Texto de Sandra Sánchez
Cuando se publicó Luces de Bohemia, Valle-Inclán ya tenía ávidos lectores. Algunos detectaron en esta obra una vuelta de tuerca de algo que se venía vislumbrando en Farsa de la enamorada del rey o Farsa de la reina castiza. Otros eran incapaces de encuadrar tanto veneno en la trayectoria del refinado autor de las Sonatas. Luces de Bohemia se convertía en el primer esperpento de nuestra literatura.
Cuando en la escuela nos enseñaron qué era el esperpento, casi siempre aparecía la palabra caricatura. Valle-Inclán había hecho un dibujo grotesco de la bohemia a través de la narración de los avatares de una noche de Max Estrella y su escudero, Don Latino. Sin embargo, tras una revisión de la obra, algunos estudiosos comienzan a dudar de la mayor: ¿caricatura o crudo realismo?
Sea lo que sea, lo cierto es que Luces de Bohemia es una de las obras más importantes de la dramaturgia española, y pese a sus dificultades merece ser representada una y otra vez. Lluís Homar es hoy el osado director que se atreve con ella, con sus dificultades técnicas, con sus innumerables personajes, con su crudeza y su ternura descarnada. El director está arropado por 18 grandes nombres de la escena que convierten la representación en una megaproducción. Max Estrella es Gonzalo de Castro y Don Latino, Enric Benavent. Junto a ellos Fernando Albizu, Ángel Burgos, Javi Coll… Casi podíamos pensar que el María Guerrero de Madrid abre el año –previsiblemente duro para la cultura– con un buen puñetazo sobre la mesa. La podréis ver hasta el 25 de marzo.
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Más información: http://cdn.mcu.es/index.php/es/Temporada_actual/Programacion/16/
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Este reportaje ha sido publicado en el número de enero-febrero de 2012 de ExPERPENTO: