McEnroe: sentir junto a la naturaleza


Entrevista de Elena Echave Murga
Fotografías cortesía de Subterfuge

Diez años juntos, tres discos de cierto carácter amateur a sus espaldas y otro a punto de salir a la luz. Así se podría presentar a los getxoarras McEnroe y sí, se llaman como el famoso tenista norteamericano pero lo que importa aquí es la capacidad de hacer pop centelleando momentos ambientales que cortan la respiración.
McEnroe son de esos grupos que necesitan atención para saborearlos y captar su esencia. Sin ningún videoclip en toda su carrera, el paisaje que persiguen siempre estará vinculado con la naturaleza y unas letras profundas que saben llegar frías como el invierno.
Hago la entrevista en unas escaleras de piedra a orillas del Cantábrico, su hogar y concretamente el de Ricardo Lezón, cantante y letrista de McEnroe: sentir junto a la naturaleza.

¿Cómo definiríais el estado emocional de Las Orillas?
Sosiego y naturalidad. Tú nunca morirás vino de un momento emocional muy malo y las letras tenían mucho peso para lo bueno y para lo malo. Acabó siendo un poco un disco de cantautor, no en el sentido tradicional sino como demasiado confesional y hubo también mucha gente que conectó con eso. En cambio, cuando nos planteamos Las Orillas quisimos hacer una mezcla de los dos discos anteriores, ya que hemos ido aprendiendo a tocar y a producir mejor. Lo pensamos así y luego con una premisa muy clara que es que el disco fuera más natural.

¿De qué manera habéis conseguido esa naturalidad?
Lo hemos conseguido al optar por un disco más de banda y juntarnos todos una semana a grabar en una casa apartada en Sevilla con Raúl como productor. Aún así, lograr eso es complicado, porque quieres, pero no sabes cómo y tampoco puedes forzar nada. Si quieres que el disco sea natural tienes que cantar lo que te salga de esa manera, no puede estar tan teledirigido.

¿Este trabajo sigue dibujando paisajes y describiendo estados de ánimo desoladores?
En este disco, las letras pesan menos y es menos confesional, un poco más abierto y más universal, en el sentido de que habla de cosas más abstractas y no hay tantas metáforas referidas a una experiencia personal. Nosotros estamos como muy encasillados en qué tristes somos y en realidad, casi todos los que hacen canciones hablan de las mismas cosas.
Musicalmente sí que puede que estemos influenciados por lo ambiental y sí que aquí seguimos con esa parte de estilo, pero es que tampoco sé definirlo muy bien.

¿Cuál crees que es la canción más positiva de Las Orillas?
Yo creo que en realidad el tono del disco en general es mucho más vitalista, aunque haya alguna canción más triste; y la canción más positiva puede que sea «Las Mareas».

Los títulos de vuestras canciones llaman la atención y ahora hay varias alusiones al mar ¿por qué estas referencias, en parte, tan líricas?
La verdad es que para poner títulos a las canciones somos lo peor. De hecho, las canciones hasta que salen en el disco nunca las hemos llamado así, porque los títulos que ponemos antes no tienen ningún sentido. Luego nos reunimos para poner los nombres definitivos a las canciones y es una cosa rarísima porque las hemos llamado de otra manera y de repente hay que bautizarlas.
Lo del mar viene de la idea de Las Orillas, que después de haberlo pasado tan mal tanto tiempo siempre hay un sitio al que quieres volver para estar un poco bien. El lugar puede ser cualquier espacio o una imagen más natural en la que estas flotando en el mar, y la orilla es el sitio al que llegas.

Las Orillas…
A partir del 21 de febrero se podrá apreciar el nuevo disco de la banda, Las Orillas, que según el grupo es bastante diferente a lo que han acostumbrado a su público, aunque de cara al exterior puede que no se aprecie tanto un cambio. Hay canciones que siguen el discurso desolador del aclamado Tú nunca morirás (Subterfuge, 2009), pero luego hay otros temas que denotan otro aire y cierta ilusión ausente anteriormente.

¿Qué otro sentimiento flota en el aire en el álbum?
Sin dejar de lado el factor de la naturaleza, en este disco hay nostalgia y quizás es porque nos estamos haciendo mayores.

¿Habéis incorporado nuevos elementos en vuestro sonido?
Hemos tratado de incorporar nuevos aspectos, que igual desde fuera no son muy perceptibles. Nos hemos arriesgado a meter pianos, a tocar el xilofón; y es que hemos tenido mucho menos miedo a meter cosas. Ha sido todo como más suelto, aunque no sé si es porque estamos más seguros o no, o porque tenemos más ganas de hacer cosas diferentes.

Se aprecia una mejoría en la voz ¿te preparas vocalmente o es más una cuestión de experiencia?
Se trata sobre todo de una cuestión de soltarse y cuando empecé con el grupo no había cantado nunca, por lo que cantaba asustado, por decirlo de alguna manera. Ahora no sé si canto mejor o peor, pero sí que lo hago sin miedo.
Vuestra colaboradora de lujo suele ser Miren Iza, Tulsa ¿hay alguna canción en la que participe en esta nueva etapa?
No, al final dejamos fuera su canción y además coincidió con su marcha a Nueva York.

¿Cómo afrontáis los conciertos?
Hasta hace muy poco, como somos músicos autodidactas y no grandes músicos, nos poníamos enfermos de los nervios. También dependía un poco del sitio a donde fuéramos a tocar, pero poco a poco se nos ha ido quitando. Otro aspecto de todo esto es que somos muy autoexigentes y sí que nos podemos agobiar; y cuando terminan los conciertos nos preguntamos si ha sonado bien, mal o cualquier cosa que nos indique cómo hemos sonado. Nos emocionamos cuando sentimos que hemos sonado como queríamos y cuando vemos que la gente responde. Es decir, preferimos que haya seis en un concierto a los que les guste, que no quinientos a los que les importa un carajo qué estas tocando. Nuestra música necesita atención y que te guste de antes, ya que no es el típico perfil de concierto al que vas sin conocer el grupo.

En cuanto a la duración de las canciones teniendo en cuenta que en discos anteriores había canciones de hasta seis minutos ¿qué importancia tiene que una pieza sea corta o larga?
Esa es otra de las cosas que hemos aprendido, antes no parábamos y cuando algo sonaba bien podíamos estar tocando en bucle, pero ahora ya pensamos que cuando las cosas se concentran quedan bastante mejor. En este disco, creo que la canción más larga dura cuatro minutos, ya que todo es más natural de la manera en que tienes una idea, la expones y ya está. Además, no ha sido una cosa hablada, porque cuando empezamos las canciones nadie dice cuando se acaban, paramos y punto; y ahora empezamos a parar antes.

¿De cara a un futuro os habéis planteado la posibilidad de dedicaros solo a McEnroe, vivir de ello?
La combinación España, McEnroe, vivir de la música es imposible, porque creo que vivir de la música independiente es algo muy complicado.

¿Cómo fue grabar vuestra primera pieza audiovisual, Cuando abrimos las ventanas, en un caserío en la montaña?
Todo esto vino de lo de GPS (Girando Por Salas) que nos seleccionaron el año pasado y además de los conciertos que te organizaban te daban 3.000 euros para que lo invirtieras en algo del grupo. Nos dieron un mes para gastar esa cantidad y no nos daba para grabar nada y lo más rápido fue este pequeño documental. Como no hemos tenido nunca un videoclip, ni nada por el estilo pues nos salió esta oportunidad y grabamos seis canciones en un fin de semana en Andoain.

Más información en http://www.subterfuge.com/es/ver_artista.aspx?id_artista=148&seccion=0

Pincha aquí para escuchar ‘Vistahermosa‘ y ‘La Cara Noroeste‘, dos de las diez caciones del disco


Esta entrevista ha sido publicada en el número de enero-febrero de 2012 de ExPERPENTO:

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