[El instante en el que se encienden las farolas] de Empar Fernández


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Texto de BiPaul
Más información: https://alreveseditorial.com/libros/el-instante-en-que-se-encienden-las-farolas

Aunque no os lo creáis, hubo un tiempo en el que la literatura negra se consideraba de segunda, un pasatiempo para la plebe cultural que jugaba a adivinar quién era el asesino. En algún momento esto cambió.

Habrá quien diga que la dignificó Agatha Christie —que es fantástica para retomar el gusto por la lectura tras un parón—, por aquí nos declaramos seguidores de Patricia Highsmith, y un punto clave, sin duda, fue la explosión de la novela nórdica, en cuyo trono brinda con coca-cola light la Lisbeth Salander de Stieg Larsson. Pero entre todos esos nombres, casi, casi de sorpresa, surgió una narrativa en castellano con Dolores Redondo, Víctor del Árbol o —permitidme la impertinencia—, Carlos Ruiz Zafón. Y tela, telita, tela.

Y en este tela, telita, tela, he descubierto gracias a ExPERPENTO a Empar Fernández. Puedo decir, habiendo leído solo este libro, que se inscribe en esa ola de escritoras que se entregan a la dulce melodía de crear sucesos e investigadores, y hacerlo sin ahorrar en literatura. Porque ese es el matiz diferenciador: la novela negra iberoamericana está muy bien narrada, muy bien escrita (que vaya usted a saber si esto se debe al sesgo de las traducciones).

Desde que Stieg Larsson invetara a Salander y Blomkvist, la literatura negra no volvió a ser la misma: dejó de importar el crimen, y el peso cayó en la entidad del investigador y la denuncia social. Empar Fernández también cae en las dos trampas. Lo social por delante y un investigador redondo. El suyo, el de la autora, es el inspector Tedesco, un tipo meticuloso y reflexivo que en 2023 se alzó con el Premio Hammett de la Semana Negra de Gijón, por protagonizar El miedo en el cuerpo. En verdad el premio se lo llevó Empar Fernández, pero resulta un personaje tan humano, que lo puedes imaginar recogiendo un galardón, resoplando porque no le van estas cosas, y cabreado en el momento de descubrirse ficción.

El instante en el que se encienden las farolas es un metódico compendio de fichas escritas en presente. El presente, que está en el título, y en toda la narración, actúa como un cartel de «no pasar»: un hombre sale de casa en la tormenta, un taxi se accidenta, una desconocida se amarra a la vida, etcétera. No cuento más. El libro es una sucesión de instantes, narrados con esmero por una autora que te hace creer que ni ella misma conoce el futuro de la historia. Lo único que añadiré es que también pone en primer plano una denuncia social de la que tampoco diré nada.

¿Hace falta leerse toda la serie Tedesco para saborear El instante en el que se encienden las farolas? No, sin duda, no. En esta novela, encontramos los matices necesarios para entender el alma de la historia. Pero seguramente, si empiezas por esta novela, seguirás con el resto. Tengo suerte: ya están publicadas.

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