Del 6 de octubre al 6 de noviembre, Madrid se convierte en el gran escaparate mundial del teatro, la música y la danza. Ésta es la edición número 22 del Festival que, como dice José Manuel Gorospe, director gerente del mismo, nació «para agrupar a las compañías extranjeras que venían de forma deslavazada, en uno u otro mes. Con la creación del festival se crea una programación lógica y se facilita la asistencia del público a las diferentes salas».
Mercedes Vuelta
En total son 39 espectáculos -8 de música, 23 de teatro y otros 8 de danza- los que se representarán en la Comunidad de Madrid, a través de 36 compañías -de las cuales, sólo 13 son españolas- y 140 funciones. Grandes números para un gran acontecimiento, pues «el Festival de Otoño está a la altura de los grandes festivales internacionales», como afirma José Manuel Gorospe y, sobre todo, gracias a la perspectiva internacional lograda por la dirección artística de Ariel Goldenberg. La homogeneidad lograda, ha permitido novedades en la gestión, como adelantar la venta de las localidades, lo que facilita mucho las cosas a la hora de acudir a los diferentes espectáculos.
Podríamos pensar que en la sociedad actual, en la que se fomentan poco las relaciones personales, este tipo de eventos no tendrían gran aceptación. Sin embargo, no es así. José Manuel Gorospe nos indica que la «buena aceptación del Festival la juzgamos a través de la asistencia de público, y cumplimos todas las expectativas que despertamos al 100%. Hay que tener en cuenta que Madrid es una gran capital cosmopolita y hay público para cualquier acontecimiento, y también para el teatro, donde aquí cuenta con muchos adeptos.»
Entre las obras que se llevarán a escena no podían faltar de Shakespeare, quien «tiene un papel muy importante en la vida del teatro mundial, desde que le redescubrieron los románticos». Destaca la trilogía Hamlet, Macbeth y Othello, puesta en escena por el director lituano Eimuntas Nekrosius y su compañía Meno Fortas, en el Centro Dramático Nacional Teatro María Guerrero que, por cierto, se incorpora por primera vez como escenario dentro del Festival. La puesta en escena es en lituano,con sobretítulos en castellano, pues el Festival de Otoño trae a Madrid los espectáculos originales. Por otro lado, y casi sumándose al Año Quijote, el Festival pondrá en escena Miguel de Cervantes y las Músicas del Quijote, de Jordi Savall e interpretado por la Capilla Real de Cataluña: un espectáculo diferente que se llevará a cabo en el Teatro Español, con escenas de la obra de Cervantes que remite a una gran tradición musical de madrigales, romanzas y canciones.
El Festival aúna música y danza con teatro, aunque predomina este último. En una fusión perfectamente lograda, cuya «fórmula es trabajar», se consigue este equilibrio entre las tres artes, un equilibrio que no es nada sencillo. La danza «es especial, muy moderna, muy contemporánea y la música también es diferente, pues en Madrid ya hay una buena oferta musical, con un teatro de ópera muy bueno; el Festival va a cubrir el terreno más teatral»
De entre las 140 actuaciones, hay muchos estrenos: la primera vez que se representa en España, o en la Comunidad de Madrid… pero hay tres estrenos absolutos, que se interpretan ahora por primera vez. Uno de los proyectos quizás más arriesgados es Mingus, Cuernavaca, de Enzo Cormann, que recrea las últimas horas de este contrabajista de jazz. Un espectáculo que conlleva música en directo, pues, junto a solistas, actúa un cuarteto de jazz. Ha sido «un espectáculo casi de encargo por nosotros» nos informa José Manuel Gorospe «un espectáculo difícil al que apoyamos y ofrecemos toda la panoplia del Festival para su estreno»
Sin duda, musicalmente, uno de los espectáculos más esperados es el de 100×100 Serrat, -de hecho, ya no hay entradas- que estará nueve días en el Teatro Albéniz acompañado sólo por el piano de Ricard Miralles. Serrat inaugura el Festival, tal y como prometió en la rueda de prensa de presentación del mismo.
Para los amantes de la música y de la música de cine, una buena opción es la intervención del francés Yann Tiersen en la RESAD, creador de la música de la película Amelie. En la Real Escuela Superior de Arte Dramático actuará también Elza Soares, la gran dama de la samba brasileña.
En danza, destaca la pareja formada por Joseph Nadj y Dominique Mercy, pues sus múltiples compromisos en solitario hacen muy difícil verles actuar como pareja. Los veremos con un espectáculo que fusiona músicas tradicionales de Camboya, Rumanía, Egipto… bajo cuyo influjo despliegan una coreografía tan sugerente como original.
Continuando dentro del teatro, un espectáculo digno de ver es el Bunraku, teatro de marionetas japonés proclamado por la UNESCO «Obra Maestra del Patrimonio Oral Inmaterial de la Humanidad». Serán cinco las funciones que acogerá el Teatro Español. Este espectáculo, que se remonta al siglo XVII recoge una antiquísima tradición japonesa: «con unos muñecos se iba de pueblo en pueblo, a través de los que se contaban historias de la tradición japonesa. Esto apenas sale de Japón, «creo que sólo ha salido una vez anteriormente -nos explica José Manuel Gorospe- y ahora hemos conseguido que vengan al Festival». Una oportunidad única que incluye una explicación técnica sobre el manejo de los muñecos, para que conozcamos todos los detalles de esta representación.
Pero el Festival no se limita sólo a las salas de la capital, sino que toda la Comunidad es partícipe de sus actuaciones. De este modo, el Antígona de Sófocles, puesto en escena por la compañía Macunaima, se representará en Alcobendas y Alcorcón, y la Compañía Germinal Producciones escenifica 84 Charing Cross Road, dirigido por Isabel Coixet en Fuenlabrada, Parla, Getafe y Alcalá de Henares entre otras localidades. También en Alcalá y Majadahonda estará Óscar o la felicidad de existir, una oportunidad de ver sobre las tablas a Ana Diosdado.
Sin duda, un mes lleno de efervescencia cultural donde lo único que sobrará para no asistir a uno de estos espectáculos serán las excusas.