Entrevista de Covadonga Carrasco
Cuando escuchamos hablar de “Eva no duerme” el tema despertó nuestra curiosidad, quisimos hablar con Pablo Agüero, su director, y después de conocerle, la película tuvo aún más sentido. Sobre gustos dicen, no hay nada escrito, pero Agüero tiene claro que guste o no, su cine no será nunca algo que podamos predecir, que su forma de contar historias intentará siempre ser única y que en la parte que le toca, procurará hacernos sentir con su cinta. Una conversación de esas que pasan muy rápido y saben a poco.
De inicio la película cuenta un tema bastante desconocido al menos para el público español, que es la desaparición del cadáver de Eva Perón durante 25 años. En Argentina sucede lo mismo, es quizá un tema que se ha tenido un poco en el “olvido”…
Es un episodio conocido y desconocido al mismo tiempo. Un personaje muy famoso y un tema casi del que no se ha hablado, misterioso, del cuál la gente ha oído cosas pero más como una especie de leyenda urbana. Es tan delirante la historia real y tan misteriosa, un secreto de espionaje, de la Guerra Fría.
Eva Perón es probablemente uno de los personajes de la historia de Argentina más venerado y más odiado al mismo tiempo. ¿Cómo te atreves a contar un episodio tan polémico? ¿De dónde surge la necesidad?
Supongo que será una virtud y un defecto al mismo tiempo, quizá un delirio de grandeza, querer atacar lo más complejo y generar debate de una manera que además no va a ser consensual. Es mi necesidad de hacer una película como si fuera la última de mi vida, no hacerla ni por dinero, ni por premios, sino para llegar a lograr un objeto único, con un tema excepcional y de una manera que no es la esperada, innovadora. Es lo que yo deseo como espectador, que me sorprendan. Ir al cine a ver algo en pantalla grande, con una imagen que me envuelve, todos esos medios, la historia que me están contando y la forma en la que lo están haciendo que sea llevada a su potencial máximo. Eso me lleva a meterme en líos terribles, con cosas muy difíciles de financiar, de difundir. Pero no me arrepiento.
El cine parece que tiene que ser algo realista o de género y entremedias no hay más lugar a la fantasía de la realidad, la que está contenida en esa realidad. Es también una mentira, es aburrido como espectador.
Eso que comentas tiene mucho que ver con la forma en la que se ha montado la película. No solo el tema es novedoso sino la manera de mostrarlo.
El cine parece que tiene que ser algo realista o de género y entremedias no hay más lugar a la fantasía de la realidad, la que está contenida en esa realidad. Es también una mentira, es aburrido como espectador.
Cuando se trata de un tema histórico se hace siempre de una manera periodística, pero ese es el rol de los historiadores y obviamente de los periodistas, pero no el de los cineastas, no solo dar informaciones sino crear experiencias sensoriales extraordinarias. Un modelo muy norteamericano en el que te explican cosas y te hacen sentir inteligente, cuando en realidad lo único que has hecho es estar tragando información.
Es algo mentiroso también, me di cuenta tras la investigación sobre la película, de que por mucho que buscaba cuáles habían sido los hechos reales, en realidad no hay hechos reales, no hay nada objetivo, son versiones y todas son tendenciosas, porque esto es un caso de espionaje internacional, cada uno da su versión desde un plano político: peronistas, antiperonistas, norteamericanos, nazis, Vaticano… Tienen gran interés en guardar secretos y deformar la realidad, mi función más sincera es buscar qué es lo más verosímil desde mi punto de vista.
Eso lo hicimos con los actores, una reconstrucción de los hechos. En el tercer capítulo, el del secuestro del General Aramburu, los guerrilleros narraron qué es lo que había sucedido, según ellos, pero también tenían un interés político. Por eso cuando yo lo probé con los actores, había cosas que se revelaron absurdas. Esa experiencia me sirvió de mucho en la película. Esas fisuras de la historia me permiten incluir esa parte de fantasía, no de fantasía en realidad porque todo lo que cuento es real, pero haciéndolo de una manera en la que parezca un cuento y al mismo tiempo incluir imágenes documentales para apoyar lo que sucedió, lo desmesurado, lo que no pude filmar.
El tema central de la película parece que sirve un poco como excusa para contar esos 25 años de historia Argentina.
Cuanto más avancé en la investigación más quise centrarme en lo más íntimo. En algún sitio leí que lo mejor del cine es la metonimia, que una parte cuente el todo. A veces mostrar un militar significa mostrar “los militares llegaron”, esa es la inteligencia del cine. Al hacer eso le das cierta universalidad, es un poco un cuento de hadas lo que sucede, no quería ser tanto un historiador de la Argentina como sí alguien que nos cuenta un cuento sobre algo increíble, pero que resultó real, la manera en la que a cada uno le afecta eso. En Argentina las revoluciones sociales con el peronismo, en España con el movimiento de los indignados… Al final es siempre lo mismo, gente que sale a la calle a protestar.
La película de “La abeja maya”, un ridículo dibujo norteamericano, sale al mismo tiempo que “Eva no duerme”. Mi película tiene 20 salas y la abeja 150 y hace menos de la mitad de promedio de espectadores que mi película y a mi película la sacan y a la abeja la dejan porque esas salas están compradas. Eso es monopolio.
Si esta misma historia la hubieran contado en Hollywood con un personaje “suyo” se hubiera convertido en una superproducción y probablemente en la película del año… Películas europeas o latinoamericanas con una factura impecable, una dirección fantástica, un reparto de lujo…, no consiguen esa fanatización, cuando en realidad son cosas que nos tocan mucho más cerca.
Eso es una realidad universal, no te estoy dando un discurso de los años 40, pero es una realidad económica y política, hay una situación de monopolio e imperialismo. No se trata de un discurso político, es algo real. La película de “La abeja maya”, un ridículo dibujo norteamericano, sale al mismo tiempo que “Eva no duerme”. Mi película tiene 20 salas y la abeja 150 y hace menos de la mitad de promedio de espectadores que mi película y a mi película la sacan y a la abeja la dejan porque esas salas están compradas. Eso es monopolio. Es una educación que el espectador ha recibido durante años, no es una casualidad, ha sido una imposición, una estrategia de los Estados Unidos. El cine y las fuerzas armadas han sido la herramienta de los Estados Unidos durante todo el siglo XX para colonizar al resto del mundo y a día de hoy sigue siendo así.
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Pero es una forma de atontar al espectador…
Sí, lo más triste es que incluso los críticos tienen miedo de ser elitistas y temen elogiar cosas que son menos habituales, cuando en realidad ellos son el filtro que puede conseguir que el espectador se interese por otras cosas. El crítico va a acabar elogiando aquello que sabe que va a tener un éxito comercial por miedo a no ser popular.
Pero no es algo que pasa solo en el cine. He visto informativos en los que los agricultores españoles se quejaban de que les salía más caro producir patatas que el precio de venta y luego en el supermercado cuestan 10 veces más. Eso pasaba con “Eva no duerme”.
Se trata del monopolio de la distribución, por eso comemos verduras sin sabor y consumimos también películas que tampoco tienen sabor. Ahí los periodistas tienen la posibilidad de hacer algo, ese granito de arena que lleve aunque solo sea a un único espectador al cine, pero que ese espectador comprenda que hay algo más.
En San Sebastián con “Eva no duerme”, la ovación fue unánime, no se fue nadie, el público si la aceptó muy bien.
¿Cómo ha aceptado la gente la película en Argentina?
Lo cierto es que la respuesta fue muy buena, no sucedió nada de lo que yo esperaba. Pensé que habría un debate político que podría resultar bueno para la promoción de la película, pero lo que llamó la atención fue más la dimensión cinematográfica, todos los grandes medios, incluso aquellos que eran opuestos ideológicamente a “Eva no duerme”, resaltaron la calidad y que no tiene nada que ver con lo que se está produciendo en el cine argentino. Es un objeto en si mismo, fue un reconocimiento muy importante.
En España fue mucho más polémico, la prensa estaba escandalizada porque fuese una película tan de autor y que se presentase en la sección oficial de San Sebastián, que es probablemente uno de los festivales de cine más críticos. Yo he visto salas vaciarse, la gente reacciona y sin embargo con “Eva no duerme”, la ovación fue unánime, no se fue nadie, el público si la aceptó muy bien.
Me pareció muy raro sin embargo que la crítica la señalara por ser excesivamente artística, como si hubiera la obligación de lo que hablábamos antes, que fuese más histórica.
Barajar datos durante una hora y media no te hace aprender, para eso hay que leer, el cine te hace creer que eres inteligente, pero no te enseña. Nadie aprende Historia viendo películas.
En cuanto al reparto, ¿lo tenías claro desde el principio o fueron surgiéndote nombres?
Lo tenía bastante claro, Imanol para mi era la imagen del español más refinado, aristocrático. Gael había quedado entusiasmado con mi primera película en Cannes y me pareció fascinante utilizarlo al revés, él que siempre hace de muchachito simpático que hiciera del dictador más atroz, pero que siga siendo el muchachito simpático. Fanego para mi es el mejor actor argentino, lo comprobé en esta película y Denis es de los últimos monstruos del cine, capaz de aportar a una película algo completamente inesperado.
¿En ningún caso has dudado de la elección de alguno de los actores? No te voy a pedir que me digas quién pero…
Sí, con un personaje si tuve mis dudas… No te diré quién, pero son cosas que pasan. Un casting así, con el presupuesto que tenía la película demuestra el amor de los actores por este proyecto. Actores que trabajan siempre en producciones mucho más grandes, con un calendario muy cargado… La elección no es solo mía es de ellos también, es recíproca, significa que algo estaba sucediendo entre nosotros.
Después de un proyecto así… ¿Qué es lo siguiente?
Estoy oscilando entre proyectos muy muy ambiciosos, negros y complejos. Con el miedo de pasar siete años de nuevo para financiarlo y hacerlo al final con la mitad de presupuesto. Estoy trabajando más en paralelo, tengo escrito el guión de una película sobre la caza de brujas del XVII en el País Vasco, tengo un proyecto para hacer una película en Japón, en japonés… Son cosas que tengo que ir viendo porque sino al final voy a rodar solo tres películas en mi vida.
Acabaré haciéndolas todas, pero tengo que ver en qué tiempos…
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Artículo de «Eva no duerme» en ExPERPENTO: https://experpento.com/eva-no-duerme/
«Eva no duerme» en la edición impresa de febrero-marzo de 2016 de ExPERPENTO:
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