Entrevista de Reyes Muñoz de la Sierra
Fotografías [c], incluida portada de Jerónimo Álvarez
Más información: https://www.facebook.com/xoel.Lopez.Oficial
«Ahora nada es igual pero todo es lo mismo». Robamos a Xoel López uno de los versos de «Patagonia» para intentar encajar lo que supone este Sueños y pan en su carrera, sembrada por trece o por dos discos anteriores, según se mire. En él encontramos toda la sabiduría de veinte años de carrera, pero también el cierre de una etapa que comenzó con Atlántico en 2012 y su migración a las Américas. Por el medio surgía esa joya llamada Paramales. En Sueños y pan encontramos diez temas tan característicos como cualquiera de los anteriores y tan diversos como todas sus creaciones. Aquí quizás, se acaba una etapa. Una etapa que acaba de empezar. Final de trayecto. Realojen el tren.
No sé si es demasiado temprano o demasiado wagneriano ponernos a hablar de una tetralogía, pero lo de la trilogía ya es un hecho, ¿no?
Para mí sí porque aquel Atlántico que fue el primer trabajo que publiqué como Xoel López, marcó el inicio de algo. El principio está muy bien definido. Luego si este disco es el cierre o no, ya lo veremos con tiempo, aunque a mí me da la sensación de que esta historia del viajero que se va y regresa y apuesta por esta circunstancia, lo que supone el viaje, el regreso, de alguna manera termina aquí. También es verdad que todo eso forma parte de mi vida, de mi bagaje, de mi experiencia. Pero creo que el siguiente paso será algo diferente. Aunque es pronto, si pienso en el futuro me imagino quizás un proyecto compartido o un disco de versiones, o desde otro lugar.
Te hermanas con Aute.
Yo creo que más que un hermano sería como un tío. Para mí es un referente musical y aunque nuestras músicas no se parecen, es parte de mi cultura musical. Recuerdo escucharlo en el coche, con mis padres. Y por otra parte su idea de arte, de la creación, de la parte pictórica, poética, esa idea de creador casi humanista, me gusta aunque por desgracia no la comparto.
Estoy de acuerdo. Vuestras músicas son distintas por únicas, pero os une un sentido literario de las canciones. Vuestras letras se pueden leer.
Eso no lo puedo decir yo. Lo puedes decir tú, o lo puede decir quien piense lo mismo. Yo no me atrevo a hablar en esos términos de mis composiciones. Pero bueno, es verdad que a mí me gustan las letras de Aute más allá de la música. Quizás representamos esa idea del cantautor pero que va más allá del clásico cantautor. En mi caso, creo que tiene que ver con que tengo el formato acústico y acabo tocando mucho con mi guitarra. Yo me considero algo que se sale de esa idea clásica, quizás porque tengo raíces pop-rock, porque creo que mezclo música, porque intento trascender las fronteras estilísticas. Y con Aute pasa lo mismo, va más allá de la idea de cantautor clásico.
Estoy pensando que entre el disco y el libro tienes que estar harto de promo.
Pues mira, este año me ha dado por contar las entrevistas por primera vez en mi vida. La tuya es la cincuenta y una con el disco. Y antes, en septiembre, con el libro hice otras treinta y una. Desde septiembre hasta este momento he hecho ochenta y dos entrevistas, y ahora me voy a México y serán otras tantas. ¿Qué te parece?
Pues que me lo están poniendo muy difícil. A ver qué te pregunto yo ahora.
¡No! De lo que me doy cuenta ahora que lo analizo contigo, es de que el ser humano es muy complejo. No creas que me preguntáis todos lo mismo. Cada periodista tiene sus inquietudes y aunque hay preguntas muy troncales, ineludibles, me doy cuenta de que las visiones sobre el disco cambian mucho según quien lo escucha.
«Cuando escribo es porque estoy buscando algo y mi propia duda me lleva a la idea de que a la verdad no voy a llegar nunca. Por eso no puedo ser categórico».
Y sobre el libro supongo que depende de quién lo haya leído. Bailarás cometas bajo el mar, ¿es un libro de poemas o son canciones sin instrumentos?
Es complejo. Hasta para mí es difícil de explicar. Yo creo que es el universo de donde salen mis canciones. Es una especie de masa madre. Lo que pasa es que siento que de alguna manera esos versos fueron mutando y llegó un momento en el que alguno de los escritos podía funcionar sin música. No me considero un poeta, yo no escribo con esa cultura o con la mentalidad de un poeta. Lo mío es otra cosa. El libro es un crisol. Mezcla versos, microrrelatos, algún aforismo, está desordenado. Yo no pretendo cambiar el mundo de la poesía, yo no pertenezco a ese mundo. Lo veo desde cierta distancia.
El libro está unido con este disco. Estoy pensando en «Insomnio», por ejemplo.
Yo creo que el libro puede resultar bonito para aquellas personas que quieran entender algo más del disco. Lo escribí en los últimos años y acompañan a la manufactura del disco. Si alguien quiere entender el camino que yo sigo para llegar a esas diez canciones, el libro es la base. La base lírica, porque para entender el camino de la base musical, quizás debería hacer una lista de spotify o un disco instrumental. Todo lo que hago deriva a un cancionero, que es mi forma de expresión natural.
Al escuchar tu disco he tenido sensación de paz. Últimamente es como que los discos me riñen. Tú te lees la cartilla solo, sacas tus conclusiones y las conviertes en canciones, son la expresión de un recorrido íntimo.
Estoy de acuerdo. No puedo hablar de los demás. En realidad creo que siento una especie de respeto y muchas veces pienso en si lo que hago va a gustar, o puede resultarle positivo a alguien. Quizás sí que hay discos muy categóricos en sus mensajes. Cuando escribo es porque estoy buscando algo y mi propia duda me lleva a la idea de que a la verdad no voy a llegar nunca. Por eso no puedo ser categórico. Es como la idea de belleza. Yo voy a intentar desgranar la vida, poco a poco y como pueda. Las canciones están ahí para que la gente las escuche, las sienta, o las aproveche como le venga bien. Me ilusiona pensar que si en el mundo hay una persona que escucha una canción y se siente mejor en ese momento, el disco ya es una victoria.
Hay mucho amor y hay algo de decepción en este Sueños y pan, pero siempre con ese punto de «estamos vivos».
Estamos vivos, a pesar de todo. Estamos en una sociedad muy ruidosa, que despista mucho, con muy poco espacio para la reflexión o para mirar hacia dentro, con poco tiempo para conocer al otro. Sí, estamos vivos, a pesar de todo.
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Tengo un amigo escritor Óscar M. Prieto, al que le pregunto de vez en cuando si no le saldría a cuenta escribir como todo el mundo y él contesta: «me encantaría, pero es que no me sale». ¿A ti no te sale hacer un disco con unas bases musicales normales y corrientes?
A mí tampoco me sale. Mi expresión artística es un reflejo de toda esa diversidad musical, esa inquietud, esa curiosidad, porque en el fondo todo se reduce a eso, como le pasa a tu amigo, tampoco yo lo puedo evitar. Me gustan los trabajos de alguna gente que no se mueve demasiado, eso también es algo hermoso. Pero sí, creo que yo solo sé hacerlo de esta manera. Estoy acostumbrado a moverme. Cuando siento que me estanco me pasa que me aburro. Con Juan de Dios, mi antiguo productor, nos decíamos mucho: «aquí ya hemos estado». Era como una máxima que teníamos para salir de ciertos lugares. Con Ángel Luján, mi productor actual, rehicimos algunas melodías porque se parecían a otras de alguna grabación, que esto también es normal: cuando llevas catorce discos y veinte años de carrera tienes que poner de tu parte para no repetirte.
«La fase más bonita de la composición llega cuando ya no piensas las cosas y no sabes ni por qué te salen como te salen. Mis influencias están tan diluidas que no sé a qué responde eso que hago»
Hay mucho piano en este disco. O al menos a mí me lo ha parecido, quizás por comparación con los otros.
«Balas» es especialmente «pianosa». Grabamos en directo los pianos Charlie Bautista y yo, a la vez. No tiene bajo, no tiene guitarra, solo tiene percusión y piano, creo recordar. Pero no sé si hay piano en todo el disco. Quizás sí, porque Charlie ha estado en todo el proceso involucrado, y es un guitarrista magnífico, pero siempre busca armonías y le gusta ese toque de teclados. No sé si hay mucho piano, lo que no hay es guitarra, aparece solo en alguna canción.
Está la investigación musical, de tema a tema, de minuto a minuto. Y luego te llaman para acústicos. ¿No sienta mal?
No me sienta mal pero a veces sí que me da pena. Porque trabajas tanto, tanto y durante tanto tiempo. El disco te puede gustar o no, pero es un disco trabajado a tope. Y sí, vas a una radio o a una presentación con la guitarra, porque no tienes presupuesto para mover a toda la banda. Da un poquito de pena. Y también que te digan: «me encanta la versión acústica». Intentas explicar de dónde vienen las canciones y que la obra que presentas se escucha en el disco o en los conciertos de toda la banda. El acústico me gusta, me parece interesante, pero muchas veces me sabe a poco.
A mí me han gustado hoy «Balas» y «Primavera». Mañana igual son otras. ¿Tienes tú alguna preferencia?
¡Te han gustado las del piano! Yo te digo «Cometas» e «Insomnio». Pero te lo digo hoy. Igual dentro de un mes son otras. Si me dicen de tocar un par de canciones estoy tirando a esas dos. Me gusta cantarlas. Pero estoy enamorado de todas ellas. Por el momento no he tenido ningún desencanto.
El disco es precioso.
Estoy expectante. Aún no tengo respuesta del público. Aún no he salido a girar y es algo que va a tardar, así que tengo un poco de ansiedad. Esto será así hasta que llegue marzo y empiece con la gira para poder presentarlo en directo.
Pero has estado ya en América y te vas otra vez.
Me voy a México. Esto ha sido un poco casual. Surgió la gran oportunidad de tocar en la Feria Internacional del Libro en Guadalajara y no la podíamos desaprovechar. A raíz de eso cerramos un concierto en Ciudad de México. Quizás hubiera sido mejor ir un poquito más adelante. No sÈ. Era una oportunidad y la hemos aprovechado. Es el primero de mis discos con edición física en México, Argentina, Colombia y Uruguay.
Tus canciones se vienen arriba. Y es ahí donde está su punto de emoción. ¿Creas de manera consciente o te sale?
Me sale así. Yo creo que son cosas que uno aprende escuchando música y haciéndola. La fase más bonita de la composición llega cuando ya no piensas las cosas y no sabes ni por qué te salen como te salen. Mis influencias están tan diluidas que no sé ni a qué responde eso que hago. Toda la mezcla es la que marca la personalidad musical y eso que llaman el sonido propio.
¡Por fin una canción de amor dedicada a Madrid!
Hubo una canción no dedicada, pero sí contextualizada en Madrid: «El cielo sobre Madrid» con Deluxe. Pero es verdad que esa trilogía de la que hablabas al principio, está marcada por la ida y ahora por la vuelta a Madrid. Es lo que la cierra y tenía que mostrar mi cariño a la ciudad y salió en forma de canción. Ahí expreso esa dualidad de sentimientos que yo tengo con la ciudad y con todo en la vida. Es una canción de amor, un te quiero con lo bueno y con lo malo.
La ausencia como tema es algo recurrente en tus discos. En Paramales escuchábamos «La casa hace ruido cuando no estás». También en este disco hay algo de eso.
«La casa hace ruido cuando no estás» la compuso mi mujer y yo la interpreté. Y ahora «Insomnio» tiene algo que ver con la idea de ausencia. Es la idea de estar con alguien aunque no sea físicamente. Ya salía en «Tierra», ¿no? Es la conexión mental, la sensación de estar cerca aunque estés lejos, o la de estar en casa rodeado de gente y sentirte solo. Es el hogar más allá de lo físico.
Acabas el disco con una nana. ¿El gallego te suena a hogar?
Claro. Pero el castellano también. Compuse una canción para cantarle una nana a mi hijo y luego decidí meterla en el disco. Mira, de hecho es la primera canción que barajé para el disco. La fui componiendo sobre la marcha hasta que un día me senté y me lo tomé como algo formal. En esas noches de no dormir, si tú te dedicas a hacer canciones, pues pasan estas cosas, es inevitable en todos los contextos.
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Lee la entrevista a Xoel López en el ExPERPENTO de Diciembre 2017 – Enero 2018:
Enlace directo: https://issuu.com/experpento/docs/experpento_diciembre2017/4