Lorenzo Fernández Bueno: «El vampiro de Silesia»


Entrevista de Reyes Muñoz de la Sierra
Foto cortesía de Planeta

Dice que de niño soñaba con escribir una historia de vampiros. Pintaba maneras y de mayor se hizo periodista y su carrera siguió el derrotero de lo misterioso. Forma parte del equipo de La Rosa de los Vientos y dirige la revista Enigmas. Ha publicado mucho, y con mucho éxito, pero El vampiro de Silesia es su primera novela. Con Lorenzo Fernández Bueno hablamos –el día de su cumpleaños– de este sueño infantil cumplido.

Dada la existencia de la vampira de Venecia, el lector duda si lo que está leyendo es realidad o es ficción. ¿Era uno de tus objetivos?
Totalmente. Yo no concibo un libro de estas características si no tiene un trasfondo real. La historia de la vampira surge en el 2009 a raíz de la aparición de una calavera. Me dejó fascinado y pensé que era la trama perfecta para una novela. Y a partir de ahí empecé a bucear en los siglos XVI, XVII y XVIII para averiguar por qué se producían esos rituales. Pero sí, la idea es que el lector vea que aquello que parece más increíble puede llegar a ser lo real.

«En la novela volqué mis inquietudes, curiosidades y mis pasiones»

¿Cuándo empezaste a perfilar el libro? ¿En 2009 o en 2012, con la investigación de National Geographic?
Después de publicar los ensayos los compañeros me preguntaban por cuando pretendía animarme con una novela. Yo siempre decía que hasta que no tuviera una buena historia, no me metería con ello. Y cuando surgió lo de la vampira pensé que esa podía ser la historia. Empecé a escribir a principios de 2011. Hubo parones porque para mí era fundamental viajar a algunos de los lugares para palpar lo que quería contar. Quería saber en qué ambiente surgieron esas supersticiones. Terminé el año pasado, aunque el lanzamiento se retrasó un poco.

¡El libro es una curiosa guía de viaje de las localizaciones que aparecen!
En la novela volqué mis inquietudes, curiosidades y mis pasiones. Y yo soy un apasionado de los viajes y de Roma y Venecia, que están muy representadas. Pero decido ir un poco más arriba, y más al este. Estoy enamorado de Praga, de la belleza arquitectónica y de su historia mágica que empapa hasta la colina de Vilsehrad que es donde supuestamente nace la ciudad. Y de ahí, si te vas más al este hay lugares que salvo por las redes de comunicación y los transportes, siguen igual que en la época en la que ocurren estos hechos.

He leído que en estos sitios aún se siguen ritos de enterramiento para los sospechosos de vampirismo…
Quizás a nuestros ojos este tipo de historias parecen algo muy antiguo. Pero hasta mediados del siglo XX, que es como decir anteayer, en algunas zonas de Rumanía y Polonia, a los cadáveres que se pensaba que podían levantarse para acosar a los vivos se los enterraba boca abajo. Hace poco viajé por Polonia y Hungría, y a la que te metes en los Cárpatos, encuentras aldeas en las que si empiezas a hablar con los paisanos, te das cuenta de que hay cosas que no puedes ni pronunciar. Por ejemplo, si dices strigoi, ellos se ponen a cantar, y esto en pleno siglo XXI.

«Si ya me fascinaba Sixto V, la realidad me fue poniendo en el camino de una serie de casualidades que me llevaron a meterlo en la novela».

¿Por qué eliges a Sixto V? ¿Es una cuestión de época o hay algo más?
Ya había leído mucho sobre él. Se sentó en el sillón de San Pedro muy mayor. Iba a ser elegido para que fuera un Papa de transición. Cuentan las crónicas que cuando entró en el cónclave, en el momento en el que le preguntaron el nombre con el que quería dirigir los designios de la Iglesia, al pronunciar Sixto V, preso de una euforia sobrenatural, se puso a saltar con una fuerza increíble. Y ahí se mantuvo durante muchos años. Ha pasado a la historia como un hombre ultra ortodoxo. Si ya me fascinaba Sixto V, la realidad me fue poniendo en el camino de una serie de casualidades que me llevaron a meterlo en la novela. La fecha de la vampira de Venecia quedó marcada en 1576, y en 1576 el Patriarca de Venecia era Felipe Peretti, es decir, Sixto V. Por tanto, seguramente, el que ordenó el enterramiento de la vampira fue él. Cuando tú vas al Vaticano, te das cuenta de que en el corazón de la cristiandad hay un obelisco pagano, y si te acercas ves que quien puso eso allí fue Sixto V. Los cronistas le dan un talante muy supersticioso, de un hombre que cuando llegó a la cima pasó a ser muy temeroso y se dedicó a colocar elementos para protegerse de lo que podía pasar después de la muerte.

«Me pregunté ¿qué puede envidiar un humano a una figura tan denostada como la del vampiro?»

¿De dónde sacas la idea de involucrar a la Iglesia en una trama como la que narras en el libro?
Yo no pretendía mostrar ese vampiro clásico de los grandes literatos como Sheridan Le Fanu o Bram Stoker. Pretendía ir más allá del vampiro de los mordiscos, más allá de esa figura estilizada… Me pregunté ¿qué puede envidiar un humano a una figura tan denostada como la del vampiro? Pues evidentemente, el saber qué hay más allá de la muerte e incluso evitar ese paso. Por tanto, si las epidemias del este de Europa hubieran sido cosa de vampiros, estoy convencido de que alguien hubiera estado muy interesado en conocer el secreto de la inmortalidad. Y en esos siglos, la única institución con medios y poder para hacer algo así era la Iglesia. Ese es el único motivo por el que sale en la novela.

«Basta que te prohíban algo para que quieras hacerlo».

Los libros y documentos desaparecidos o «capados» son importantes en la novela. ¿La censura siempre es contraproducente?
Este principio lo aprendemos en la niñez. Basta que te prohíban algo para que quieras hacerlo. A Maurizio le aportan documentos para que sacie la curiosidad, pero se produce el efecto contrario. En esa búsqueda de respuestas, en un presente vertiginoso y con aspectos muy crueles, se encuentra con que lo que investiga se enlaza con su pasado, y que le puede ayudar a saber quién es. Su pasado está lleno de pasajes oscuros… él recuerda algo que ocurrió en su infancia… Pero sí, la falta de información es lo que hace que se meta de lleno en la trama y llegue donde llega.

Has publicado mucho y en muchos soportes y sin embargo esta es tu primera novela. ¿Cómo lo llevas?
Yo no tenía ninguna pretensión con ella. Ni siquiera sabía si la acabaría. Le pasé una parte a Laura Falcó, que es mi amiga, y ella que es editora del Grupo Planeta me llamó al día siguiente para preguntarme que para cuando lo tendría acabado. Se lo había pasado al editor de Minotauro. Pensé ¿y ahora qué hago? Y la conclusión fue que me tenía que poner con ello en serio. Ha sido muy gratificante a muchos niveles. Pero de escribir una novela a presentarme como novelista… Mi única pretensión es que resulte agradable. Yo con eso ya me quedo satisfecho.

«El vampiro de Silesia»

vampiro
http://www.planetadelibros.com/el-vampiro-de-silesia-libro-114619.html

En 2009 unos arqueólogos encontraron la calavera de una mujer con un ladrillo brutalmente encajado entre sus dientes. Datado el descubrimiento en el siglo XVI, el director de la expedición apuntó al exorcismo de una vampira.

Nos dijeron que los brotes de peste que diezmaron Europa entre los siglos XIII y XVIII, contribuyeron a cimentar la leyenda de unos seres que resucitaban para apestar a los vivos. Con esta historia real comienza El vampiro de Silesia una novela en la que la corrupción y las respuestas a medias despiertan la curiosidad de un brillante –y desgraciado– arqueólogo. Y las pesquisas arrojarán luz sobre su sombría biografía

Más información: https://www.planetadelibros.com/libro-el-vampiro-de-silesia/115766

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