Texto de Reyes Muñoz
“Cinco únicas representaciones” no es lo mismo que ”cinco representaciones únicas” y si quien lee esto presume de la curiosidad como una de sus principales virtudes, sin duda, debería acudir todos los días al Valle Inclán, como testigo y actor del “montaje”. No debemos olvidarnos de aquel que cree que el individuo no puede cambiar el mundo, pero tampoco del que piensa que el individuo es el único que puede cambiar su entorno. Todos, absolutamente todos, se expondrán a un «experimento» único en el que la palabra es el vehículo para diluir o fijar criterios.
La acción sale del escenario y ensaya con las reacciones del público. El teatro se transforma en un Parlamento donde cada uno de los presentes, armado de un mando a distancia, podrá votar y gobernar un peculiar hemiciclo en el que los colores políticos están por definir, y sin duda, cambiarán de representación en representación.
El aforo está limitado por los mandos a distancia: 200. Los espectadores se sientan en butacas dispuestas en gradas, simulando un parlamento. Nadie sabe quién va a comprar entrada ni qué va a hacer con el poder en su mano. El que se sienta a tu lado es un desconocido. En una especie de simulación la realidad brota de la ficción, justo al contrario que en un parlamento convencional, en el que la realidad se convierte en ficción representada con más o menos pasión: el público son los parlamentarios sin turno de palabra, miembros de la cla o spoilers, según toque. Y fuera nosotros –patrocinadores del montaje– que percibimos que aquellos ni escuchan ni se interesan, sólo aplauden o abuchean según quien recite en cada momento. “Veamos qué sucede si de pronto, a falta de todo poder efectivo, el papel de la palabra vuelve a ser aquel, exquisitamente, originalmente político, de convencer a quien la escucha. Quizá la última playa de la política verdadera se encuentre en esa ausencia total de poder práctico. Pendiente de voto trata de ser esa última playa. No ya la versión falsa de un verdadero debate parlamentario, sino la versión verdadera del falso debate vigente. No ya ficción de la política, sino política de la ficción: políticos verdaderos contra los verdaderos políticos; o política verdadera contra toda forma de realpolitik.”
Pendiente de voto estará en el Teatro Valle Inclán (Sala Francisco Nieva) del 29 de febrero al 4 de marzo de 2012. Quizás en otro momento, en el que el “hamburguesamiento” era tendencia, la propuesta hubiera pasado sin pena ni gloria o quizás, ni siquiera hubiera pasado por los escenarios de Madrid. Sin embargo, en los tiempos que corren, en los que la acción ciudadana se da cuenta de sus capacidades y brama ante la sordera política, la escenificación parece como surgida del alma de la calle. Como sus artífices (o artificieros) dicen: “¿Teatro de inmersión? Más bien, teatro de emersión”.
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