Entrevista de PATRICIA CALVO
Nunca había caído en la cuenta de que el delito fuera tan rentable en la historia del cine, y en realidad lo es. Cualquiera de las películas que recuerdes en este instante tienen reflejado algún tipo de delito. Y además tiene cabida en cualquiera de los géneros que se nos ocurran, incluso en la comedia. No sabemos realmente por qué pero los «malos» siempre generan una atracción especial entre el público, incluso pueden llegar a convertirse en personajes entrañables.
Bogart, John Wayne, Marlene Dietrich, Woody Allen, Hitchcock, Johnny Deep o el recientemente oscarizado Bardem desfilan por las páginas de Tiene Delito (Ed. Nowtilus), una guía del mejor cine de todos los tiempos que Fernando Marañón ha escrito e ilustrado utilizando como hilo argumental el delito.
¿Quién fue antes, el que pinta o el que escribe? El que pinta. Un niño aprende a colorear un papel antes de saber hablar. Con el tiempo me atiborré de tebeos y empecé a escribir poniéndole palabras a los dibujos -como si fuesen viñetas- y luego llegaron los libros y la máquina de escribir. Desde que estoy «en el mercado» he ido alternando de la lámina al texto y a veces las dos cosas, en función de lo que pagaran en cada momento. En fin, el recibo de la luz puede ser un motivador muy potente para cultivar distintas disciplinas…
¿Cómo nació la idea de Tiene Delito? Buscaba una excusa argumental -el mac guffin que diría Hitchcock-, lo suficientemente elástica para hacer una panorámica amplia sobre el cine norteamericano, que es el que más iconos ha generado en la historia del séptimo arte. Y el delito me pareció un buen hilo conductor. Si te fijas, es rara la película de Hollywood que no tiene delincuente dentro. Hasta en géneros como el melodrama está presente el delito: adulterio, falsedad, murmuración… delitos morales, pero delitos en cualquier caso.
¿De dónde viene tu pasión por el cine? Siempre me ha fascinado el cine porque es un aglutinador de todas las artes: la pintura de la imagen, la literatura de sus historias, la música en las bandas sonoras… y pertenezco a una generación que tuvo oportunidad de ver todo el gran cine aún mucho después de su estreno. Hace unos años la televisión programaba ciclos completísimos de los mejores directores, actores y cinematografías y en el circuito de exhibición existían además los cine-estudios, que ofrecían programas triples de clásicos y modernos sin preocuparse de si las películas eran en blanco y negro o a todo color. Eso te daba la posibilidad de ver en pantalla grande películas que se habían estrenado treinta o cuarenta años antes: de Welles, de Hitchcock, Ford, Hawks, Houston, Wilder… no faltaba ni uno. Si eres cinéfilo tienes algo de coleccionista, pero si además dominas algún medio de expresión acabas montando un tinglado para mostrar esa colección a los que comparten tus pasiones. Quería rendirle al cine un homenaje visual y narrativo en el que volcar mis preferencias y mi punto de vista. Tiene Delito es ese homenaje.
El crimen siempre vende ¿Quién descubrió su rentabilidad? Muchos consideran Atraco y robo de un tren como la primera película de ficción norteamericana. La verdad es que en Hollywood ha primado siempre el concepto del cine como espectáculo. Y la acción suele ser más espectacular que el intimismo. De hecho, no me parece casual que la palabra que dice el director para que empiece a rodarse una secuencia sea «¡Acción!». Para que la acción progrese lo más útil es el conflicto y, donde hay conflicto, hay bandos, es decir, héroes y villanos. Así que ya tenemos el «paquete básico». A partir de ahí, la película puede ser puramente comercial, más discursiva o una obra maestra. Pero con una pizca de crimen, tiene parte del camino andado, tome la dirección que tome.
¿Cómo puede llegar «el malo» a convertirse en un personaje entrañable para el público? No sé por qué, pero el mal -cuando está bien rodado- resulta especialmente seductor. Que se lo digan al conde Drácula, a Vito Corleone, a Lecter… o al Anton Chigurh que le ha valido el Oscar a Bardem. El malvado atractivo es más atractivo que nadie en pantalla. A veces incluso, se convierte en el héroe por encima del héroe.
¿Qué opinas de frase de Ben Hecht «La realidad imita a Hollywood»? Pues que no hay más que repasar las imágenes del 11 de septiembre para comprobar lo cierto que resulta ese comentario.
A lo largo de todo el libro hablas del cine Made In Hollywood, ¿qué ocurre con el cine Made in Spain? Necesita otro libro y en eso estamos. En Tiene Delito, el porcentaje de «pantalla» me ha salido similar al que se produce en las salas. Pero no lo hice conscientemente, el cine español que se menciona en el libro está ahí por su especial relación con el cine de Hollywood. Nuestro cine tendrá homenaje aparte.
Has retratado a Bogart, Marylin, Gary Cooper, Javier Bardem… ¿es difícil reproducir ese instante en el que captas cada movimiento y expresión de sus rostros? Lo primero que necesitas es la imagen idónea. Tiene que resumir la esencia de la película o del personaje y contar con un encuadre «pictórico». Es curioso comprobar que cuánto más antigua es la película, más fácil es encontrar imágenes hermosas que además «informan» de todo lo que la película representa y siente el personaje. Ahora prima la contundencia sobre la claridad narrativa y la belleza. En cualquier caso, es tener suerte al trabajar la expresión del rostro y después echarle muchas horas al tablero.
¿Con cuál de las 49 ilustraciones que incluye el libro te quedas? Probablemente Bogart con su escopeta de carril. Siempre ha presidido el salón de las casas que he habitado y allí sigue. Mis hijas le llaman «el tito Bogart».
¿Cuál crees que ha sido el legado que nos ha dejado el cine de Hollywood? Creo que el sentido del espectáculo y del ritmo es su mayor aportación. Allí son expertos en la grandiosidad y el entretenimiento. Los siete samuráis de Kurosawa será mejor película, pero Los siete magníficos es más amena e infinitamente más ágil. Se queda con lo esencial y luego juega la baza de Steve McQueen y una banda sonora de las que jamás se olvidan. Porque aparte de olfato narrativo, está la capacidad de generar mitos planetarios, además de por el talento de los cineastas, por mera potencia industrial.
De todos los actores españoles, ¿quién crees que tiene más proyección, quizá Bardem, a quien tachas de «animal cinematográfico? Bardem es actualmente el número uno, un auténtico camaleón capaz de cualquier papel, y su aterrizaje en Hollywood era inevitable. Pero antes que él tuvimos a José Luis López Vázquez, a Paco Rabal, a José Sa-cristán, a Fernando Fernán Gómez, o a Alfredo Landa. A lo mejor su proyección fuera de España no fue la que podía haber sido, pero si uno escoge sus grandes títulos verá que son muy grandes.
Has estado en Moscú exponiendo los dibujos y presentando el libro… Me invitó el Instituto Cervantes, que realiza allí una labor cultural y de divulgación del español muy potente. Por eso, más allá de la presentación del libro, planteé la exposición y la conferencia como una reivindicación de estos actores que acabo de mencionarte. Comparando el talento de Sacristán, Landa y compañía con el de los retratados en Tiene Delito. Porque la gran diferencia entre cine americano y otras cinematografías, como la española, en términos de resonancia, es por un lado su volumen (a más películas, más posibilidades de hacer grandes películas) y por otro, su distribución (cuanta más gente ve las películas y a sus intérpretes, más fácilmente alcanzan la categoría de mitos.