Texto de BiPaul
Título original: Beau is afraid
Dirección y guion de Ari Aster
Reparto: Joaquin Phoenix, Patti LuPone, Kylie Rogers, Nathan Lane, Amy Ryan, Armen Nahapetian, Parker Posey…
Estados Unidos, 2023
Leemos en la información que mandan a las revistas que Beau tiene miedo es una película de «terror surrealista ambientada en un presente alternativo». Yo no encuentro el terror por ningún lado, y lo que sí que encuentro es mucho humor. Es un humor tan negro y malvado que me genera cierto sentimiento de culpa.
Lo mismo me sucedió con Midsommar. He leído que el director ha dicho que Beau tiene miedo es «una comedia judía». No sé a qué se refiere con «judía», quizás a la constante de la culpa en los guiones de directores como Woody Allen.
También he leído que esta debería haber sido la ópera prima de Ari Aster. Yo me alegro de que no haya sido así, porque sin Hereditary y Midsommar, seguramente, Joaquin Phoenix no hubiera aceptado el papelón. Porque es un papelón, en el mejor y en el peor sentido de la palabra. El oscarizado actor —por Joker, ojo— se presta a hacer uno de los personajes más ridículos de la historia del cine y lo borda. Quizás, lo peor del film sea el propio Ari Aster. O el halo de Ari Aster, de quien se dice que firma obras maestras y posiblemente ruede sus guiones con esta losa sobre los hombros, por mucho que él repita en las entrevistas que trabaja de una manera intuitiva.
Beau es un señor de mediana edad que tiene miedo a la vida. Lo que nos muestra Ari Aster es el mundo a través de sus ojos desde el mismo momento de su nacimiento —gran escena—. El macguffin de la trama es la cancelación de un viaje que Beau debe hacer para celebrar con su madre el aniversario de la muerte de su padre. Y el resultado es una película sobre la culpa y el miedo. Es una película que muestra los traumas de una persona cuya maduración ha sido cortada de manera artificial.
Hay un montón de referencias cinéfilas en la película —hacia el final me pareció captar un homenaje al propio Joaquin Phoenix y su Commodo en Gladiator— y no sé si en el imaginario de Ari Aster está La Flor de Llinás. En sus tres horas de película, nos encontramos tramas perfectamente cronometradas en fascículos de media y una hora, que a veces se resuelven y en otras, nos llevan a otras tramas distintas, como ocurriera en la cinta del argentino. A capón diré, porque es una sensación constante del visionado, que Beau tiene miedo es un remake surrealista y millennial de El show de Truman de Peter Weir, en el que la madre de Beau es la productora de toda una realidad destinada a cargar de terrores al hombre. En la pieza más onírica del film, Beau es invitado a ver una obra de teatro en el bosque —la escenografía no puede ser más bella— y ahí descubre como hubiera sido su vida sin una montaña de miedos.
Me ha parecido, al leer críticas profesionales de este film, que no se atreven a decir lo que piensan para no restar puntos en la escala snob, y su afirmación más valiente es que dura mucho. A mí sí que me ha gustado y no se me ha hecho larga, he tenido momentos de carcajadas perversas y he podido imaginar a Ari Aster, en la faceta de guionista, llorando amargamente en modo flagelación, mientras escribía las escenas más ridículas para Beau. Pero entiendo a quien dice que es un pastiche, o un bodrio, o un rollo… Pasa un poco como con Balada triste de trompeta —veo conexión entre Beau y Javier, el personaje interpretado por Carlos Areces— capaz de desatar el aplauso histérico de Tarantino y aprobar por los pelos en la valoración del público.
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