo así, con cariño. Ojalá que esto resurja y se deje de consumir todo, a toda la leche, porque es una ruina. Es una ruina para todo el mundo, las bandas supergrandes tienen que ir a un ritmo que tampoco es bueno ni creativo. Los procesos son muy rápidos.

Miguel: Te dicen: «este disco lo tienes que sacar en seis meses», cuando estás inmerso en una gira enorme, cuando tienes que hacer no sé qué. Darte la pausa, darte la parada es bueno. Y conozco a gente de superbandas que este año están parando.

Lo de la sensación que os decía antes, de que vuelve el fuego lento ¿no?

José: Sí, creo que sería bueno que la gente, no solo las superbandas, sino que la gente que está alrededor de la propia industria, los que te dicen saca el single, saca no sé qué…, tomen un poquito de aire. Y que la gente que consume música diga: «Me gusta este tema, lo voy a meter en esta lista, voy a hacer no sé qué, y no voy a cambiar la lista la semana que viene». Que cojan cariño a los temas y en vez de escucharlo ciento cincuenta millones de veces en seis días, lo hagan en seis meses. De verdad, eso le da un aire distinto, reposas tú mismo el tema de otra manera, te marca. Los temas de tu vida no te marcan en seis días.

Miguel: Es lo que hace que surjan bandas nuevas, y que las bandas que están, también lo hagan todo con más calma. Esto que voy a decir, va a sonar un poco feo para no ser yo nadie, pero lo digo sin ninguna pretensión y sin ningún ego. También deberíamos limpiar mucho barro fruto de las redes sociales. No solo pasa en la música, pasa en todos los sectores.

José: O sea, tú vas a buscar algo y de repente, pum pum pum pum, vender, vender, colocar, colocar…

Miguel: Yo voy a sacar pecho de nuestros amigos y es que para mí, tomar una decisión como es la de parar un poco, es supervaliente. ¡Ellos han llenado el Wizink! El Wizink era su hito vital, en su carrera personal y musical, y han decidido parar un año o lo que necesiten para grabar lo nuevo, para trabajarlo, para quererse, para cuidarse, para cuidar todo ese proceso, en este momento. Ellos llevaban sin parar, a lo mejor, diez años o más de diez años. Es difícil parar ahí arriba, ¿eh? Porque es cuando más te van a llover las críticas.

«No quiero decir que debamos bajarnos de esa rueda, pero sí que nos tenemos que tomar todo con tiempo».

Tenéis videoclip y eso ya empieza a ser una cosa rara. Después de mucho esfuerzo vital y económico, de mucha ilusión, la sensación es que, se lanzan los contenidos, y a no ser que seas no sé quién, los ve mucha menos gente que los videos de gatitos.

José: Yo no estoy en contra de la red. Tenemos redes, las alimentamos, ahora estamos dándole un poquito más de cariño y metiéndole esfuerzo, intentando hacer un material que pueda gustar.

Miguel: Tenemos un videoclip y efectivamente nos gusta que se vea. No sé, de verdad que lo cuidamos todo y hacemos todo lo que hay que hacer. Me gustaría que recibiera cariño. Pido paciencia: Tú lo empiezas a ver y no te ha gustado, pues no te ha gustado. Pero empieza a verlo. No quiero decir que debamos bajarnos de esa rueda, pero sí que nos tenemos que tomar todo con tiempo.

José: Estamos sacando singles, estamos dándoles vueltas, estamos girándolos, estamos tratando de presentarnos… habrá más canciones, va a haber un montón de sorpresas y un montón de muy buena gente metida en todo lo nuevo… más gente todavía y eso nos pone muy felices. Eso y anunciar la gira cuando llegue.

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