Patti Smith: Three hits wonder???


Ilustración (c) de Rubén Rodríguez Risquez
Texto de BIPaul

«No necesito que me llamen la sacerdotisa del punk, la yegua salvaje del rock y demás cosas que me han llamado. Mi mejor obra la hice cuando estaba casada y apartada de los escenarios. Mucha gente lo encontraba patético».

Desde que pasó de los setenta, no hay entradilla a entrevista que no diga: «a sus x años, Patti Smith está a full». Yo soy incapaz de hablar sobre esta mujer —nacida en 1946— como un señor de los que se acercan a tu madre y gritan: «Qué bien está usted, señora». No, no, y no. Patti Smith es mito eterno. Y yo tengo la teoría de que cuando necesita, por ejemplo, reformar el váter, se marca un Botánico y listo.

«Because the night» es un descarte de Bruce Springsteen que llegó a manos de Patti Smith. Ella rehizo la letra y la colocó como sencillo en su Easter, y él la canta con su propia letra en los conciertos. Por cierto, que Springsteen también ha pasado de los setenta y nadie lo trata de entrañable abuelete marchoso.

«People have de power» es un himno de himnos: generacional, feminista, ecologista, —su hija mayor, Jesse Paris Smith, lidera el movimiento «Pathway to Paris», que trabaja para combatir el cambio climático—. La canción apareció por primera vez en 1988 como el segundo sencillo de su álbum Dream of life. Escucharla cada mañana debería ser obligatorio.

Y «Gloria» es de Them y tiene más versiones que una jota, pero la mejor es la de Patti Smith, porque la convirtió en un grito. Metió la canción en Horses y de la estrofa de inicio es lo de: «Jesús murió por los pecados de alguien, pero no los míos». Por cierto, Van Morrison nació en 1945 y es presentado como leyenda, no como yayo.

Escribir de Patti Smith tiene el riesgo de centrar todo en Horses. Impactó más en el arte que en el público, en forma y fondo, en su estética y su política. Fue retratada por su amado Robert Mapplethorpe, que también le dejó la pasta para grabarlo. Inventó el punk poético, o el punk intelectual, o algo así. Pero en el 75 ya tenía un nombre en el circuito. En el 69 viajó a París, tocó por las calles y la leyenda cuenta que ante la tumba de Jim Morrison decidió que era una artistaza. En Nueva York era habitual del CBGB y el Max’s Kansas City y amiga de los beats. En 1973 había sido telonera de New York Dolls… Así que Horses es más un culmen que un inicio.

En sus performances entraba en trance. En 1979 presentaba Radio Ethiopia en Tampa, Florida, cuando se cayó del escenario. Sufrió fracturas en el cuello y tuvo que descansar para recuperarse. En nada llegó 1980. Se casó con Fred «Sonic» Smith y empezaba una vida extrañamente hogareña. Criticaron que se retirara del arte pero solo se retiró de lo público.

Los noventa estuvieron marcados por la muerte de su marido y su hermano. Patti Smith cayó en una depresión. Volvió a Nueva York. Sus viejos amigos, Bob Dylan —a este sí que lo tratan de chocho—, Michael Stipe y Allen Ginsberg, se aliaron para sacarla del pozo. Se fue de gira con el Nobel y reinició su carrera.

En casi cinco décadas Patti Smith no ha dejado de escribir, tocar, componer, en definitiva, de crear. Es artista, es su trabajo. Y os cuento una anécdota: para escribir este homenaje me he leído unas veinte entrevistas con Patti Smith. No lo hagáis: ahora sueño con montar una secta para difundir su evangelio. Qué señora más lúcida y racional. Casi no parece punk.

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