[Una mujer cualquiera vuelve a casa] de Jo Alexander


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Texto de BiPaul

Hay cosas que me llaman la atención: como que el hombre del tiempo se apellide Brasero, que un argentino que conocí y que no paró de hablar en tres horas, se llamara Blas; que mi escritor favorito sea León; o que este libro de relatos, en el que mujeres asesinan a hombres, se publique en una editorial que se llama Alrevés.

Una mujer cualquiera vuelve a casa va de mujeres de más de treinta años que matan a hombres de menos de treinta, en diferentes espacios y tiempos. El libro se abre con una pregunta: «¿Conoces el cuento de la rana y el escorpión?». Esta pregunta sobrevuela todas las historias del libro. Aunque en cada relato se desvelan las claves de los crímenes, el motivo se repite. Jo Alexander, la autora, publicó en Zenda un texto que terminaba así: «No podemos huir demasiado tiempo de lo que en realidad somos», que es la moraleja del cuento de la rana y el escorpión. Pues eso.

Cortázar aparece en todas las críticas del libro. Jo Alexander sí que juega con el lector, pero hasta ahí la concordancia. Tiene su propia voz que a mí me lleva al cine: con secuencias, sonidos, bandas sonoras, luces frías y luces cálidas, máscaras y clichés.

Un buen cuento se mastica. No he leído las novelas de la autora, pero se nota que con este género —tan maltratado en la era del internet— la goza. Me temo que es de las personas que sufren del síndrome del perfeccionismo; y los relatos le permiten ser muy tiquismiquis y dar vueltas al asunto, pensar en el desayuno, buscar los fallos y las trampas, borrar lo que sobra, retorcer lo obvio; y envolver la literatura con papel de regalo, sin invertir tiempos eternos y sin caer en la frustración.

La autora ejecuta los relatos, como la protagonista del cuento que da nombre a la colección, ejecuta a su víctima. Con premeditación y tino, sin poner palabras de más. A veces sí que pone de menos, pero para desafiarnos, para que rebusquemos el momento exacto de la confesión o el zenit. No sé a ti, pero a mí los libros tramposos me caen fatal. Este —doy las gracias a Jo Alexander— no es un libro tramposo: todo está ahí, la respuesta está en las palabras. Y esto es lo que hace que la colección de relatos, en su conjunto, sea muy inquietante.

Más información: https://alreveseditorial.com/libros/una-mujer-cualquiera-vuelve-a-casa

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