Texto de Vicente Martín
¿Aún es posible que un grupo como los Foo Fighters, provenientes de los fines del grunge, nos arrojen sus trabajos a la cara y nos sigan ilusionando? Pues sí, y además en este caso, casi más que nunca. Para la producción de Wasting light, Dave Grohl ha contado con las manos y oídos de Butch Vig –productor del Siamese Dream (Smashing Pumpkins) o Nevermind (Nirvana)–. Además, superadas viejas rencillas, está la colaboración inestimable de su viejo compañero de banda Krist Novoselic –bajista de Nirvana.
«Rope» es el primer single, que ya está pegando fuerte en las listas. Preludio del lanzamiento oficial del disco previsto para abril, es hasta bailable. El riff de guitarra con delay nos muestra que no estamos ante una canción simple: la voz de Grohl suena con fuerza y el video, en el aparecen a parte de Grohl sus dos guitarras con una imagen muy potente, es simple pero muy atractivo.
«Arlandia» y «White limo» dejan patente de manera muy clara la dureza tanto vocal como musical. Con «White limo», que se pudo descargar gratis hace unos meses antes de la salida del single, uno no echa de menos a Nirvana, al tiempo que el espíritu Foo se mantiene intacto. «Dear Rosemary», «These days» y «Back and forth» son más sosegadas, sentimentales y hasta pop. Los definiría como cortes estratégicos entre tanta energía. Menciones especiales para «A matter of time» y «Miss the misery» en los que los Foo suenan como en su primer disco, con guitarras que aullan como en los viejos tiempos. Tal vez estos temas sean los preferidos de los fans veteranos.
Es de agradecer que después de tanto refrito y producción cuidada, los sonidos analógicos, las guitarras con distorsión natural, y los berridos harmónicos puedan sonar a nuevo. Si cada vez que lanzan un disco se habla de The colour and the shape, en esta ocasión la comparación es ineludible. Butch Vig ha hecho un buen trabajo con su mesa de mezclas analógica de 24 pistas, con la que ya ha conseguido algunos de los mejores discos de la historia del Rock.
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